jueves, 31 de diciembre de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 127


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Miércoles á diez y nueve de febrero hizo el dicho Garcia Merino una fundicion de treinta arrobas de metal, y diez y siete de almártaga: que sacó cuatro planchas de plomo, que tuvo diez arrobas y doce libras.
Relación de las fundiciones que se han hecho por García Merino, en los relaves de Martin Delgado, que comenzaron martes á cuatro de febrero de mil quinientos cincuenta y seis años.
Hizo dos fundiciones de á treinta arrobas de metal cada una, y diez y siete de almártaga: salieron veinte planchas, que pesaron diez y seis arrobas y cinco libras.
Han sacado desde el lunes diez hasta el sabado quince de los relaves de tres fundiciones, trece planchas, que pesaron treinta y cuatro arrobas y diez libras.
Jueves en la noche hasta el viernes se hizo otra fundicion de treinta arrobas de escorias; diédonse diez y ocho de almártaga.
Item: desde viernes á diez y siete de hebrero hasta viernes á seis de marzo se hicieron nueve fundiciones de á treinta arrobas de metal; las dos llevaron á diez y ocho arrobas de almartaga, y las siete á diez y seis, que suman de almártaga ciento cuarenta y ocho arrobas.
Relacion de las fundiciónes que se han hecho en el partido de Gonzalo Delgado, por parte de los tudescos, á cuenta de García Merino desde el lunes á veinte y siete de enero de mil quinientos cincuenta y seis.
Desde el dicho lunes hasta sábado primero de hebrero del dicho año, hicieron los tudescos siete fundiciones y media á treinta arrobas de metal, y diez y seis de almártaga; tuvieron de plomo treinta y seis planchas, que pesaron setenta y una arrobas y cinco libras.
Este sábado se pesaron mas tres planchas de las dichas siete fundiciones y media, que pesaron cinco arrobas y diez, libras.
Desde el lunes á tres de febrero hasta hoy sábado á ocho del dicho mes, hizo Hernando Diez con los de Hornachos cinco fundiciones de á treinta arrobas de metal, y diez y siete de almártaga: y hobo de plomo diez y siete planchas, que pesaron cuarenta y tres arrobas y ocho libras.
Las fundiciones que se han hecho por los alemanes, y de Hornachos y de García Merino en su nombre, desde el lunes á diez de febrero hasta sábado á quince, son siete de á treinta arrobas de metal de almártaga: se gastó en las siete, diez y seis arrobas de almártaga, y salió de plomo hasta el sábado á medio día treinta planchas, que pesaron setenta y cuatro arrobas y doce libras.
Las fundiciones que se han hecho desde el lunes á diez y siete de febrero hasta viernes, hasta veinte y uno del dicho mes, del partido de Gonzalo Delgado en los hornos de los alemanes, cinco fundiciones á razon de treinta arrobas de metal; á las cuatro, diez y seis de almártaga y las otras doce, que monta en todo setenta y seis arrobas de almártaga: salió de plomo en veinte planchas, que pesaron cincuenta arrobas y diez y seis libras.
Las fundiciones que se han hecho por los alemanes en el partido de Gonzalo Delgado, desde martes á veinte y cinco de febrero hasta sábado últímo del dicho mes, se hicieron seis fundiciones á treinta arrobas de metal, y diez y seis de almártaga: salió de plomo veinte y tres planchas, que pesaron cincuenta y seis arrobas y diez libras, y de almártaga se gastó noventa y seis arrobas.

martes, 29 de diciembre de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 126


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Desde el lunes veinte de abril hasta sábado veinte y cinco se ha hecho de lo de Martín Delgado, ocho fundiciones de á treinta arrobas de metal, llevaron de almártaga cuarenta y ocho arrobas y media y cuarenta y cuatro de cendradas: salió de plomo veinte y cinco planchas, que pesaron setenta y siete arrobas y ocho libras.
Fundíciones de Diego Ramirez de Llerena, del pozo de Pero Alvarez.
Esta semana se hizo una fundicion de Diego Ramírez, de á treinta arrobas, y otro poco que hubo de veinte y dos arrobas de metal, llevaron de almártaga treinta arrobas: salieron de plomo seis planchas, que pesaron veinte y tres arrobas y cinco libras.
Martin Delgado. En esta semana desde domingo á veinte y cinco de abril, hasta, segundo de mayo, se han hecho trece fundiciones por los alemanes de á treinta arrobas de metal, las cuales llevaron setenta y ocho arrobas de almártaga y ochenta y dos de cendradas, salieron de las dichas fundiciones cuarenta y dos planchas, que pesaron ciento y setenta y ocho arrobas y dos libras.
Desde domingo á tres de mayo, hasta sábádo á nueve del dicho mes, en lo de Martin Delgado se hicieron doce fundiciones de á treinta arrobas de metal, y llevaron de almártaga ciento y diez arrobas, y treinta seis arrobas de cendradas, salió de plomo treinta y siete planchas, que pesaron ciento y setenta y cuatro arrobas, y diez y seis libras.
Desde domingo á diez de mayo, hasta sábado á diez y seis, en lo de Martin Delgado se hicieron tres fundiciones de á treinta arrobas de metal y á doce de almártaga, salieron de plomo diez plamchas que pesaron treinta y cuatro arrobas doce libras.
Relacion de las fundiciones que se han hecho desde domingo á diez y siete de mayo, hasta sábado veinte y tres del dicho mes, en lo de Martin Delgado por los alemanes. Paresce que son quince fundiciones de á treinta arrobas de metal, las seis de piedra cobre y las nueve de metal: llevaron estas quince fundiciones ciento y ochenta arrobas de almártaga, salió de plomo veinte y nueve planchas, que pesaron ciento y ochenta y tres arrobas y diez libras.
Relacion de las fundiciones que se han hecho desde Iunes á quínce dias de junio, hasta veinte del dicho por los alemanes.
Han hecho los dichos esta semana, nueve fundiciones de á treinta arrobas de metal, las siete de metal y las dos de cobre, llevaron estas dichas fundiciones á doce arrobas de almártaga, salió de plomo de las dichas fundiciones veinte y dos planchas, que pesaron ciento y veinte y cinco arrobas y dos libras.
En veinte y cinco de junio hicieron los alemanes siete fundiciones de Martin Delgado, de á treinta arrobas de metal y doce de almártaga salió de plomo veinte planchas, que pesaron ochenta y cuatro arrobas.
Desde lunes á diez de febrero hasta sabado quince hizo Tello una fundicion que sacó cuatro planchas, que pesaron siete arrobas y diez libras.
Esta semana susodicha, que fueron á diez de febrero hasta quince, hizo García Merino una fundicion que sacó cinco planchas, que pesaron diez arrobas y diez libras.

domingo, 27 de diciembre de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 125


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Item: se han hecho en la dicha mina, desde el lunes segundo de marzo hasta sábado siete del presente, siete fundiciones á razon de las treinta arrobas de metal y diez y seis de almártaga; salió de plomo treinta y una planchas, que pesaron noventa y seis arrobas de plomo: gastóse de almártaga ciento y doce arrobas.
Hiciéronse, desde lunes nueve de marzo hasta viernes trece del dicho, en la vena de Martin Delgado nueve fundiciones por los alemanes, á treinta arrobas de metal cada fundicion; las siete dellas á diez y seis arrobas, y las dos á doce de almártaga, que son ciento treinta y seis arrobas de almártaga: salió de plomo treinta y cuatro planchas, que pesaron ciento veinte y dos arrobas y dos libras. - Gonzalo Yañez.
Hanse hecho desde el lunes diez y seis de marzo del dicho año hasta sábado veinte y uno, en lo de Martín Delgado por los alemanes once fundiciones de á treinta arrobas de metal, las dos á catorce arrobas, y las nueve á doce: salió de plomo cuarenta planchas, que pesaron ciento treinta y seis arrobas y veinte libras.
Hanse hecho del partido de Martin Delgado desde el miércoles, por los alemanes, cinco fundiciones de á treinta arrobas de metal, y doce de almártaga: salió de plomo treinta y dos planchas, que pesaron cincuenta y nueve arrobas y veinte libras.
Compañía: Item: se hicieron de la Compañia por los de Hornachos, y los de Azuaga, y los de Castuera, desde sábado á veinte de marzo hicieron los de Azuaga una fundicion de treinta arrobas de metal y de almártaga diez y ocho: salió de plomo cuatro planchas, que pesaron siete arrobas y veinte libras.
En este día á García Merino se le dió las dichas treinta arrobas de metal, y diez y ocho de almártaga, salieron tres planchas que pesaron seis arrobas y cinco libras.
Lunes á veinte y tres del dicho mes, Miguel Gil y sus consortes hicieron otra fundicion de las dichas treinta arrobas de metal, diez y seis de almártaga: salió tres planchas que pesaron ocho arrobas y quince libras. Miércoles veinte y cuatro del dicho mes, hizo una fundicion Romero y sus consortes vecinos de Castuera de las dichas treinta arrobas de metal, y diez y seis de almártaga: salieron cuatro planchas que pesaron nueve arroba.
Item: se hizo otra fundicion por Garcia Merino del partido de Gonzalo Delgado, solo de treinta arrobas de metal y diez y siete de almártaga: salió de plomo tres planchas que pesaron nueve arrobas.
Las fundiciones que se han hecho desde el domingo veinte y nueve de Marzo en lo de Martín Delgado por los alemanes, hasta primero de Abril, cinco fundiciones á razón de treinta arrobas de metal, y doce de almártaga: salió de plomo veinte y dos planchas que pesaron sesenta y una arrobas y tres libras.
Desde el miércoles ocho de abril hasta sábado once; en lo de Martin Delgado doce fundiciones; siete de metal á razon de treinta arrobas, y las cinco de cobre requemado, las siete llevaron á doce arrobas de almártaga, las cinco á diez, que son ciento treinta y cuatro arrobas: salió de plomo cuarenta y siete planchas, que pesaron ciento y cuarenta y dos arrobas y diez y siete libras.
Las fundiciones que se han hecho desde el domingo á doce de abril hasta sábado diez y nueve del dicho, son doce hechas por los alemanes de á treinta arrobas dé metal; las nueve llevaron de almártaga ocho arrobas, y seis de cendradas que son sesenta y dos arrobas de almártaga y cuatro de cendradas, y la otra de metal seis arrobas de almártaga y ocho de cendradas, las otras dos de piedra cobre llevaron treinta arrobas de almártaga; de manera que tienen las dichas doce fundiciones, noventa y ocho arrobas de almártaga, y de cendrada cuarenta y dos.

viernes, 25 de diciembre de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 124


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

- Los de Hornachos: hicieron martes á veinte y uno, y miércoles á veinte y dos, dos fundiciones de metal y escoria; llevaron á treinta arrobas y diez y siete de almártaga cada fundicion, que son treinta y cuatro arrobas: sacaron de plomo siete planchas, que pesaron diez y ocho arrobas y cinco libras.
- Martín Delgado: desde el lunes al veinte y siete de enero hasta sábado primero de febrero, se hicieron ocho fundiciones de á treinta arrobas de metal y diez y seis de almártaga: sacaron de plomo treinta y siete planchas, que pesaron sesenta y nueve arrobas de Martin Delgado.
Este sábado, de las dichas ocho fundiciones se sacaron cinco planchas de metal rico, que pesaron doce arrobas y veinte libras.- Gonzalo Yañez.
Los de Hornachos: lunes á veinte y siete y martes á veinte y ocho, hicieron los fundidores de Garcia Merino tres fundiciones, que sacaron veinte y siete arrobas y nueve libras, de once barras de plomo: llevó cada fiundicion treinta arrobas de metal y diez y siete de almártaga.
Sábado primero de febrero hicieron otra fundicion, que sacaron tres barras que pesaron nueve arrobas.
Sábado siguiente, se hizo otra fundicion de treinta arrobas de metal y diez y siete de almártaga: sacóse de plomo cuatro planchas, que pesaron diez arrobas y veinte y tres libras. Gonzalo Yañez.
Martin Delgado: Relacion de las fundiciones que se han hecho desde febrero del dicho año hasta ocho del dicho mes. Hiciéronse catorce fundiciones de á treinta arrobas de metal cada una , y en todas catorce se gastaron doscientas y diez y nueve arrobas de almártaga: llevaron unas fundiciones mas, y menos en otras, que iban una á veinte arrobas, y diez á diez y seis, y otra á quince arrobas, otra á trece arrobas, y otra á once arrobas, que montan las dichas doscientas y diez y nueve arrobas de la dicha almártaga: sacaron de plomo sesenta y tres planchas, que pesaron ciento setenta y ocho arrobas y veinte libras.- Gonzalo Yañez.
Hanse hecho, desde el lunes diez hasta el sábado quince de febrero, doce fundiciones de á treinta arrobas de metal, que llevaron ciento ochenta y tres arrobas de almártaga y diez libras, porque las diez fundiciones á diez y seis arrobas de almártaga, y la una quince y diez libras, y la otra ocho arrobas: salió de plomo cincuenta y una planchas, que pesaron ciento y cincuenta y nueve arrobas y nueve libras.
Las fundiciones que se han hecho en lo de Martin Delgado desde el lunes diez y siete de febrero hasta el viernes por la mañana, que se contaron veinte y uno del dicho mes y año, digo que se hicieron diez fundiciones de á treinta arrobas de metal y diez y seis de aImártaga: sacaron treinta y tres planchas de plomo plata, que pesaron ciento diez y siete arrobas y seis libras. - Gonzalo Yañez.
Las fundiciones que se han hecho en la vena de Martin Delgado por los alemanes desde el lunes veinte y uno de febrero hasta sábado postrero del dicho mes, ocho fundiciones, á razon de treinta arrobas de metal y diez y seis de almártaga cada una: salió de plomo treinta y tres planchas, que pesaron ochenta y ocho arrobas y diez y nueve libras: gastóse de almártaga, á razon de lo susodicho, ciento veinte y cuatro arrobas.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 123


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Por cédula de S. M. de doce de diciembre de mil quinientos cincuenta y seis años, se mandó á Diego Lopez, Veinticuatro de Sevilla, y administrador de las minas de Guadalcanal, hiciese pagar á Diego de Vargas, vecino de Santiago de Galicia, treinta y cinco dias á cinco reales cada uno por su salario de ayuda de ensayador y guarda de los buitrones que habia sido en las referidas minas, de manera que no recibiese agravio.
Por otra Real cédula de igual fecha se mandó á Diego Lopez y Hernando de Almansa, Veinticuatros de Sevilla, que tenian á su cargo el recibir la plata de las minas de Guadalcanal, acudiesen a Hernando Ochoa, tesorero general, con la parte que le estaba por pagar de los ochenta mil ducados que se le habian librado en dichas minas, en plata si no hubiere moneda, para que la hiciese labrar en otras casas.
Idem. Por otra Real cédula de la misma fecha se mandó á los mismos pagasen á Hernando Ochoa, tesorero general, un cuento, cuatrocientos ochenta y cuatro mil maravedis, resto de una libranza de mayor cantidad que se le dio de la plata de Guadalcanal que se llevase á Sevilla, para las obras de los alcázares de Madrid é Toledo sin embargo de que la dicha libranza hablaba con Pero Luis Torregrosa.
Por Real cédula fecha en Valladolid á diez y nueve de diciembre de mil quinientos cincuenta y seis, se mandó á Diego Lopez, administrador de las minas de Guadalcanal, entregase á la muger y herederos de Martin Delgado mil ducados, que montan trescientos setenta y cinco mil maravedis, á cuenta de lo que habian de haber por el derecho que pertenecia al referido Martin Delgado, como hallador de las minas de Guadalcanal.
Por cédula de S. M., fecha en Valladolid á veinte de diciembre de mil quinientos cincuenta y seis, se mandó á Diego Lopez, administrador de las minas de Guadalcanal, librase á Juan de Orbea, ó á quien su poder hubiese, en los depositarios de la plata de dichas minas, ó dinero que dellas procediese, tres cuentos, novecientos sesenta y cinco mil trescientos treinta y dos maravedis que se le debian por resto de mayor cantidad.
Estos maravedis fueron librados en los oficiales de Sevilla, en plata, de ocho cuentos, cuatrocientos sesenta y cinco mil trescientos treinta y tres maravedis, por lo cual queda la cédula anterior en sí ninguna.

Relacion de las fundiciones que han hecho los alemanes en este año de mil quinientos cincuenta y seis en la mina de Martin Delgado y Gonzalo Delgado: son las siguientes, las cuales comienzan lunes á veinte dias del mes de enero del dicho año.

- Martin Delgado: martes á veinte y uno de enero, hicieron los alemanes hasta viernes en la mañana en lo de Martin Delgado treinta fundiciones, á cuatro arrobas de metal de cada fundicion, y sacaron veinte planchas, que pesaron cuarenta y seis arrobas y dos libras, y se llevaron á quince de almártaga. - Gonzalo Yañez.
- Hernando Vendeac de Hornachos: jueves á veinte y tres de enero, dos planchas, que pesaron tres arrobas y cuatro libras: fueron selladas con el sello que dice, REY.- Gonzalo Yañez.
- Hernando Diez: lunes en la noche, que se contaron veinte de enero, hicieron los alemanes en el partido de Hernando Diez, á cuenta de Garcia Merino, cuatro fundiciones. Que á treinta arrobas de metal, sacaron de plomo diez y ocho planchas, que pesaron treinta y dos arrobas y siete libras, y llevaron de almártaga cincuenta y ocho arrobas y veinte libras y media. - Gonzalo Yañez.

lunes, 21 de diciembre de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 122


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Diego de Pedroche, afinador, que dejó en esas minas don Francisco, se queja que, siendo él buen oficial y de los primeros fundidores de los buitrones que hay en esa fábrica, no se le da en qué trabaje y ejercite su oficio. Proveereis como el dicho Pedroche, siendo buen oficial y útil, usen con él oficío, y se le dé en qué entienda y trabaje conforme á lo que se le ordenó por el dicho don Francisco, habiendo necesidad dél.
Y pues, como sabeis, todo el provecho de las dichas minas consiste en que se cave y saque mucho metal, y que ellas vayan bien ademadas para que se conserven y esten seguras, y se ponga buen recaudo en los metales hasta que se venga á sacar la plata dellos; terneis especial cuidado de dar en todo esto la orden y prisa que convenga, y de avisarme siempre de lo que se hiciere. De Valladolid á doce de diciembre de mil quinientos cincuenta y seis.- La Princesa.- Por mandado de su Magestad, su Alteza en su nombre.- Juan Vazquez.
Concertado con el original en Valladolid á doce de diciembre de mil quinientos cincuenta y seis años. - Rubricado.

A este Diego Lopez, Veinticuatro de Sevilla, habia nombrado anteríormente don Francisco de Mendoza veedor interino, en atencion á la experiencia y práctica que tenia de minas, por haber estado en Nueva España. Comenzó á servir el cargo de administrador en 24 de enero del año inmediato de 1557, con dos ducados de salario al dia y continuó así hasta 20 de abril de 1558. Después se le nombró para ir á poner cobro en las de Aracena, Cazalla y Galaroza, con mil maravedis diarios; y se empleó en ello desde 19 de julio hasta 15 de noviembre de 1560.

Cédulas para que Hernando de Almansa y Diego Lopez, Veinticuatros de Sevilla, reciban y hagan moneda toda la plata que se enviase de las minas de Guadalcamal.

Contadurías generales núm. 3072.

12 de diciembre de 1556

EL REY. Hernando de Almansa, Veinticuatro de la ciudad de Sevilla: Ya sabeis como tenemos mandado que toda la plata que se saca de las minas de Guadalcanal se lleve á esa ciudad, y que en ella se beneficie y labre en moneda, y se cumplan y paguen de lo que procediere de la dicha plata las libranzas que por nuestro mandado se hicieren en ella. Y porque mi voluntad es que de aqui adelante vos y el dicho Diego Lopez, ó las personas que él dejare en su lugar, entretanto que por nuestro mandado estuviere en las dichas minas ambos á dos juntamente, y no el uno sin el otro, rescibais toda la plata que dellas se enviare, y la beneficiéis y hagais labrar, y torneis á rescibir la moneda que della se hiciere, y de su valor cumplais é pagueis las libranzas que en vosotros fueren hechas, Yo vos mando que así lo hagais y cumplais como de vos confio, guardando en todo lo demas que á esto toca la orden que dio sobre ello don Francisco de Mendoza, de que se os envia un traslado firmado por el licenciado Montalvan, que sirve de secretario del mi consejo de la hacienda, porque así cumple á mi servicio que de lo que en ello trabajáredes tendré memoria, para vos lo mandar gratificar como sea justo. Fecha en Valladolid á doce dias del mes de diciembre de mil quinientos cincuenta y seis años.- La Princesa.- Por mandado de S. M., su Alteza en su nombre.- Juan Vazquez.
Concertada con la original en Valladolid á doce de diciembre de mil quinientos cincuenta y seis años.

sábado, 19 de diciembre de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 121


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Cédula nombrando administrador de las minas de Guadalcanal á Diego Lopez, Veinticuatro de Sevilla, por enfermedad de Agustin de Zúrate, y ordenándosele diversas cosas tocantes á las mismas minas.
Contadurías generales, núm. 3072.

12 de diciembre de 1556.

EL REY.- Diego Lopez, Veinticuatro de la ciudad de Sevilla: Porque Agustin de Zárate, mi criado, á cuyo cargo están la administracion y fábrica de las minas de Guadalcanal, al presente está enfermo, y le habemos dado licencia para que se pueda venir á su casa, y es necesario que quede en su lugar una persona, entretanto que mandamos proveer, la que de asiento ha de estar y residir en la dicha administracion, y por la buena relacion que tenemos de vuestra persona, y por la noticia y expiriencia que teneis de aquellas minas del tiempo que en ellas estovistes con don Francisco de Mendoza, he acordado de os nombrar para ello por tiempo de dos meses. Por ende, Yo vos encargo y mando, que luego que esta rescibais, dejando en esa ciudad persona de confianza y cual convenga para que en vuestro lugar, juntamente con Hernando de Almansa, resciba y beneficie la plata que de las dichas minas se llevare por la orden que de acá se dá, os partais para las dichas minas á entender en la dicha administracion, y hagaís en ella lo que de vos confio conforme á las ordenanzas que el dicho don Francisco dejó fechas, para que el dicho Agustin de Zárate se pueda venir, que acá se terná cuidado de no teneros alli mas tiempo: y por los dias que en ello vos ocupáredes llevaréis de salario á razon de dos ducados cada dia con la ida é vuelta á vuestra casa. Y porque esteis mas desocupado y libre para andar visitando todos los oficiales y obreros y personas que anduvieren en la dicha labor y fábrica, para que todos hagan sus oficios con diligencia y cuidado, é para ordenar y proveer todo lo demas que fuere necesario, como quiera que en las dichas ordenanzas está proveido que el administrador tenga un libro donde esté la cuenta y razon de todo lo tocante á la hacienda, habemos acordado de enviar á Gaspar de Avila, para que como contador tenga cargo del dicho libro y de todo lo que tocare á las cuentas de la hacienda. Y porque he sido informado que en la fábrica de las dichas minas andan mucho número de alemanes é flamencos, los cuales, ó los mas dellos, son inútiles y de poco trabajo, y llevan salarios y jornales excesivos, procurareis, asi con Juanes Witembergue que está allí por mi mandado, como con el alcalde que habemos proveido para que resida en las dichas minas, que se evite en cuanto sea posible cualquier gasto supérfluo que en esto haya, y que no anden allí personas inútiles, y que las que estuvieren trabajen y hagan sus oficios á las horas y segund que los naturales destos reinos lo hacen, y por el salario que ellos llevan, y que todos sirvan fielmente y sean catados y escudriñados para que no puedan hacer otra cosa; y también he sabido que el dicho aleman viene á informarnos de algunas cosas; acá se le dirá cerca desto lo que convenga. Y por la presente mando á todos los oficiales y personas que estan y residen, y estuvieren y residieren en las dichas minas, que vos hayan y tengan por tal administrador dellas, y os obedezcan y cumplan vuestros mandamientos segund y como lo hacian con el dicho Agustín de Zárate, con que dejeis al dicho contador usar su oficio como de suso se contiene.

viernes, 18 de diciembre de 2009

LA ANGUSTIA DE LAS INMENSIDADES OCEÁNICAS - 8 DE 8

(La representación del espacio en los primeros exploradores europeos del Pacífico en los siglos XVI y XVII)

Por la Dra. Annie Baert, hispanista, profesora de español y especialista en Estudios Ibéricos en la Universidad de la Polinesia francesa, en Tahití.

(Traducción de José María Álvarez Blanco)

En 1595, los españoles no se alejaron de la orilla, tanto en Tahuata como en Santa Cruz — lo que era lógico, puesto que para ellos no se trataba más que de una escala, y de una estancia provisional. Quirós parecía deplorarlo, cuando escribe «Como no se vaya al interior de las tierras, […] no se puede decir más…» o «En cuanto al interior, no se puede decir nada, porque no se va allí»[i]. Pero en 1606, convencido de haber descubierto por fin el gran continente austral, que de hecho no era más que la isla de Santo, ya no procedió a una verdadera exploración del interior, ordenando breves excursiones de una jornada, que no sobrepasaron tres leguas (un veintena de kilómetros), de modo que de nuevo escribió: «En cuanto se pasa por las cadenas de montañas no se puede decir nada ya que no se irá allí »[ii]: la diferencia aquí es el empleo del futuro, revelador de su condición que se consagraría más tarde, cuando volvería de nuevo para ….. . Pero este retorno jamás tuvo lugar.

***

Los motines que hemos evocados aquí no tienen finalmente otra razón de ser que la ignorancia del espacio en el cual los marinos se sentían errar sin fin. Se está muy lejos de las sublevaciones de la Bounty y de la imagen de Epinal mostrando a Mel Gibson y la bella Maimiti. Los hombres de William Bligh sabían dónde estaban cuando desembarcaron su capitán en una chalupa y, cuando se dirigieron hacia Pitcairn, eran conscientes de que buscaban un estrecho desconocido y no situado en un mapa. Pero su refugio pronto llegó a ser un infierno. En su navío no faltarían víveres ni agua dulce, solamente, si se puede decir, libertad o igualdad; se estaba en 1789.
Dos siglos antes, esta reivindicación no tenía ningún sentido, y los amotinados de Santa Cruz no querían escapar de la muerte sin sepultura cristiana, en mar o en tierra «pagana». Estaba lejos de su pensamiento la idea de establecerse definitivamente en una de las islas a las que les había llevado el azar, aunque fueran «paradisiacas». Se puede uno preguntar en que habría quedado el proyecto de Mendaña de crear una colonia española en San Cristóbal, que para ello había seducido a más de 400 personas, hasta el punto de que sus compañeros vendieron sus bienes y abandonaron Perú con sus mujeres e hijos. Es probable que, por las mismas razones, les hubiera parecido tan inviable como Santa Cruz y que la aventura habría acabado en drama.
Esto no hace más patética la declaración de Quirós, que afirmaba haber «descubierto un paraíso terrestre»: debía ser el único que se lo creía, entre los que habían partido para instalarse allí. La fuerza del sueño es tal que numerosos adeptos, afortunadamente para ellos, no fueron autorizados a ir a perderse en las inmensidades oceánicas, y pudieron continuar idealizando la vida en los Mares del Sur.
Annie Baert

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[i] Pedro Fernández de Quirós, op. cit., p. 63 et 86.
[ii] Pedro Fernández de Quirós, op. cit., p. 267, 274 et 281.

jueves, 17 de diciembre de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 120


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

De esta mineta se ha sacado una lavadura bermeja en razonable cantidad; tiene de ley comunmente once onzas y media por quintal de tierra; en la testera de esta mineta se ha hallado unos gabarros negros en la mesma vena en unas hoquedades en sí por donde podrá caber un brazo, y en otras partes en mas cantidad; estos gabarros paresce que van hácia abajo: tiene de ancho la caja de ellos como palmo y medio, y toda la dicha mineta va atravesada de la vena de la lavadura que arriba está dicha, de forma que en unas partes hay metal, y en otras no lo hay; y los dichos gabarros tienen de ley veinte y dos marcos cinco onzas por quintal.
Otros cuatro estados mas abajo de esta segunda mineta, que será á veinte estados de sobre la haz, está otra tercera mineta, que está cavada de largo hasta cuarenta pies, y á los veinte y cuatro se ha comenzado á cavar un pozo que tiene seis pies y medio de largo, y tres y medio de ancho, en el cual está descubierta la vena de metal duro de la guija blanca de la forma de la del pozo rico de Martin Delgado; tiene de ancho el pozo por lo bajo mas que por lo alto, de forma que lleva vara y media de anchura en el suelo, y toda ella paresce que va ocupada de la vena del dicho metal, y aun no se le ha hallado el cabo al un cabo ni al otro, como quier que la caja formada de la vena dicen los plomeros que tiene tres palmos y medio de ancho: el metal que de allí se saca tiene de ley treinta y un marcos dos onzas por quintal.
Acertó á caer este pozo en el mismo limite donde se parte la vena de Martin Delgado de la de Gonzalo Delgado, en tal manera, que los dos tercios del pozo caen á la parte de Martin Delgado, y el un tercio á la de Gonzalo Delgado, por lo cual es menester tener nuevas cuentas, por quitar debates á las partes.
Este pozo cayó donde juntan dos traviesas junto á la vena principal, caso que dicen los plomeros que abajo se han de juntar todas, y que por esta razon tienen esperanzas de que habrá gran riqueza en él, mayormente siendo tan buenos los principios.
Con esta misma fecha de 5 de diciembre se asentó en los libros de la contaduría de las minas por ensayador de ellas á Rodrigo Lucas, natural de Holanda, con 6 reales al dia. Sirvió este cargo, y en algunas temporadas el de veedor, aumentándosele su salario, primero á diez, y despues á veinte reales por dia hasta fin de octubre de 1566.
Tambien se asentó en los mismos libros á Pedro Paez, vecíno de Guadalcanal por escribano de las minas con ocho reales diarios, que disfrutó hasta 2 de setiembre de 1565.
Con la misma fecha se nombró á Juan de Araoz para escribano de la comision de don Francisco de Mendoza con 250 maravedis al dia, que disfrutó hasta 16 de abril de 1558.
Igualmente fue nombrado en este expresado dia 5 de diciembre de 1556 el licenciado Francisco Murga por juez privativo de las minas con 750 maravedis de salario al dia.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

LA ANGUSTIA DE LAS INMENSIDADES OCEÁNICAS - 7 DE 8

(La representación del espacio en los primeros exploradores europeos del Pacífico en los siglos XVI y XVII)

Por la Dra. Annie Baert, hispanista, profesora de español y especialista en Estudios Ibéricos en la Universidad de la Polinesia francesa, en Tahití.

(Traducción de José María Álvarez Blanco)

Esta expedición fue un verdadero drama humano porque, entre la escala en las Marquesas y la llegada a Manila, perdió las tres cuarta partes de sus miembros. Y es la percepción del espacio oceánico como un desierto sin límites lo que subyace bajo estos trágicos acontecimientos. Los hombres de la época estaban rotos por los peores sufrimientos, tanto en tierra como en la mar, que sólo eran aceptables si se situaban en un cuadro que ofreciera un dominio del espacio. No se produjeron semejantes motines en los viajes del galeón de Manila, sin duda porque esta ruta era conocida, de la que no habían podido desviarse, incluso en los largos retornos hacia Acapulco, que podían durar hasta seis meses. Todo lo que sucedía era en cierto modo previsible y «normal», comprendido «el mal de las encías», el terrible escorbuto, que causaba numerosas muertes.
Durante los viajes de exploración, las revueltas fueron sobre todo de los soldados, que no estaban acostumbrados a los riesgos de la mar. Esta es una de las razones por las que Quirós no quiso embarcar militares cuando tomó el mando de la expedición, pero en 1606 los marinos profesionales tampoco escapaban a la desesperanza, por lo que se le denominó el «Don Quijote de los Mares del Sur»
[i], debiéndose enfrentar a varias tentativa de lo que púdicamente denominó «una guerra doméstica».
Mientras no se habían apercibido todavía de las pequeñas islas Tuamotu
[ii], Ochoa de Bilbao, por su título de piloto mayor, acusó públicamente a Quirós de haberles llevado a un desierto, diciendo que «no se encontraría jamás [la tierra], que se quedarían prisioneros de este gran océano […] y que acabarían muriendo todos », mientras que sus cómplices decían «que era digno de un castigo ejemplar porque les llevaba a morir todos en este gran océano […] que había soñado, y que allí no había tierra »[iii]. Don Diego de Prado y Tovar escribió que se propuso ejecutarlo, pero que «las circunstancias no se prestaron a ello, como reconocerán»[iv]. Es preciso comprender sin duda que, solamente tres meses y medio después de sus salida del Callao, la desesperanza aún no había alcanzado el punto de no retorno, en parte porque no se deploraba aún la muerte de un miembro de la expedición (de hecho, sólo murió una persona en el curso de este viaje, el viejo fraile Martín de Munilla, a la edad de más de 80 años).
Pero se produjeron otros casos de marinos sublevados, como los de la nave Santiago, que partieron de Perú y que, en 1538, pasaron diez meses en la mar: donde no pudieron soportar las calmas ecuatoriales y las correspondientes restricciones de víveres y de agua dulce, y decidieron matar a su capitán, Hernando de Grijalva, para acabar por embarrancar su navío en una costa de Nueva Guinea, de donde jamás pudieron volver y en 1543 no se contaron más que dos supervivientes de esta espantosa epopeya
[v].
En cuanto a la percepción del espacio dentro de las islas, hay que tener en cuenta que sólo la expedición de 1567-1569 dio lugar a algunas exploraciones sistemáticas, muy arriesgadas, del interior de las Salomón: dos en Santa Isabel y tres en Guadalcanal, que dieron como resultado incluso grandes errores cuando se trataba de estimar sus dimensiones. Así Mendaña escribió que Guadalcanal era más grande que Santo Domingo, cuando sus superficies respectivas son de 5300 y 70.000 km2. Se puede decir que mentía conscientemente para impresionar al destinatario de su descripción, pero puede ser que estuviera sinceramente impresionado por sus descubrimientos, a los cuales atribuiría, por una clase de metonimia la misma inmensidad que la del océano.


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[i] Arnold Wood, The Discovery of Australia, London, 1922.
[ii] Atolones, todos deshabitados salvo Hao, que Quirós describió como «islas inundadas, sin interés».
[iii] Pedro Fernández de Quirós, op. cit., p. 222 et 232.
[iv] «Relación sumaria de Don Diego de Prado y Tovar», en Stevens & Barwick: New Light on the Discovery of Australia, London, 1930, p. 128 et 196.
[v] Génova Sotil & Guillén Salvetti: «La amarga empresa de Hernando de Grijalva», en Descubrimientos españoles en el mar del sur, op. cit., I, p. 271-302.

martes, 15 de diciembre de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 119


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Todas las formas que aquí pude tener, no bastaron para que Juan de Vitembergue no se fuese hasta hacerlo saber á V. M., y esperar sobre ello su mandado; ya escrebí como me habia demandado dineros de su salario; y por no mostrarme cédula, ni saber cuanto era, no se lo libré; pero ofrescime á darle dineros á buena cuenta para su mantenimiento, y aun hícele sobre ello un requirimiento cuyo traslado envío, porque sé que él ha de reclamar allá contra mí, diciendo que no le quise dar dineros, y es hombre que no se sufre tratar con él sino mediante papel y tirita.
Queriéndose ir, ví que dejaba cerrado su aposento, que es el mejor que hay en esta casa, sin tener en él cosa ninguna suya, salvo las camas y otras alhajas que le compramos, y especialmente nos hace falta una chimenea buena que tiene en la sala, y no hay otra en toda la casa donde todos podamos pasar las tempestades é frios que aqui hace; roguéle con toda la instancia posible que en uno de tres aposentos que tiene recogiese aquella su ropa, y un page que aquí dejó, y dejase los otros dos de que nos pudiésemos aprovechar, pues vía que andan los oficiales de V. M. durmiendo de choza en choza, por no tener donde poderse albergar, y que cada é cuando que viniese, se le volveria todo su aposento é ropa, é mayormente que nos dejaba dentro el relox y la campana, y ni lo uno ni lo otro bastó para que hobíese en él comedimiento, aunque le hice otro requirimiento por escrito, cuyo traslado ansi mesmo envío. Cierto es hombre tan soberbio y sin razon, qne acertará mucho el que se apartare de su compañía.
Con la mucha hambre que en esta tierra hay, acude á estas minas tanta gente, que no nos podemos valer, porque el principal intento que traen, es de hurtar, caso que para prevenirlo, ninguna diligencia me ha quedado que hacer, mayormente en las plomeras, que no sale ninguno del pozo sin que sea catado: y con saberlo ellos, no dejan de hurtar; muchos se han azotado, y condenado á galeras; pero como ordinariamente los hurtos son tan pequeños, que no paresce que se puede dar pena corporal por ellos, porque el plomero hace su cuenta, que como ha de salir cuatro veces al dia del pozo con sacar cada vez valor de dos reales, tiene buena presa; y si le toman con cualquiera de ellas, paresce que no es nada ni meresce pena, convernía que S. M. mandase dar órden de lo que en este caso se ha de hacer al alcalde de minas que viniere: no hay otra cosa nueva de que informar á V: M., cuya Real Persona &c.

Relacion del estado de las minas el 5 de diciembre de 1556.

La hondura del pozo de Adan (llamábase asi porque el capataz que trabaja en él era Adan Bastoven, aleman) que es veinte é dos estados muy cumplidos; tiene tres minetas que bajan hacia la parte de medio día derecho de la vena de Martin Delgado hacia el primero pozo que se nombra de la Traviesa: la primera mineta pasa de claro en claro del un pozo al otro, que habrá de distancia cincuenta y cuatro pies poco mas ó menos; esta primera mineta está á doce estados de hondo: bajando al pozo, no se ha hallado en ella fruto ninguno.
La segunda mineta está cuatro estados mas hondo que la primera, que son á diez y seis estados de sobre la tierra, falta de largo para llegar al dicho pozo de la Traviesa hasta diez pies.


lunes, 14 de diciembre de 2009

LA ANGUSTIA DE LAS INMENSIDADES OCEÁNICAS - 6 DE 8

(La representación del espacio en los primeros exploradores europeos del Pacífico en los siglos XVI y XVII)

Por la Dra. Annie Baert, hispanista, profesora de español y especialista en Estudios Ibéricos en la Universidad de la Polinesia francesa, en Tahití.

(Traducción de José María Álvarez Blanco)


Cuando en 1595, quiso volver y establecerse allí, una latitud ligeramente diferente de la que había seguido veinticinco años antes le hizo atracar en las Marquesas: basándose en la semejanza física entre estas islas y las Salomón, creyó primeramente haber llegado a buen puerto: «Se pensaba que era la tierra que buscaba… », Escribió Quirós[i]. Esta confusión, hoy día incomprensible, revela que, a falta de dominarlos, los navegantes despreciaban completamente los grados de longitud atravesados, o más bien los tiempos necesarios para cubrirlos: la diferencia entre los dos meses y medio de 1567 y las cuatro semanas de 1595 no era un freno intelectual, y no era inconcebible que se llegara tan pronto al final de la travesía.
Decidido a establecerse en las Salomón, volvió a la mar y le fue necesario de nuevo un buen mes de navegación antes de abordar este archipiélago por su extremo sudeste, en la isla que más tarde llamará Santa Cruz, y de la cual ignoraba evidentemente la posición geográfica. Esto es porque en el curso de la noche uno de sus cuatro navíos se había separado del resto de la flota, y por ello debió hacer allí una escala que, por múltiples razones, duró más de dos meses.
Durante este período, altamente conflictivo, los navegantes no tenían ningún medio de saber donde se encontraban. La lengua melanesia de la que Mendaña había aprendido rudimentos durante su viaje anterior no era hablada en Santa Cruz, lo que no le permitió obtener enseñanzas cuando se dirigió a las poblaciones locales, las cuales, por otra parte, por la conducta de los soldados habían transformado su buena voluntad inicial en hostilidad manifiesta e irremediable.
Mendaña sentía más que ellos la pérdida de este navío, que le pertenecía y que llevaba una buena parte de las provisiones embarcadas a su costa. Por otra parte, tenía sin duda más obstinación que ellos, pues llevaba empeñado en este proyecto más de 25 años, además de condiciones de vida más soportables: viajaba con su esposa, disponía a borde de un camarote particular y tenía varios criados a su servicio, mientras que los soldados debían acampar en tierra y montar guardia día y noche. Pero por lo demás, estaba en la misma situación y como ellos se encontraba enfrentado a dos obstáculos principales: las enfermedades — que finalmente acabaron con su vida al cabo de mes y medio — y la ignorancia de su posición.

La angustia y la desesperanza
Estas fiebres, malaria, paludismo, dengue, diezmaron rápidamente las filas españolas, apareciendo un sentimiento de abandono y de desesperanza que alcanzó su punto de no retorno cuando murió el primer sacerdote superviviente, y por tanto los miembros de la expedición se encontraron expuestos a la idea de su muerte próxima sin posibilidad de confesión ni de sepultura cristiana, en un lugar sin verdadera existencia, una clase de no lugar o un entre dos lugares, que se consideraba que no era más que provisional, y que se eternizaba. Así, esta ignorancia condujo al asesinato por los soldados sublevados del jefe indígena Malope, que en señal de amistad había cambiado su nombre con el de Mendaña, lo cual hizo que los indígenas dejaran de aprovisionarlos de víveres frescos de modo que, la situación que se había hecho insostenible, obligó al comandante a abandonar este isla, y conducirlos a «a tierra cristiana».
Este crimen tuvo lugar cuando se preparaba un motín, en el curso del cual debían ser ejecutados todas las personalidades de la expedición, lo que era, en cierto modo, suicida: Quirós por más que pudo dar a entender que era el único capaz de llevarlos a buen puerto, más tarde, y luego lo demostró, y que no tenían que esperar indulgencia de las autoridades de la comarca donde llegarán como amotinados, figuraba entre los individuos a eliminar. El fin del drama es conocido: Mendaña murió el 18 de octubre, y su viuda, que le había sucedido a la cabeza de la expedición, prosiguió primeramente la búsqueda de su navío perdido, sabiendo que nuevas protestas circulaban en secreto, se decidió a levantar anclas, el 18 de noviembre, y confirmó a Quirós en la dirección de los asuntos náuticos. Primeramente le ordenó volver a las islas Salomón donde su marido había proyectado instalarse, en San Cristóbal — y, de hecho, no estaban lejos, sin saberlo, evidentemente — y después, cedió a la desesperanza y le hizo poner rumbo a la «tierra cristiana » más próxima, las Filipinas, que alcanzaron al final de una larga y penosa travesía.



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[i] op. cit., p. 50.

VILLANCICO


Ramona Yanes

Que canten todos los pueblos,
ha nacido el Redentor,
la Virgen y San José,
llorando están de emoción.

La mula acerca su aliento,
el buey cede su calor,
el Niño sonríe contento,
con las muestras del amor.

Ya llegan los pastorcillos,
con regalos e ilusión,
para adorar a Jesús,
que ha nacido salvador.

María y José contentos,
arropan al Niño Dios,
con las muestras de cariño,
de los pueblos del Señor
.

domingo, 13 de diciembre de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 118


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

En el pozo de la cumbre, que comunmente se llama el pozo de Adan, han trabajado siempre flamencos, andando en lo bajo cinco personas, y en el torno cuatro de ocho en ocho horas; y visto el poco fruto que en todo este verano han fecho, nos ha puesto en grande admiracion, hasta que podrá haber quince días que á mí me dijeron que los dichos tudescos con el favor y atrevimiento que han cobrado de poco acá, y viendo cuán á salvo lo pueden hacer, porque no los catan al salir de los pozos, hurtaban del metal del dicho pozo; y lo llevaban á vender á Llerena: yo determiné averiguar este negocio, y esperándolos una noche al salir del pozo, se halló uno de ellos que en los pechos y en las mangas traía metal de lo muy rico, que pesaba mas de veinte marcos, y en su casa se le halló otra cierta cantidad: yo, visto aquello, y paresciendo desigualdad que nuestros naturales fuesen catados, y les trajesen los tornos alemanes, y que ellos estuviesen burlando de ello, y llamándolos ladrones, determiné hacerlos á todos iguales, pues ansi en lo dicho como en otros hurtos de ellos que estaban averiguados, parescia ser igual la necesidad: y ansi, haciendo llamar á Claudio su capitan, le notifiqué por auto que dijese á su cuadrilla que supiesen que de allí adelante les habian de traer el torno de aquel pozo de Adan cuatro españoles, para que no pudiese salir nadie hasta la hora señalada, de la mesma manera que trahian cuatro flamencos el torno del pozo rico de Martin Delgado; y que supiesen ansimesmo que al tiempo del salir del pozo habian de ser catados por las guardas, como lo eran los españoles, é ellos lo fueron á comunicar con Juan de Vitembergue, y se resumieron en que antes no entrarían en los pozos, qué dejarse catar, y ansí yo proveí luego de los mas expertos plomeros que se podieron haber de Azuaga, y los hice entrar en igual número que eran los flamencos; y ante todas cosas pasa ansi , que aunque la obra de los unos y de los otras sea igual, se aventaja cada dia dos ducados y media de salario; pero estos de Azuaga se dieron tal maña, que dentro de ocho días comenzaron á sacar de un pozo que estaba formado en una cierta mineta del pozo principal abundancia de metal muy semejante al de Martín Delgado; y hallando la vena muy estendida por lo bajo y la caja muy formada, fueron ensanchando hasta seis palmos, y no pueden hallar cabo de una parte ni de otra; y esto es tan rico, que nuestro ensayador ensayó una piedra de ello, y salió veinte y cinco marcos por quintal de la mesma piedra.
Ansimesmo de la mesma gente entraran en otra segunda mineta que hay en el dicho pozo encima de la ya dicha, y hallando mucha cantidad de lavadura por toda ella de que tenemos que fundir algunos ellas. Donde se acaba la dicha mineta, en el testero de ella, hallaron unas vernías que son como metales quemados, y en ellos hay muchos cóncavos por donde cabe un brazo entero, que son las mesmas señales que dió el pozo rico de Martín Delgado á los principios, segun lo uno y lo otro podrá V. M. mandar ver por la relacion y medidas particulares que con esta envío lo mas claramente que yo lo pude dar. Demas de la riqueza que esperamos de este mesmo pozo, hase tenido por muy buen suceso hallar la caja del metal tan formada, y que corresponde en muestra y sitio á la de abajo, y que ya no pueden errar sin encontrarse y hacerse de ambas mucha riqueza plega á nuestro Señor que esta y otras muchas se descubran y hallenen el bienaventurado tiempo de V. M.

sábado, 12 de diciembre de 2009

LA ANGUSTIA DE LAS INMENSIDADES OCEÁNICAS - 5 DE 8

(La representación del espacio en los primeros exploradores europeos del Pacífico en los siglos XVI y XVII)

Por la Dra. Annie Baert, hispanista, profesora de español y especialista en Estudios Ibéricos en la Universidad de la Polinesia francesa, en Tahití.

(Traducción de José María Álvarez Blanco)


La expresión «el nivel del mar había subido tanto que las había recubierto de agua y que se había pasado por encima de ellas» no hay que tomarla necesariamente en sentido metafórico, porque en esta época, todo parecía posible, incluso algo tan improbable como la desaparición de un archipiélago sobre la superficie del mar (pensemos en el continente tragado por el mar de los griegos), puesto que se admitía que la providencia envía una estrella en pleno día para guiar un barco hasta una bahía abrigada y un fondeadero seguro[i]. En cuanto al temor de llegar a la «Gran Tartaria», revela una percepción de la inmensidad oceánica espantosa. Incluso los pilotos profesionales, que se consideraba que tenían mejores nociones de navegación que el común de la tripulación, proferían palabras aberrantes: «los barcos escalarían las rocas, por encima de la tierra», remitiéndose a los mapas «donde estaba dibujada», que de alguna forma les habían mentido. Es significativo que en este pasaje de una docena de líneas, se encuentre dos veces el verbo «buscar» y cuatro veces el verbo «encontrar» en su forma negativa, además de expresiones como «olvidar» o «no saber»: ignorancia confirmada por el piloto que se pregunta si la flota no ha «dejado atrás» las islas Salomón.
A pesar de todo, los nuevos conocimientos se propagaron de un modo bastante rápido: no había hecho falta que pasaran dos años desde que Núñez de Balboa hubiera «visto» el Mar del Sur en septiembre de 1513, para que partiera la primera expedición de búsqueda del paso interoceánico, la de de Juan Díaz de Solís, que terminó en los alrededores de la actual Montevideo (1515-1516) y abriera la puerta a la de Magallanes, decidida oficialmente por Carlos V en 1518. Del mismo modo no habían transcurrido más que dos años entre la llegada a Acapulco en octubre de 1565 del monje navegante Andrés de Urdaneta, que venía de descubrir el tornaviaje, la ruta a seguir para volver a América desde el otro extremo del gran océano
[ii], y el primer viaje de Mendaña a las islas Salomón (1567-1569)[iii]. El éxito de Urdaneta tuvo lugar después de numerosas y vanas tentativas de acercarse a las Molucas o las Filipinas y México, y condujo a la apertura de una línea marítima regular ininterrumpida durante dos siglos y medio: el llamado «galeón de Manila» que se contentó, si se puede decir así, de seguir un rumbo conocido, apartándose de él lo menos posible, puesto que su fin no era la exploración geográfica, sino la unión administrativa y comercial entre dos territorios. Ni permitió el dominio del espacio «pacífico» ni hizo progresar el conocimiento que de él tenían los occidentales.
Fueron las expediciones de Mendaña y de Quirós las que primero contribuyeron, aunque de modo fuertemente parcial, a llegar en cuarenta años (1567-1606) hasta archipiélagos tan alejados entre sí, y tan distantes del Perú, como las Salomón, las Marquesas, las Tuamotu y el Vanuatu
[iv].
Cuando Mendaña abandonó el Callao por primera vez, partía para buscar las islas de cuya existencia solo había rumores, pero de las cuales ignoraba evidentemente su localización. Sólo sabía que, si realmente existían, de lo cual incluso no podía estar seguro, estarían situadas en el oeste. Por tanto le era necesario partir con viento de popa, con la seguridad, debida a Urdaneta, de que el viaje de vuelta sería posible, aunque largo y doloroso, navegando en latitud casi constante. Si esto no planteaba un problema real, la cuestión era saber durante cuánto tiempo — hoy día se diría: durante cuantos grados de longitud. Como en el caso de Magallanes, esta inmensa incertidumbre no fue un obstáculo para su partida, y la «providencia» quiso que llegara efectivamente a las tierras deseadas, al cabo de dos meses y medio de navegación en el desierto de la alta mar, prácticamente en el otro extremo del Mar del Sur.



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[i] Esto es, según Mendaña, lo que había ocurrido cuando su llegada a Santa Isabel en 1568 (relato transcrito por C. Kelly, en Austrialia Franciscana, Madrid, 1967, III, p. 197).
[ii] http://www.lehman.cuny.edu/ile.en.ile/pacifique/baert_urdaneta.html
[iii] http://www.lehman.cuny.edu/ile.en.ile/pacifique/baert_mendana.html
[iv] El relato completo de estas tres expediciones es el de Pedro Fernández de Quirós, Histoire de la découverte …, op. cit.

CALICANTOS DE ANDRÉS MIRÓN


Iba esta mañana a comprar el periódico, cuando al sentarme en un banco en la plaza para leer los titulares, observo algo nuevo en la fachada del Ayuntamiento. Posponiendo la curiosidad de las noticias, opté por ver lo del Ayuntamiento y me quedé gratamente sorprendido al ver que eran unos azulejos que contenían uno de los Calicanto de nuestro recordado Andrés Mirón, el titulado Plaza Mayor.

Según parece, se han realizado unos treinta azulejos, que contendrán otros tantos Calicanto, referidos a los distintos edificios o calles de Guadalcanal, a los que Andrés Mirón se los dedicó en 1992.

El diseño ha sido realizado por Fernando Díaz Mirón, sobrino de Andrés Mirón, aunque cuesta trabajo leer su nombre en los azulejos.

A medida que vayamos viendo el resto, se los iremos ofreciendo. Manuel Rincón en su Escaparate, ya ofrece otros dos que según dice están en el Coso Bajo, el titulado Inicial y Tres Picos, en la calle de su mismo nombre.

viernes, 11 de diciembre de 2009

CARTA DE LAS HERMANAS DE LA DOCTRINA CRISTIANA

A continuación les transcribimos la carta -que aunque enviada a nuestra Asociación- consideramos dirigida a todas las personas que asistieron a este emotivo acto de homenaje a las Hermanas de la Doctrina Cristiana, el pasado 28 de noviembre.


Madrid, 02 de diciembre de 2009

ASOCIACIÓN CULTURAL BENALIXA.

Don Ignacio Gómez,
Presidente

De nuestra mayor consideración:

Las Misioneras de la Doctrina Cristiana después de lo vivido y celebrado el 28 de noviembre en vuestro – nuestro pueblo, deseamos agradeceros las muestras de cariño, cercanía y fundamentalmente, la demostración de permanencia entre vosotras y vosotros.

Nuestra Congregación, durante 89 años hemos compartido la historia cotidiana, sencilla, de luchas, sueños, ilusiones y penumbras con niñas, niños, jóvenes y familias de Guadalcanal y pueblos cercanos. Este tiempo, vivido con profunda dedicación a las tareas de orden espiritual, educativo y social, dejó en nosotras huellas imborrables que con otras muchas, configuran nuestro ser de misioneras, seguidoras de Jesucristo.

Son realidades intransferibles a un papel, imposible encerrar la Gracia del Espíritu en palabras, por esto sólo podemos expresar que nos sentimos muy queridas y reconocidas por nuestro pueblo y que esos sentimientos son mutuos y además deciros que el compromiso que vivimos por casi nueve décadas entre vosotras y vosotros, hoy sigue vigente.

Para despedirme, volver a agradeceros en nombre de toda la Congregación, los distintos momentos vividos ese día, la celebración del recuerdo con el concierto, homenajes y la hermosa y emotiva exposición de fotos, acompañada del invalorable libro-documento “Nuestros Recuerdos”; la inauguración de la plaza con nuestro nombre; la Eucaristía revestida de profundos sentimientos, el festejo en el patio del convento; el café compartiendo la fragilidad de nuestros mayores; la alegría, la generosidad, la ternura y los múltiples detalles que nos prodigaron todas y todos.
Sin duda, este acontecimiento, queda grabado en nosotras como el abrazo amigo que siempre nos espera en cada momento de la vida.

Nuestro deseo de que el Señor os acompañe y fortalezca siempre, va acompañado de nuestro cariño.

María de la Concepción del Río Aldariz,
Coordinadora General.

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 117


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Resolución: Que para lo de las minas generales de todo el reino, en que entran las minas descubiertas y por descubrir, se vea y platique si se deben y pueden revocar ó no, y que se junte con ellos Arrieta, y envíen su parecer resolutamente y de manera que su Magestad se pueda resolver: y que en lo de las minas de Guadalcanal brevemente se les escribirá lo que en ello se ha de hacer.
Memorial de las personas que paresce que podrian tener la administracion de la mina de Guadacanal.

- D. Hernando de Silva.
- D. Rodrigo Niño.
- D. Diego de Vargas Carvajal.
- D. Hernando de Torres y de Portugal
- El comendador de la Magdalena.
- D. Diego de Santillana.

Otros de no tanta cualidad.

- Francisco Gutierrez, caballero de la orden de Santiago, y natural de Segovia.
- El comendador Morejon, de Medina del Campo.
- Pero Hernandez del Portillo, vecino de Valladolid.
- Cristobal de Miranda, vecino de Burgos.

En 2 de diciembre de este mismo año de 1556 se ensayaron los minerales del pozo de Adan, y dieron el resultado siguiente: de los cochizos de la segunda mineta, correspondió á veinte y dos marcos y cinco onzas por quintal de piedra. Del metal guijeño de la tercera mineta, el metal blanco respondió á treinta y un marcos y dos onzas por quintal de piedra. De las lavaduras de la segunda mineta, sale á once onzas y media por quintal de piedra por lavar.

Carta de Agustin de Zárate, dando cuenta del estado de las minas de Guadalcanal.
Secretaría de Estado. Correspondencia de Castilla, núm. 124.
5 de diciembre de 1556.
S. C. R. M.- Algunos días ha que en las cartas que he escrito á V. M, he mostrado haber aflojado algo la riqueza de esta mina, y tenia razon, porque no se sacaba metal sino del pozo rico de Martin Delgado, y aun de aquel en la mayor parte de lo descubierto habia variado la vena en buena cantidad; y pudiesce que Dios nos remedia ordinariamente cuando aquí nos hemos, visto en las mayores necesidades; y ansi del próspecro suceso que hasta agora se nos ha mostrada nuevamente, me paresció dar luego noticia á V. M., no teniendo yo por poca buena dicha para mí que antes que de aquí me vaya, se haya descubierto lo que abajo diré, contándolo desde su origen.

CLAUSURA EXPOSICIÓN DE FOTOGRAFÍAS

El pasado día 8 a las 14:00 horas, se clausuró la Exposición de Fotografías que con motivo de los 100 años de la venida de las Hermanas de la Doctrina Cristiana, ha permanecido abierta en la iglesia de Santa Ana, desde el 28 de noviembre.

Durante estos días, han visitado la exposición más de cuatrocientas personas, en el horario que ha permanecido abierta de 11 a 13 y de 18 a 20 horas.

Coincidiendo con la exposición, se puso a la venta el libro de fotografías NUESTROS RECUERDOS, que recoge un total de 115 fotografías de diferentes épocas, del Convento de las Hermanas de la Doctrina Cristiana. Se han vendido alrededor de trescientos ejemplares, durante los días de la exposición.

jueves, 10 de diciembre de 2009

LA ANGUSTIA DE LAS INMENSIDADES OCEÁNICAS - 4 DE 8

(La representación del espacio en los primeros exploradores europeos del Pacífico en los siglos XVI y XVII)

Por la Dra. Annie Baert, hispanista, profesora de español y especialista en Estudios Ibéricos en la Universidad de la Polinesia francesa, en Tahití.

(Traducción de José María Álvarez Blanco)


En cuanto a los mapas de los que podían disponer, sus autores llenaban las zonas desconocidas de bonitos dibujos de navíos o de monstruos marinos, y representaban regiones de las que sólo se suponía su existencia, como el continente austral, denominado «Terra Australis» o «Terra Australis incognita», y en los que sistemáticamente figuraba ocupando una inmensa parte del sur del Pacífico, desde la Tierra de Fuego hasta Nueva Guinea (véanse los mapas de Mercator, de William Blaeu, de Ortelius o de Teixeira): eran objetos decorativos, pero no documentos de navegación, elaborados según los relatos de viajes, y que reproducían sus errores o sus imprecisiones. Así tenemos un mapa de Godinho de Eredia (1563-1623) donde figuran ciertos descubrimientos de Mendaña y de Quirós: las cuatros islas Marquesas del Sur, bien alineadas en el mismo paralelo que San Bernardo (Islas de la Ligne, Kiribati) y Tikopia (Salomón), en el nordeste próximo algunos atolones de las Tuamotu (San Blas o Marutea, el grupo llamado Las Vírgenes — Maturei-Vavao, Tenarunga, Vahanga y Tenararo— Santa Apolonia o Vairaatea), y lejos al noroeste de la Nueva-Jerusalén (Santo, Vanuatu)[i].
De hecho, el marino explorador no tenía mapas y era imposible que los tuviera, si era él quien los trazaba, frecuentemente a partir de nada. Por tanto, cuando Mendaña se preparaba para su segunda travesía, en 1595, «ordenó al piloto mayor hacer cinco mapas para su navegación, un para él y una para cada uno de los cuatro pilotos, y no haciendo figurar en ellos más que la costa de Perú, entre Arica y Paita, y dos puntos al norte y al sur, uno por encima del otro, a 7° y 12° de latitud, a 1.500 leguas al oeste de Lima, diciendo que eran las latitudes extremas de las islas que iban a buscar, y que en longitud, estaban a 1.450 leguas [de Perú]. Si hizo añadir 50 leguas, era porque siempre sería mejor llegar más pronto»
[ii]. Hoy día es difícil concebir que un navío se prepare para una larga travesía con dichos documentos. La explicación que da Quirós en cuanto a la representación de 50 leguas suplementarias en los mapas que hizo ese día hace referencia a una preocupación más sicológica que geográfica: era necesario que los marinos vieran todavía un espacio en blanco, o vacío, delante de su punto de destino, de modo que tuvieran la impresión de estar anticipadamente en su camino. Y cuando Quirós añade que «se prohibía que se representaran en los mapas ninguna otra tierra, era con el fin de evitar que uno de los navíos ni cambiara de rumbo ni se perdiera», se pregunta qué otras tierras hubieran podido ser dibujadas, además de la costa americana.
Actualmente, un navegante experimentado que emprendiera una travesía desde Tahití hasta Hawaii, para retomar nuestro primer ejemplo, sin ningún mapa marino, no se encontraría tan desprovisto: antes de aparejar, habría tenido cuidado de estudiar uno cuidadosamente e integrarlo en su memoria, de modo que conociera la distancia a recorrer, primero hacia el sur y después hacia el norte del ecuador, en regiones cuyos régimen de viento es conocido, y que sabría que islas tendría el riesgo de encontrarse en su camino. Igualmente habría memorizado la altura y el azimut de las estrellas que podrían ayudarle en su navegación. Además, gracias a un simple reloj de pulsera, podría conservar la hora de su punto de partida y estimar su longitud. Se ve pues que ahora nadie parte hacia lo desconocido.
Sin embargo, la precaución tomada por Mendaña en cuanto a la comunicación de sus escasos «conocimientos» geográficos se reveló inoperante: cuando la flota que había abandonado Santa Cruz el 18 de noviembre de 1595 intentaba regresar a las Filipinas, hacia las cuales «el piloto mayor hacía su ruta[…] sin mapa y ayudándose solamente de lo que se decía», de lo que había oído durante su carrera, dos de sus tres navíos «cambiaron de rumbo» y se separaron de la capitana, la galeota el 10 de diciembre y la fragata el 19 de diciembre. Estas dos pequeñas embarcaciones llegaron por otra parte a las Filipinas, por sus propios medios, pero solo los hombres de la galeota habrían salvado la vida. De los de la fragata, «se oyó decir que se habían encontrado encallados en alguna parte de la costa, con todas las velas izadas, y los hombres de la tripulación muertos y descompuestos»
[iii].
La falta de confianza y la desesperanza habían sido más fuertes que el deber de obediencia, tanto que el temor de estar perdidos en la inmensidad del océano se había hecho presente ya antes de la llegada a Santa Cruz. Así Quirós escribió: «Parecía que jamás encontrarían tierra. Declararon que las islas Salomón se habían esfumado, o que el Adelantado había olvidado en qué lugar las había encontrado, o que el nivel del mar había subido tanto que las había cubierto de agua y que habían pasado por encima de ellas […]: “Las cosas están claras: después de tantos días de navegar por 10° de latitud, donde se encontraban las islas que buscamos, y no encontramos: o las hemos sobrepasado, o no han existido jamás, o bien, si continuamos así daremos la vuelta entera a la tierra, y al menos llegaremos a la Gran Tartaria. Ni el piloto mayor, ni los otros pilotos, ni el general [Mendaña] saben dónde nos llevan, ni en donde estamos actualmente. ”[…] Los pilotos decían que los barcos escalarían las rocas, por encima de la tierra, porque esto hacía mucho tiempo que surcarían el lugar donde estaba dibujada. El piloto mayor estaba muy preocupado de ver que no encontraría la tierra que buscaba, en tanto que ya había sobrepasado la longitud en donde el adelantado había dicho que se encontraba»
[iv].


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[i] Carta reproducida en Landín Carrasco & Sánchez Masiá: «Fernández de Quirós en Nuevas Hébridas», Descubrimientos españoles en el mar del sur, Madrid, Editorial Naval, 1992, III, p. 649.
[ii] Pedro Fernández de Quirós, op. cit., p. 45-46.
[iii] Pedro Fernández de Quirós, op. cit., p. 131, 139, 142 et 159.
[iv] Pedro Fernández de Quirós, op. cit., p. 66.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 116


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

En Zalamea la Vieja donde había otras minas antiguas, dejó ordenado don Francisco que se cave y ahonde el metal que allí ha parecido por ser en cantidad, para ver si sale de provecho si saliere tal, ponerse ha recado en ella; y en la de las minas de Valverde que son cerca de Mérida, tambien dejó ordenado que se continúe la labor dellas porque parece que son algo provechosas, y esto se llevará adelante, é iremos dando aviso á V. M. de los sucesos de todas, y de lo que en ellas se provee.
Cuando don Francisco fue á esto de las minas, no solo llevó comision ó instruccion en lo tocante á la dicha mina de Guadalcanal, mas así mismo para las otras minas así descubiertas y registradas como por descubrir ó registrar, ordenándose todo aquello que por entonces pareció convenir de que á V. M, se le dió aviso y envió copia. Despues, habiendo oido al dicho don Francisco y visto lo que de las diligencias que él ha hecho ha resultado, habiendo platicado largamente en lo que por lo general en esta materia de minas convernia proveer, porque se tiene entendido que aunque esto de la mina de Guadalcanal ha puesto cubdicia y esperanza para buscar y descubrir minas, por otra parte haber visto que V. M. lo ha tomado, con el recelo que pueden tener que despues de haberlas descubierto y de haber puesto su trabajo y costa siendo de provecho se les tomará, están detenidos y aun se sospecha haber muchas minas descubiertas de que no quieren dar noticia por la dicha razon, hasta ver la orden que en esto se toma, y juntamente con lo dicho impide asimismo la libertad de buscar, estar prohibido en las mercedes que están. hechas á personas particulares de minas, las cuales comprenden por obispados y provincias cuasi todo el reino, que sin tener licencia de las tales personas no se pueden labrar ni beneficiar, ha parecido convernia mucho que en esto del buscar y beneficiar hobiese libertad á todos los que quisiesen, sin embargo del vedamiento ó prohibicion hecha en las dichas mercedes; y que en lo que toca á la parte de los halladores, hobiese segurldad y largueza para que con la dicha libertad, asegurados del interes, y siendo aquel suficiente, se acudiciasen muchos á atender á descubrir y beneficiar minas, de que es claro resultaría servicio á V. M. y gran beneficio al reino: lo cual se podrá hacer ó haciendo declaracion general por provision ó ley, renovando la ley del Ordenamiento asi en la tercía parte, como en la licencia, ó tomando asiento particular con todos los que viniesen y lo quisiesen, dándoles antes mas que menos de la parte de la ley. De hacerse por declaracion general renovando la ley, paresce resultaria alguna confirmacion del derecho que pretenden los halladores de Guadalcanal, y haciéndose antes de tomar con ellos asiento sería perjudicial para la concordia, y haciéndose despues injustificaria en alguna manera lo que con ellos se habia hecho y la toma de la dicha mina, y aun para la seguridad y firmeza de que les seria guardado, no lo tema tanto de lo general como de los asientos particulares, como quiera que tambien en hacerse en particular habiendo de venir á la Corte á tomar los asientos y por la costa ó trabajo que muchos no querrán tomar, no parece sería tan general aunque este no es gran impedimento: todo lo dicho se entiende en caso que V. M. fuese servido de tomar en sí esta hacienda de minas, ó incorporarla en su patrimonio real, haciéndose con los que tienen las mercedes de manera que no recibiesen agravio, dándoles en la misma hacíenda ó en otra cosa recompensa, y usando en esto del modo que fuese conveniente sin hacer agravio, porque no siendo V. M. servido desto, no parece que hay para qué tratar de lo dicho, presupuesto que cuasi todo el reino está en esto de minas repartido ó hecho merced, pues no tocaba al beneficio de V. M., y los que tienen las mercedes podrán hacer como les parezca, si no fuese para despues de los citas de los que las tienen, porque las mas son de por vida, y para en aquellas partes de que no está hecha merced, que son pocas; aunque en esto de la libertad de buscar por el beneficio público, hemos dado de algunos dias acá y damos licencia para buscar. En todo mandará V. M. lo que es servido, porque conforme á esto se pueda dar acá la orden que convenga; y porque se hace mucha instancia asi por los halladores desta mina como por otros, convernia que esto fuese con brevedad.

martes, 8 de diciembre de 2009

LA ANGUSTIA DE LAS INMENSIDADES OCEÁNICAS - 3 DE 8

(La representación del espacio en los primeros exploradores europeos del Pacífico en los siglos XVI y XVII)

Por la Dra. Annie Baert, hispanista, profesora de español y especialista en Estudios Ibéricos en la Universidad de la Polinesia francesa, en Tahití.


(Traducción de José María Álvarez Blanco)

La experiencia de la mar y el conocimiento de su nave le permitían estimar su marcha. En su Art de naviguer (Arte de navegar), Pierre de Médine indicaba así al marino: que «sabe que lo más que puede recorrer en una hora es cuatro leguas; y de ellas recorre tres, es mucho, pero recorrer dos en una hora es razonable…»[i]. Cuatro leguas en una hora representan una velocidad de casi 14 nudos, que es efectivamente «lo más que [un navío] puede recorrer en una hora» — y que pueden reivindicar pocos veleros de hoy día. La velocidad media de Magallanes a través del Pacífico (3 nudos) es pues menos que lo «razonable», pero esta velocidad no es más que una media, que integra las calmas ecuatoriales y los innumerables zig-zags que debió recorrer su navío, sin hablar de la distancia recorrida gracias a las corrientes marinas, circunstancias que era incapaz de estimar. Su cronista Pigafetta escribió: «Este mar está bien llamado Pacífico porque no hemos tenido fortuna [aunque si alguna tempestad] … y cada día, hacíamos 50 o 60 leguas »[ii], es decir de 170 a 205 millas náuticas, a una velocidad comprendida entre 7 y 8,5 nudos, lo que parece muy optimista, aunque sin duda es necesario atribuirlo a la corriente general.

Ignorancia del espacio
Ahora bien es necesario tener en cuenta que estas últimas expresiones (nudos, km/h) no tienen el sentido que poseen desde el fin del siglo XVIII, es decir, desde que se sabe medir el tiempo con cierta exactitud, lo que es indispensable para la medida de la distancia recorrida en la mar, donde no es posible plantar dos estacas unidas por una cuerda, por ejemplo, como se haría para medir el perímetro de un campo. En la mar, el espacio y el tiempo están indisolublemente unidos: si se dice que se han hecho diez millas, es porque se ha marchado a 5 nudos durante dos horas, y se sabe gracias a los instrumentos (velocímetro, GPS), o porque se ha ido de un punto a otro alejados 10 millas en un mapa que se ha trazado gracias a dichos instrumentos. Para el marino, cualquier distancia recorrida corresponde a una cantidad de tiempo transcurrido, lo que no siempre sucede a la inversa: en las calmas chichas (en particular en las inmediaciones del ecuador, en «calmas ecuatoriales»), el tiempo pasa y el velero no avanza, tanto sea del siglo XVI como del siglo XXI.
Pero antes de la invención del cronómetro, los marinos solo disponían de los relojes de arena, cuyo duración de vertido era de una media hora o de una hora, que los jóvenes grumetes de a bordo estaban encargados de darle la vuelta 24 o 48 veces al día — cuando no se dormían, lo que permite comprender los grandes errores de longitud. Es así que, al salir de su travesía de las Tuamotu, cuando Quirós recordó que Santa Cruz estaba a 1850 leguas de Lima y pidió a sus pilotos que le dieran su posición estimada, Ochoa «nos puso a alrededor de 2300 leguas, el capitán Bernal aún más lejos, y el almirante a 2000 leguas»: grave incertidumbre
[iii]. Evidentemente no estaba exento de error, puesto que sub-estimó la longitud de Santa Cruz y de Santo (Vanuatu), engañándose respectivamente en 8% y en 15%, y sobre-estimó la de Hao, con un error de más de 8%. Pero el conocimiento progresaba puesto que en 1568, su predecesor, Hernán Gallego, había considerado que Nui (Tuvalu) estaba mucho más cerca de Lima lo cual no es efectivamente cierto, cometiendo un error de 26%.
El viajero terrestre podía «hacer escala» casi cuando quisiera, aunque esto fuera a riesgo de pasar la noche bajo las estrellas, y decidir en cualquier momento que su camino había terminado, incluso si no había alcanzado el destino fijado previamente: en cualquier caso había llegado a alguna parte, y podía situarse mediante mapas, donde figuraban las vías de comunicación, las iglesias o los centros urbanos. Por el contrario, si bien el marino también sabía poco más o menos que hora era, por la posición del sol, no tenía ningún medio de medir el tiempo transcurrido con la precisión necesaria para estimar la distancia recorrida, es decir, para saber donde estaba.


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[i] Valladolid, 1545. Traducción francesa, Lyon, 1554, Livre III, chap. XII, p. 39.
[ii] Pigafetta, op. cit., p. 127
[iii] Pedro Fernández de Quirós, op. cit., p. 233.