sábado, 27 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 156


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Preguntado á este testigo que por qué se afinaba la dicha plata á tanta costa de la dicha hacienda antes que el dicho señor Diego Lopez viniese á las dichas minas por administrador, dijo este testigo que tiene por cierto que ha sido por no haber administrador que lo haya mandado como el dicho señor Diego Lopez, y que esta es la verdad para el juramento que tiene hecho y lo que alcanza, y firmólo - Diego Diaz Rico.
E despues de lo suso dicho á veinte y tres del dicho mes y año, yo el dicho escribano para averiguacion de lo suso dicho tomé é rescibí juramento en forma de Diego Mejía, afinador en uno de los dichos buitrones que estan formados en las dichas minas; é habiendo jurado, dijo que es verdad que luego como vino el señor Diego Lopez, Veinticuatro de Sevilla, por administrador de estas dichas minas en lugar del contador Agustin de Zárate, otro día despues vió este testigo como fue á visitar la casa á donde están los buitrones á donde se afina la dicha plata, y ver la orden que se tenia en el afinar en los dichos buitrones; y como vió que la orden que se tenia era costosa á la dicha hacienda, dijo este testigo que luego mandó á este testigo y á los demas sus compañeros que de allí adelante no afinasen de aquel arte tan costoso, sino que cada uno tuviese cuidado de tapar las bocas de los buitrones, y los achicasen por arriba y adobasen las reverberaciones, y que cubriesen las cendradas con adobes ó con losas á efecto de quitar el gasto del hierro y de la leña que ansí se gastaba afinando al modo que antes se afinaba; preguntado á este testigo diga y declare qué tanta costa del hierro se ahorra cada mes y de leña cada día afinando la dicha plata al modo que el dicho señor Diego Lopez ha mandado y mandó, dijo este testigo que se ahorra la mitad por medio de la leña, y todo el hierro que se solia poner en los dichos buitrones para cubrir las bocas de las cendradas en esta manera: que este testigo solia gastar cada ella en un buitron diez cargas de leña, que cuestan á sesenta maravedís y á dos reales, que hacían de costa veinte reales cada día, y ahora dijo este testigo que se ahorra la mitad, y en lo del hierro que podría valer y valdría lo que ansí se gastaba cada mes en vergnejones de hierro para cubrir los dichos buitrones que son á su cargo de este testigo dos quintales, los cuales, puestos en estas dichas minas, valen cincuenta y dos reales poco mas ó menos, de manera que, sumado el costo de ocho buitrones que estan fundados que ansí se tapaban con hierro, dijo este testigo que se ahorran al mes al respecto de los dellos sus dos buitrones que son doscientos y ocho reales, y en lo de la leña la mitad por medio, lo cual todo dijo este testigo que es en gran beneficio de la dicha hacienda; preguntado este testigo diga por qué ha sido la causa de que antes que el dicho administrador Diego Lopez viniese á estas minas afinaban la plata tan costosamente, pues vian que era en daño de la hacienda, dijo este testigo que porque no se lo habian mandado los administradores antecesores del dicho señor Diego Lopez, y porque ansi se tenia la costumbre del afinar cuando este testigo vino á las minas; y que ésta es la verdad por el juramento que tiene hecho, y firmólo.- Diego Mejía.
Y yo Andrés Sanchez, escribano de S. M., que presente fui en uno con el dicho señor administrador á la dicha visita y á la examinacion de los dichos testigos, lo escribí é suscribí y saqué en limpio; y va cierto y verdadero en estas cinco hojas de papel con la en que va mio signo. De todo lo cual yo doy fe segun dicho es, é por ende fice aquí este mio signo que es á tal. -En testimonio de verdad.- Andrés Sanchez, escribano de S. M.

jueves, 25 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 155


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Y luego incontinenti yo el dicho escribano tomé é rescibí juramento en forma de Diego Diaz Rico, alcalde de la hermandad en la dicha villa de Guadalcanal y guarda en los dichos buitrones, y habiendo jurado dijo ser de edad de veinte y siete años poco mas ó menos, y que siendo guarda como es en los dichos buitrones á donde se afina la plata de las dichas minas de S. M., que son en el dicho término de Guadalcanal por la instruccion del señor don Francisco de Mendoza, visitador general de las dichas minas, vio este testigo como, después que se fue el contador Agustin de Zárate, vino por administrador dellas el señor Diego Lopez, veinticuatro de Sevilla, el cual, después de haber venido á ellas, andando visitando las dichas minas, fue á la casa do están los buitrones á donde se afina la dicha plata que procede de los dichos metales de las dichas minas, el cual como vió la orden que se tenia en afinar la dicha plata en los dichos buitrones, la cual dijo que era muy costosa por causa de estar los buitrones muy anchos, y gastábase gran cantidad de leña y hierro en barras para cubrir las cendradas, y leña por tener tres bocas cada un buitron abiertas entretanto que se caldeaban, metiendo por ellas gran cantidad de leña; y viendo todo esto el dicho señor administrador como era en gran costa para la dicha hacienda, mandó á los dichos afinadores á cuyo cargo estan los dichos buitrones, y á este testigo como guarda, que de allí adelante no consintiese afinar de aquel arte la dicha plata, sino que tapasen las bocas de los buitrones entretanto que se caldeaban, y que cuando se metiese el plomo plata para afinar abriesen la una boca por donde se acostumbra meter; y tambien dijo este testigo que les mandó que las cendradas las cubriesen con losas de hiedra y con tejas, y que angostasen los buitrones por aquella parte por donde se ponían los verguejones de hierro, para que pudiesen estar bien las losas; y dijo este testigo que ansí lo pusieron luego por la obra los dichos afinadores, con la cual orden dijo este testigo que se hallaban bien, porque caldean mejor, y muy á menos costa de leña y de hierro, que se gastaba teniendo las dichas bocas abiertas con la leña, y cubriendo la dicha cendrada con las dichas barras de hierro. Preguntado á este testigo diga y declare qué tanta costa se ahorraría cada mes de hierro y cada día de leña por causa de no afinar la plata como antes en los dichos buitrones, dijo este testígo que á su parescer que en lo que toca á la leña se ahorra la cuarta parte en cada buitron de ella, despues que el dicho señor Diego Lopez dio la dicha orden; preguntado este testigo qué valdrá la dicha cuarta parte que ansí dice que se ahorra cada día en cada uno de los dichos buitrones, dijo este testigo que no lo ha tornado por tasa para podello declarar, mas que le paresce que antes que el dicho señor administrador diese la dicha orden se gastaria en los cuatro buitrones que cada día afinan cuarenta cargas de leña, las cuales y cada una de ellas cuestan á sesenta maravedís y á dos reales, y de aquí adelante cree este testigo que valdrán mas caras por haber de ir por ellas mas lejos, de las cuales dijo este testigo que se ahorrarán la cuarta parte á su parescer, y en lo del hierro dijo que es cierto que cada mes se ahorran de ocho á diez barras que se ponen en cada buitron, las cuales le paresce á este testigo que pesarán tres quintales poco mas ó menos, y que vale cada quintal, puesto en las dichas minas, veinte y seis ó veinte y siete reales, de las cuales barras dijo este testigo que eran menester cada mes veinte y cuatro quintales, que cuestan seiscientos y veinte y cuatro reales ó treinta, los cuales dijo este testigo que se ahorran por causa de haber dado la dicha orden el dicho señor administrador; y ansímismo dijo este testigo que se ahorran gran cantidad de tejas que se ponían encima de las dichas barras, y agora encima de las losas no se ponen, ni son menester la tercia parte.

martes, 23 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 154


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

E despues de lo suso dicho viernes á veinte y dos del dicho mes y año, yo el dicho escribano tomé y recibí juramento en forma de Juan Martin, afinador en las dichas minas, el cual, habiendo jurado, dijo, que despues que el señor Diego Lopez, Veinticuatro de Sevilla, vino por administrador á las dichas minas de S. M., y luego como vino otro ella fue á visitar los buitrones á donde se afinaba la plata, y vió como la orden que se tenia en afinarla era de mucha costa para la haciencia; y visto esto mandó que de allí adelante no afinase este testigo y los demas afinadores de aquel arte, sino que cubriesen los buitrones con losas de piedra y tejas, y quitarse hia el gasto del hierro que era grande; y ansímismo mandó que tapasen las bocas de los buitrones con tejas y ladrillos, y evitarían el gasto de la leña que asímísmo era grande; y dijo este testigo que todo lo que el dicho señor administrador mandó, era á efecto de evitar la gran costa que hasta allí se tenia y se gastaba en el afinar la plata en los dichos buitrones, porque dijo este testigo que en dos buitrones que él tiene á su cargo se gastaban cada mes poco mas ó menos seis quintales de hierro en verguejones que se ponian encima de las bocas de las cendradas, los cuales dijo este testigo que costaba cada quintal del dicho hierro, puesto en las dichas minas, á veinte y seis reales, de manera que suma cada mes el gasto de dos buitrones ciento cincuenta y seis reales, y al respecto sumado el costo que hacen ocho buitrones que ansí andan en las dichas minas, se gastaban cada mes veinte y cuatro quintales, que suma seiscientos veinte y cuatro reales; y ansímisma dijo este testigo que él gastaba cada dia en su buitron doce cargas de lena afinando, las cuales cuestan á dos reales, y después acá que el dicho señor administrador dió la dicha orden del afinar, dijo este testigo que no gastaba la mitad, de manera que cada dia se ahorra la mitad de la dicha leña en cada uno de los dichos buitrones que antes se gastaba; y dijo este testigo que tiene por cierto que cada dia se ahorran de solo su buitron diez reales poco mas ó menos, lo cual todo se gastaba segun dicho es, y se gastára de aquí adelante si el dicho señor Diego Lopez no diera la dicha orden que dió en el afinar la dicha plata, lo cual todo dijo este testigo que es á gran provecho de la dicha hacienda de S. M. Preguntado este testigo diga y declare qué era la causa que afinaban antes la plata en los dichos buitrones cubiertas las cendradas con los verguejones de hierro, y con las bocas de los buitrones abiertas y llenas de leña, pues vian que hacian demasiada costa á la dicha hacienda; dijo este testigo que porque afinaban la dicha plata que cada dia se les daba con menos trabajo de sus personas, cubriendo los dichos buitrones con los dichos verguejones de hierro, que con las piedras que agora les ponen y les mandó poner el dicho señor administrador, y tambien porque los administradores antecesores del dicho señor Diego Lopez no lo alcanzaban para dar la dicha orden en el afinar como la alcanza el dicho señor administrador que lo mandó, y que por esto lo hacian, y no por no se les alcanzar á este testigo y consortes á cuyo cargo están los dichos buitrones; y que esta es la verdad para el juramento que tiene hecho, y firmólo.- Juan Martin.

domingo, 21 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 153


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Preguntado á este testigo diga y declare en qué tanta cantidad de hierro se ahorraria cada mes, y de leña cada dia, afinando la dicha plata al modo y segun mandaba el dicho señor administrador, á como antes que su merced viniese se solia afinar, dijo este testigo que él tiene á su cargo dos buitrones en que ha afinado y afina plata en las dichas minas por mandado, del señor don Francisco de Mendoza desde que vino por visitador general á estas dichas minas, los cuales fundó este testigo segun dicho tiene, y que cubria los dichos buitrones, y la cendrada de cada uno dellos con diez y seis barras de hierro que podrian tener y pesar tres quintales de hierro, de manera que en dos buitrones ponía treinta y dos que eran seis quintales: y en término de un mes poco mas ó menos dijo este testigó que todas era menester renovar porque el fuego las gastaba y consumia, de manera que cada mes se echaban de costa los dichos seis quintales de hierro, que vale cada quintal, puesto en las dichas minas, veinte y seis reales, que suma todo lo que ansí se gastaba y consumia del dicho hierro en los dichos dos buitrones ciento cincuenta y seis reales, por manera que en ocho buitrones que estan formados y se afinan en ellos conforme á los de este testigo, se ahorran cada mes al respecto de los dichos dos buitrones que montan seiscientos veinte y cuatro reales; y en lo que toca á la leña dijo este testigo que lo que solía gastar cada día en un buitron serían diez cargas de leña poco mas ó menos, que cuesta cada carga á dos reales, que montan veinte reales cada día en solo un buitron; y dijo este testigo que despues que el dicho señor administrador dió la dicha orden del afinar sin barras y tapadas las bocas de los buitrones, ha afinado este testigo y los dichos sus consortes con la mitad menos de leña de lo que se solía gastar, de manera que en los cuatro buitrones que se afina cada dia plata, se ahorra cada un día la mitad por medio de la dicha leña que antes se solía gastar, de manera que cada día se ahorran cuarenta reales poco mas ó menos de leña lo cual todo, que dicho es, dijo este testigo que se ahorraba despues que el dicho señor administrador vino a entender en la dicha hacienda y dio orden de la dicha afinacion; preguntado á este testigo diga y declare qué ha sido la causa de no haber afinado antes de agora la dicha plata en los dichos buitrones, segun y como el dicho señor administrador Diego Lopez lo ha mandado y mandó, dijo este testigo que lo hacían porque el afinar con las dichas barras de hierro, y abiertas las bocas de los dichos buitrones con la leña puesta en ellas, era y se hacia á menos trabajo de sus personas de los dichos afinadores, y no había ni ha habido administrador que se le alcanzase como al dicho señor Diego Lopez; y dijo este testigo que si él no lo había hecho como á hombre que ir se te entendía era y fue por lo que dicho tiene, y porque no tenia este testigo certidumbre de permanecer en las dichas minas hasta que S. M. y los de su consejo mandaron al dicho señor Diego Lopez, administrador que al presente es en las dichas minas por su provision real, que tuviese cuenta y favoresciese á este testigo en que como afinador de los buitrones fuese gratificado, y así por mandado del dicho señor Veinticuatro se hizo todo lo que dicho tiene este testigo, viendo que era cosa útil y provechosa al servicio de S. M. y de su hacienda como hombre que lo entendía; y dijo este testigo que para el juramento que tiene hecho que ha de sesenta años poco mas ó menos, y que de rnas de los cuarenta años á esta parte ha que usa el oficio en Almodovar del Campo y en Puerto-Llano y Abenoja, y la Serena, y en Hornachos, y en la provincia de Méjico, y en estas minas; y por el uso y edad á do quiera que este testigo se ha hallado en el dicho oficio, no ha habido hombre, ni este testigo lo ha hallado que en beneficio de minas y metales y orden de fundillas y afanallas que le haya llevado ventaja, sino es el dicho señor Diego Lopez, administrador suso dicho, el cual dijo este testigo que tiene tan vivo ingenio y solicitud de lo que conviene al beneficio de minas y metales, que este testigo está espantado dello, y le paresce que él no sabe nada en su presencia, y que esta es la verdad para el juramento dice tiene hecho, y firmólo de su nombre Diego de Pedroche.

viernes, 19 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 152


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Probanza que el muy magnífico señor Diego López, Veinticuatro de Sevilla, mandó hacer sobre el averiguar que tanta cantidad de maravedís se ahorrarían de leña cada dia y de hierro cada mes, afinando la plata en los buitrones, conforme á la orden que su merced dió y ha dado despues que es administrador en estas minas de S. M. á como antes que su merced viniese se solia gastar.
Secretaría de Hacienda.- Minas, número 31
16 de enero de 1557.
En el asiento de las minas del Molinillo, que son de S. M. y término de la villa de Guadalcanal, sábado á diez y seis dias del mes de enero año del Señor de mil é quinientos é cincuenta é siete años, en presencia de mí Andres Sanchez, escribano de S. M. en la fábrica de las dichas minas é de los testigos de yuso escritos, el muy magnífico señor Diego Lopez, Veinticuatro de Sevilla, administrador por S. M. en las dichas minas, fue á visitar las casas á donde estan los buitrones donde se afina la plata de los metales que proceden de los metales que salen destas dichas minas, y andando visitando vió como los afinadores que en ellos afinaban no tenian la orden en el afinar que convenia al servicio de S. M. y al provecho y utilidad de la dicha hacienda, y visto esto mandó á Diego Megía, y á Juan Gallego, y á Juan Martín, y á Juan Francisco y á Pedroche, afinadores, que de allí adelante no tuviesen abiertas las bocas de los dichos buitrones como hasta allí las tenian, porque gastarian demasiada leña de la que gastáran teniéndolas cerradas, y caldearian antes y despacharian con mas brevedad, y cada uno achicase la boca de la cendrada, para que desde allí adelante las cubriesen con las losas, y no gastarian tanta cantidad de hierro como hasta allí gastaban; lo cual los dichos afinadores dijeron que luego, pornian por obra como su merced lo mandaba, y algunos de los dichos afinadores dijeron que era estilo de la Nueva España, y que era cosa muy buena y provechosa afinarse del arte que su merced mandaba, lo cual el dicho señor administrador mandó á mí el dicho escribano hiciese cierta informacion sobre lo susodicho, rescibiendo juramento á los dichos afinadores y de cada uno de ellos, para que contestase el provecho y utilidad que en hacerse como su merced mandaba la dicha afinacion se seguía, y mandó á mí el dicho escribano se lo diese todo por testimonio en manerá que haga fe, para lo cual sometió á mí el dicho escribano la recepcion del dicho juramento; testigos Pedro de Aguilar, veedor en las dichas minas, y Juan de Olivares, y Alonso Maldonado estantes en las dichas minas y fábrica dellas: y después de lo susodicho, en las dichas minas, en cumplimiento de lo por el dicho señor administrador mandado, yo el dicho escribano, tomé el juramento en forma debida de derecho, por Dios y por santa María, y por las palabras de los santos cuatro Evangelios, de Diego de Pedroche, afinador y persona que fundó los dichos buitrones donde se afina la dicha plata; y habiendo jurado dijo que es verdad que, despues que el dicho señor administrador vino á esta dicha hacienda por S. M., visitó los buitrones, y mandó á este testigo como afinador y á los dichos sus compañeros que quitasen las barras de hierro con que se cubria la cendrada de cada uno de los dichos buitrones, y mandase hacer este testigo una forma de afinar de Indias que no fuese menester barras de hierro, porque era gran costa para la dicha hacienda, y este testigo la hizo luego otro dia siguiente como hombre que sabia el dicho estilo de afinar plata en Indias; y hecha la dicha forma que el dicho señor Veinticuatro le mandó, dijo este testigo que luego echaron á afinar sin barras de hierro, y tapadas las bocas de los buitrones como el dicho señor administrador mandó, dijo este testigo que se afinaba la dicha plata ansímesmo á menos costa de leña, de manera que la dicha plata salia buena y en mas breve término de los dichos buitrones que hasta allí y á menos costa de leña y hierro.

miércoles, 17 de febrero de 2010

"LAS QUERELLAS DEL REY ALFONSO", OBRA DE TEATRO DEL SIGLO XIX DE LA QUE UN ACTO TRANSCURRE EN GUADALCANAL

Por José María Álvarez Blanco

En las páginas de la Revista de Feria de 2008 relataba el hallazgo de una obra, supuestamente de Lope de Vega (El valiente Juan de Heredia), cuyo protagonista era guadalcanalense y cuyo primer acto transcurría en nuestro pueblo. Las expectativas que me habían animado en perseverar unos dieciocho años en el hallazgo de dicho texto, desde que conocí solo cuatro de sus versos, y la supuesta autoría, disminuyeron notablemente cuando tuve conocimiento que solventes hispanistas ya la habían catalogado como no escrita por El Fénix de los Ingenios. Por otro lado, razones tanto de tipo técnico, la calidad del verso, como sociológico, la conducta homófoba en grado sumo del personaje Juan de Heredia, la hacían totalmente inviable para ser representada por el animoso grupo de teatro de nuestra localidad, que responde al farandulero nombre de “La caja de cartón” y del que no he tenido la suerte de ver, hasta el momento, ninguna representación, aunque si seguir su programación y éxitos gracias a la página digital del Ayuntamiento.

Gracias, como no, a esa galaxia cultural llamada Internet, y a esa herramienta imprescindible de búsqueda conocida por Google, traigo hoy a estas páginas noticias de otro drama histórico en tres actos y en verso, titulado “Las querellas del Rey Sabio”, estrenado en Madrid el 19 de noviembre de 1858, del que es autor el escritor Luis Martínez de Eguilaz y Eguilaz (Sanlúcar de Barrameda, 1830 – Madrid, 1874).

Antes de hacer diversas consideraciones sobre el autor y el contenido de la obra, invito al (im)probable lector a ver una reproducción facsímil de la portada de la tercera edición, la página del reparto, y la introductoria al segundo acto, cuya acción se desarrolla en el que fue castillo de nuestro pueblo.

El curioso lector se habrá percatado rápidamente, por las fechas que enmarcan la vida del autor, que fue contemporáneo de nuestro conocido paisano Adelardo López de Ayala. Tengo que que reconocer que jamás había tenido noticias de este autor sanluqueño, cuyo nombre no recogían los manuales de literatura del bachillerato de la época, que dentro del llamado Teatro realista y social, solo estudiaban brevemente la triada formada por José Echegaray, Adelardo Lopéz de Ayala y Manuel Tamayo y Baus. Para situarlo adecuadamente digamos que, aparte de la obra de la que damos cuenta, escribió varias otras de carácter moralizante e incluso algunas zarzuelas. En los últimos años de su vida desempeñó el cargo de Director del Archivo Histórico Nacional. Parece ser que gozó de cierto renombre en su época, hasta el punto de que Menéndez y Pelayo, afectado por su muerte, le dedicó un poema, y aunque no llegó a la desaforada fama que tuvo López de Ayala, comparte hoy día con nuestro paisano el más rotundo de los olvidos y la misma mínima valoración estética. Las causas por las que el teatro del Siglo XIX español casi no ha dejado huella, y no se haya representado durante el siglo XX, han sido suficientemente estudiadas por los expertos y carece de sentido cualquier consideración por mi parte.

En cuanto a la obra Las Querellas del Rey Sabio, calificada dentro el grupo de las semihistóricas por los tratadistas, tiene su fundamento en la Crónica del Rey Alfonso el Sabio, que efectivamente cita a Guadalcanal, como el lugar en el que se detuvo el infante Sancho, futuro rey Sancho IV el Bravo, en la confrontación que mantuvo con su padre, que según dicha Crónica se paró en Constantina. El reinado de Alfonso X el Sabio ha sido justamente reconocido por la obra realizada por su escritorio real que patrocinó, supervisó y a menudo participó con su propia escritura. Es conocida su colaboración con un conjunto de intelectuales latinos,
hebreos e islámicos conocido como Escuela de Traductores de Toledo, en la composición de una ingente obra literaria que inicia en buena medida la prosa en castellano. Si aparte de estos aspectos intelectuales consideramos que además del conflicto por disputas hereditarias con su hijo Sancho, su participación en la guerra civil portuguesa apoyando a Sancho II de Portugal, la rebelión de las ciudades de las que Sevilla fue la excepción como nos recuerda su escudo y que se complicó más la vida con su pretensión al título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, a la que dedicó no poco de su tiempo y energías con nulo resultado, podemos afirmar que su largo reinado fue todo menos tranquilo.

Como la Crónica del Rey Sabio, que alude a Guadalcanal, implica manejar castellano del siglo XIII, creo preferible reproducir a continuación un pasaje de un estudio de un profesor de la Universidad Hispalense sobre el infante, más tarde Sancho IV el Bravo, que documenta históricamente la llegada y estancia del Infante en Guadalcanal, mientra que su padre el Rey lo hizo en Constantina.

“La Crónica traza para estos últimos meses de 1283 un itinerario de Don Sancho que, en defecto de diplomas, hemos de dar por cierto, habida cuenta de lo bien informado que está el cronista acerca de los hechos del infante: Toro donde reprimió con mano dura un conato, suponemos de sublevación a favor del rey; Cáceres y Mérida. Desde allí avanzó hacia Sevilla, no sabemos si con intención de verse con su padre. Pero la noticia de que este se encontraba en Constantina le hizo retirarse a Guadalcanal. La Crónica parece avalar la hipótesis de que padre e hijo habían concertado una entrevista para poner fin a sus diferencias. Pero sus consejeros, que tenían mucho que perder en el caso de que se llegara a un acuerdo que, desde su punto de vista suponía la rendición del infante, “non gelo consintieron nin querién quie se viesen (Crónica de Alfonso X el Sabio, edición de M. González Jimenez, Murcia 1999, página 239). Por ello, el infante se retiró a Guadalcanal , desde allí, se vino a Salamanca, donde enfermó de gravedad”.

Sancho IV, Infante.
Manuel Gonzalez Jiménez
Universidad de Sevilla
(Historia, Instituciones,
documentos 28, página 175 (2001).

Parece claro que con una mínima base histórica el autor teatral construyó el segundo acto de su obra, cuyo argumento general son los conflictos que tuvo que soportar durante su largo reinado el monarca que ha pasado a los textos con el apelativo de El Sabio.

Quede pues constancia, como simple curiosidad, de este protoganismo de Guadalcanal en nuestra Historia y Literatura. Si la supuesta obra de Lope de Vega era irrepresentable por las razones apuntadas, para la que hoy comentamos hay más motivos para que no suba a los escenarios, puesto que su acción transcurre tres siglos antes, está escrita en verso y se refiere a las zozobras y tribulaciones del rey Sabio que poco o nada interesan a la gente hoy día.

Madrid 16 de febrero de 2010

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Bibliografía complementaria:
1. Luis de Eguilaz (http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_de_Eguilaz)
2. Alfonso X el Sabio (http://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_X_de_Castilla).

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 151


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época

Carta del licenciado Murga, alcalde de las minas de Guadalcanal, dando cuenta de su llegada, y de los negocios de su cargo.

Secretaría de hacienda, número 31.

15 de enero de 1557.

C. R. M.- A cinco de diciembre de quinientos cincuenta y seis me fue mandado viniese á estas minas á servir á V. M. sin me detener, en parte alguna lo cumplí aunque el tiempo me fue contrario con mucha agua que hizo, y llegué harto deseado, porque la guarda, dé la hacienda de S. M. entendian los que la beneficiaban consistía en la llegada del juez; paresce que será Dios servido que no se haya engañado, pues con mi venida y diligencias que comencé á hacer ejecutando justicia, los mal vivientes se ausentaron, y los que de noche comarcanos salteaban los metales, no han osado continuar sus malos propósitos, que debia cierto de haber hartos, porque cada cual del mayor al menor, segun se dice, mostraba poderlo hacer como se veía que una noche rompieron el tejado á do estaba el plomo plata fundido; otra adelante horadaron una pared do estaba el metal rico ocho dias antes que yo llegase. Pues los hurtos de los jornaleros, plomeros, fundidores, oficiales malos cristianos no debian de tener número segun fama pública; pero como V. M. me cometió los negocios criminales solamente, paresce que las causas cevíles fuera importante se determináran aquí, porque cada dia hay, diferencias entre las personas que benefician la hacienda, y lo que peor es que de Llerena y Azuaga y de otras partes vienen á sacar personas de sus ocios, que es á muy gran daño del obrage y metales, ó no hay otra persona que poner en su lugar, ó si le hay no lo sabe tan bien: hase ofrescidó tres veces en ocho días, y con medios que dí se sobreseyó por entonces, V. M. lo mande remediar que conviene sumamente: otra cosa veo de que V. M. no es servido, y es que estando como estamos mil hombres en el campo sirviendo á V. M., sería justo se dijese misa todos los dias para los que la quisiesen, y no se dice sino los domingos como en lugar anejo, informándome á cuya culpa fuese, dan á entender que no es de mi oficio tratarlo: á V. M. suplico lo mande remediar, pues nada veré con mal orden de que no dé aviso que no sea en mi mano proveerlo, aunque tengo entendido que en todo habrá mucho concierto, así de parte de los oficiales como de los demas. V, M. me señaló dos ducados para me sustentar por no venir á mas necesidad decir á V. M. lo que pasa, que vale la libra de pan quince y diez y seis maravedís, y del tocino fresco doce, y del carnero quince, y el vino malo á veinte maravedís la azumbre, y la cebada el celemin cuarenta maravedís, el huevo un cuarto, la sardina tres blancas, que es de la que me sustento: á V. M. suplico sobre ello, y todo lo demás mande lo que sea servido, que en mi servicio y lo que debo hacer no tengo de faltar averiguando los hurtos pasados como en oviar los por venir y los demás delitos; cuya muy alta y muy poderosa persona y estado nuestro Señor guarde y prospere con el acrescentamiento de mayores reinos y señorios que, los criados de V. M, deseamos. Destas minas de V. M. quince de enero de mil quinientos cincuenta y siete.- C. R. M, humilde criado de V. M. que sus R. P. y M. B. - Licenciado Murga.

lunes, 15 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 150


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Han procedido de las minas que se nombran de Gonzalo Delgado, después que se labran en compañía de Martín Delgado, treinta y dos mil docientos é diez y nueve marcos.
Ansimismo, han procedido de los quintos reales que se hovieron de las partidas de plata que dio el dicho Martin Delgado, por compras ó por partidos antes que se labrasen en nombre de S. M., dos mil é ciento é treinta é siete marcos, caso que está puesto por adicion para ponerse á cuenta del dicho Martín Delgado lo que has ha de haber S. M., de los dichos partidos y compras de lo que se monta en el dicho quinto.
Item: han procedido de un pozo que se llama de Pero Alvarez, ciento veinte y un marcos.
Ansimesmo, han procedido de algunos partidos que habia dado el dicho Martin Delgado, demas de los de arriba, mil y trecientos é treinta é dos marcos; por manera que se monta en todo lo salvado y afinado en la forma susodicha, setenta y siete mil novecientos é cincuenta é ocho marcos, algunas onzas mas ó menos.
Demás de estas quedaron fundidas en plomo plata al tiempo que yo me partí, algo mas de mil y quinientas arrobas, las cuales no se habian podido afinar porque los afinadores se habian ido á sus casas la pascua; hay en ello plomos de diversas leyes ricas y pobres que no se puede saber al justo lo que vale; pero por el mas atinado tanteo que se pudo hacer, valdrán treinta mil ducados.
Tampoco se puede saber al justo los maravedises que ha valido esta plata, porque Diego Lopez, Veinticuatro de Sevilla, que ha tenido allí á cargo la labor de ella, no habia enviado la cuenta de lo que habia valido la plata que habia rescibido; pero por via de tanteo me paresce que valdrá todo lo que se ha sacado de las dichas minas en el dicho tiempo que yo las he administrado, quinientos mil ducados poco mas ó menos.
Móntanse en las libranzas que yo he hecho por cédulas de S. M. en Pero Luis Torregrosa, y en el dicho Veinticuatro Diego Lopez, á cuyo cargo ha sido la labor é beneficio de la dicha plata en Sevilla, docientos é diez é nueve cuentos é quinientas é veinte é nueve mil é trecientos é treinta maravedis.
Móntanse en los gastos y jornales é salarios y costas de edificios que se han fecho en las dichas minas durante el dicho tiempo, veinte y seis cuentos, quinientas é ochenta é dos mil é cuatro maravedises, en los cuales entran hasta tres ó cuatro mil ducados de libranzas por cédulas reales, que por ser para negocios de mucha prisa, se libraban en los gastos de las minas por no detenernos á que lo fuesen á cobrar á Sevilla; y también entra en la dicha suma lo que han costado mil é treinta é nueve hanegas de trigo que por cédula de S. M. se mandaron comprar para el proveimiento de las dichas minas, que de toda costa valió cada una á veinte y ocho reales, las cuales se han de masar y darse á los trabajadores al precio que sale, sin que S. M. gane ni pierda nada, en las cuales se monta un cuento, menos diez mil maravedises poco mas ó menos.
Todos los pozos que se labran, procuré con toda mi diligencia antes que de allá viniese que quedasen cubiertos, y ansi quedaron con sus tejados á dos aguas, puestos sobre estan hes de madera, de forma que los trabajadores y torneros pueden trabajar en tiempo de agua y de frio, y que las aguas no puedan entrar en los pozos, que es el principal daño que les podia suceder, lo cual no ha sido poco de acabar por la gran copia de tejas que eran menester, y subceder esta labor en tiempo de invierno cuando no se pueden cocer tejas nuevas.
Los alemanes plomeros y torneros que en estas minas trabajaban, llevaban mayores jornales que los españoles, con escéso de la tercia parte, y trabajaban la tercia parte del tiempo menos; porque los españolés se remudan de doce en doce horas, y los alemanes de en ocho en ocho; sentíase gran dificultad en esta forma de labor, y ansi dejo reducidos á los dichos alemanes á que en el tiempo y en el precio vayan iguales con los españoles, que no ha sido poco acabar. -Fecha esta relacion en Valladolid treinta de enero de mil quinientos cincuenta y siete.- Agustin de Zárate.

sábado, 13 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 149


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Relacion del estado en que yo Agustin de Zárate dejé las minas de S. M. que están cerca de la villa de Gucrdalcanal á los catorce dias de enero de este presente año en que partí de allá.
Secretaría de Estado. Correspondencia de Castilla, n.° 124.
30 de enero de 1557.
La forma y hondura de los dos pozos de donde agora se saca el principal provecho, que el uno se llama el pozo de Adan, y el otro el pozo rico de Martin Delgado, tengo escripta en las cartas que últimamente escribí á la Serenísima Princesa de Portugal, que fue, en cinco de diciembre del año pasado; y ansi en esta relación no habrá para qué tornarlo á decir, mas de que en aquel tiempo y algunos dias antes se habia atravesado en la vena del dicho pozo rico una piedra blanca que la pasaba por todas partes, con tanto daño de la dicha vena, que no se sacaba la meitad del metal que solia, y aquello que se sacaba tenia la tercia parte de menos ley que lo de antes, lo cual me dió alguna desconfianza de la riqueza que esperaba que se sacaria de aquel pozo; pero ocho dias antes de mi partida casi se acababa aquella piedra blanca que hacia el daño, y ya el metal salia limpio y casi tan rico, y en muy poco menos cantidad de la que solia, y ansi se espera que ha de proceder adelante la riqueza que hasta agora ha dado.
Este pozo, como otras veces tengo escripto, tiene de hondura diez y seis estados y medio ó casi diez y siete, la largura de la boca del pozo de diez pies, la anchura es de tres pies y medio, caso que en lo bajo del pozo se ha alargado de tal manera que tiene agora treinta é tres pies de largo, de forma que caben en él diez hombres juntos para cavar el metal. Por ser este pozo de tan dura tierra, no ha sido necesario ademarlo ni apoyarlo mientras su labor ha ido á plomo; de poco acá se ha torcido un poco la vena, y ansi se comenzaba ya á ademar. Bien ha seis meses que tiene cargo de la labor de este pozo un morisco de Hornachos llamado Francisco Blanco con una cuadrilla de cuarenta moriscos, los cuales han fecho mucho fruto. Cuanto á la labor, están ocho de ellos de dia y de noche en el pozo, y dos alemanes en su compañía para prevenir que no puedan hurtar: tiene poca agua, porque hay gran cuidado de desaguar los pozos de arriba por manera que aquel quede en seco.
Del pozo de Adan y de las tres minetas que nuevamente se han fecho en él, y de las cosas particulares que dél hay que decir, tengo dado aviso por una relacion que sobre ello envié, de la cual se dará con esta otro traslado.
Cada dia se van afirmando mas los mineros en la opinion que muchas veces han dicho de pensar que todo el suelo que hay desde el dicho pozo de Adan fasta el dicho pozo rico sea de aquel metal blanco que se ha sacado, lo cual sería cosa de gran prosperidad y riqueza, porque hay distancia de ciento é cincuenta pasos. A lo que agora me acuerdo, lábranse en esta distancia seis pozos.
Lo que se la sacado de todas las dichas minas en el tiempo que yo las he administrado, é después que se comenzó á fundir el metal de ellas por los alemanes, que fue á siete dias del mes de enero del año pasado de cincuenta é seis, hasta que yo me partí, que fue un año poco mas ó menos, es en esta manera.
Han procedido de las minas que se llaman de Martin Delgado, y hanse enviado á Sevilla á labrar moneda cuarenta mil quinientos marcos de plata.
Han procedido de las minas de Gonzalo Delgado en el tiempo que se labraban por su nombre, antes que se hiciese compañía entre ellos, dos mil seiscientos y cuarenta y ocho marcos.

viernes, 12 de febrero de 2010

DE NUEVO LA NIEVE EN GUADALCANAL


Durante dos horas la nieve ha vuelto a Guadalcanal. Sobre las 13:30 horas comenzó a nevar sobre Guadalcanal y otros pueblos de la Sierra Norte. A partir de las cuatro de la tarde, la nieve se ha ido convirtiendo en una fina lluvia, que está haciendo desaparecer el manto blanco de los tejados.


En la fotografía podemos ver el antiguo convento de la Concepción tal como se encuentra en estos momentos.

jueves, 11 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 148


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
(Se mantiene la ortografía de la época)
Carta de Agustín de Zárate al señor don Felipe Segundo, dando cuenta del estado de las minas.
Secretaría de Estado.- Correspondencia de la Corona de Castillá., núm. 121.

30 de enero de 1557.
S. C. R. M. -Ya V. M. tiene noticia como yo ha mas de quince meses que resido en las minas de Guadalcanal por administrador dellas, donde, mediante mi trabajo é industria, se ha sacado el fruto que V. M. ha entendido por aviso de los del consejo de la hacienda, y se ha puesto la fábrica y edificios y pozos de las dichas minas en disposicion que fácilmente se sacará el metal que nuestro Señor fuere servido dar; y por ser el humo de los metales tan contrario á la salud, yo enfermé y estuve á punto de morir en aquel asiento; y aun que convalecí, me quedaron tantas enfermedades, que me fue forzoso enviar á suplicar á la serenísima Princesa me mandase dar licencia para venirme á curar á mi casa; y aunque por los del consejo de la hacienda se puso dilacion de algunos meses en dármela, al fin, informados de la necesidad con que la demandaba, no se me pudo denegar, y ansi soy venido á esta villa. El estado en que dejé aquella hacienda será V. M. servido mandar ver por la relacion que dello dí á los del consejo, la cual se envía á V. M. He tenido á gran desgracia mia sucederme en este tiempo enfermedad que me estorbase continuar negocio que tanto importaba al servicio de V. M., y donde pasará algund tiempo primero que otro á quien se cometa se pueda instruir en aquella materia.
Por una carta que V. M. me mandó escrebir desde Gante entendí que la voluntad Real de V. M, era que la merced del hábito para Polo Hondegardo, mi sobrino, y el asiento de Contino de la casa para mí se difiriese para cuando V. M. enhorabuena venga á estos reinos, y que entonces se miraria lo que se pudiese hacer en ello. A V. M. suplico humildemente tenga memoria que ambás mercedes me estan concedidas por V. M., y escripto sobre ello algunas veces á la Magestad Cesárea de la Real mano de V. M. en virtud de los servicios que yo hice en Flandes é Inglaterra en la labor y beneficio de la plata que llevé y del crescimiento que en ella hobo mediante mi trabajo é diligencia: y pues despues acá yo he servido en este otro negocio de las minas tan importantemente, V. M. sea servido que se efectúen las dichas mercedes que me estan concedidas, en lo cual recibiré señalada merced de V. M., cuya Real persona nuestro Señor guarde con acrescentamiento de mas reinos y señoríos. De Valladolid treinta de enero de mil quinientos cincuenta y siete. De vuestra sacra católica Magestad humil criado que sus Reales manos y pies beso - Agustin de Zárate.
****
Zárate partió, como queda dicho, de las minas para la corte el dia 14 de este mes de enero, y á pocos dias de su llegada presentó una relacion del estado en que las dejaba, la cual copiada literalmente dice así.

martes, 9 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 147


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Ansimismo decís que porque la dicha plata llega algunas veces en tiempos que no se puede luego beneficiar, y es menester que esté algun dia en la dicha hornaza en tanto que se beneficia é funde para entregar al tesorero de la dicha casa: y que para la beneficiar es nescesario algunos dias que haya personas de confianza que entiendan en ayudar á ello en los lugares y, como se lo ordenáredes; por no poderos hallar presente en todo; por hacerse, en diferentes lugares á un mismo tiempo; y tambien es nescesario poner guardas en la dicha hornaza los dias que en ella se tiene la dicha plata en tanto que se beneficia, proveerlo heis ansi , é ireis enviando razon particular de lo que en esto hiciéredes y gastáredes, para que se os envíe el recauado que convenga para vuestro descargo.
Y en cuanto á lo que decís que os está mandado por la instruccion que se os dió que la plata que se llevare de las dichas minas se pese ante el escribano de la dicha casa de la moneda, y se ligue y se hagan otras cosas en el benefició della, y que el escribano de la dicha casa está muy ocupado en los negocios ordinarios della y en otros, con los oficiales de la casa de la contratacion, y se pierde mucho tiempo en aguardar á que tengades ocupacion para entender en esto; por lo cual, habiendo dado noticia al alcalde Salazar del daño que la hacienda rescibia, proveyó que asistiese en su lugar otro escribano con que al presente se usa; y pues hay los inconvenientes que apuntais, proseguiréislo de aqui adelante con el dicho escribano ó con otro que el dicho alcalde nombrare; y dársele ha por su trabajo y ocupacio lo qué al dicho alcalde paresciere, con vuestra intervencion y de la otra persona que, como dicho es, ha deasistir á esto.
En lo que decís teneis mandado que se eche la liga á la plata en vuestra presencia y del dicho escribano y de Alonso Alvarez , mercader de oro en la dicha casa; y que el dicho Alonso Alvarez no se ha querido hallar presente diciendo que está ocupado en su oficio, y que es nescesario que sea compelido á ello, ó que se nombre otra persona en su lugar, y se le dé algun salario por lo que en ello se ocupare, dareis noticia de esto al dicho alcalde, y hareis lo susodicho con la persona que él eligiese, y con el salario que se le señalare.
Y en cuanto al arca de acero que mandamos que diesen los oficiales de la casa de la contratacion de las Indias para en que se meta la plata y rieles y escobillas para que esté á buen recaudo; y decís que no la han dado porque dicen que todas las tienen embarazadas, se les torna á escrebir que si pudieren escusar alguna de las que tienen os la den; y si esto no hobiere lugar, comprarla heis, pues es tan nescesaria para el recabdo de la dicha plata é dineros.
Y en lo que decís que se os declare si habeis de pagar las libranzas que en vosotros hiciere para el gasto de las minas de Guadalcanal el dicho Diego Lopez, que al presente está por administrador dellas; pues el gasto es forzoso y ordinario, debeis proveer para ello de lo que fuere menester como os lo escribiere el dicho Diego Lopez, ó la persona que alli toviere cargo de la administracion de la fábrica; y asimismo proveereis de los dineros necesarios para las cosas de la fábrica que se hobieren de comprar en esa ciudad por la orden que sobre ello os escribiere el dicho Diego Lopez, ó otra persona que tenga cargo de la dicha administracion. Todo lo que gastáredes y pagáredes, conforme á lo susodicho, vos y la dicha persona en las cosas contenidas en esta mi cédula, mando que vos sea rescibido en cuenta de vuestro cargo de la dicha plata; tomando la razon desta Sancho de Paz, mi criado. Hecha en Valladolid: á veinte ocho dias del mes de enero de mil é quinientos y cincuenta y siete años.- La Princesa.- Por mandado de su Magestad, su Alteza en su nombre.- Juan Vazquez.
Concertada con la original en Valladolid á treinta de enero de mil quinientos cincuenta y siete.- Rubricado.

domingo, 7 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 146


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Añade que se habian juntado en la fábrica infinitos bodegones y vivanderos que cometian muchas usuras, encareciendo los mantenimientos, para cuyo remedio habia mandado pregonar una providencia de buen gobierno, que se la revocó el alcalde Murga.
Propone que se compren negros para las labores, y que se admitan algunos moriscos para las operaciones de las minas, porque dice que así se evitarán muchos gastos, y se irán formando mineros y plomeros, de que habia grande necesidad, no solo en aquellas minas, sino también en las de Nueva-España y del Perú. Y que sería de grande ahorro comprar acémilas por cuenta de S. M. para los ingenios, porque alquilándolas á los particulares subian los precios, y algunas veces no se hallaban al tiempo de hacer las labores.
Finalmente, dice que cada dia se sacaban de los pozos doscientos marcos de plata con corta diferencia.
El veedor Pedro de Andujar, en carta de 27 de este mismo mes avisó á S. M. que el pozo de Martin Delgado manifestaba la vena mas limpia de la piedra, que ordinariamente salia envuelta en el metal; “aunque siempre (dice) hace sus desórdenes, asi en la ley del metal, como en la cantidad que da."
Los demas pozos refiere que estaban tan llenos de agua, en especial el que llamaban de Adan, que no se podia trabajar entonces en ellos. Pondera los perjuicios que se seguian de los altercados que habia entre el juez y el administrador, y pide que cuanto antes se declare el cargo y jurisdiccion de cada uno.
Tambien dice que era preciso otro ingenio para moler y lavar los metales sucios que no pueden beneficiarse sin lavarlos antes.
Las disposiciones tomadas en la casa de moneda de Sevilla para beneficiar en ella la plata de Guadalcanal, constan del documento siguiente.

****

Respuesta á Hernando de Almansa sobre diferentes negocios de las minas de Guadalcanal.

Contadurías generales, núm. 3072

28 de enero de 1557.

EL REY.- Hernando de Almansa, Veinticuatro de la ciudad de Sevilla: En el mí consejo de la hacienda se vió el memorial que enviasteis cerca de las cosas que os han ocurrido sobre el beneficiar de la plata que se envía de las minas de Guadaleanal á esa ciudad para hacer moneda, en que habeis de entender vos y el Veinticuatro Diego Lopez, ó otra persona en su nombre, y sobre otras cosas á ello tocantes, en lo cual fue acordado que se debia proveer lo siguiente.
En lo que decís que es necesario que se repare una hornaza que el alcalde Salazar hizo desembarazar en la casa de la moneda, para en que se metiese la dicha plata y esté segura, á causa de haber tomado los oficiales de la casa de la contratacion otra hornaza, donde Pero Luis solia beneficiarla; y pedís que se os dé licencia para gastar en lo susodicho lo que fuere necesario; gastareis en esto lo que fuere menester para que la dicha pieza esté bien segura, de manera que la plata y moneda que en ella se metiere esté á buen recaudo.

viernes, 5 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 145


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

buitron diez cargas de leña, que cuestan á sesenta maravedís y á dos reales, que hacían de costa veinte reales cada día, y ahora dijo este testigo que se ahorra la mitad, y en lo del hierro que podría valer y valdría lo que ansí se gastaba cada mes en vergnejones de hierro para cubrir los dichos buitrones que son á su cargo de este testigo dos quintales, los cuales, puestos en estas dichas minas, valen cincuenta y dos reales poco mas ó menos, de manera que, sumado el costo de ocho buitrones que estan fundados que ansí se tapaban con hierro, dijo este testigo que se ahorran al mes al respecto de los dellos sus dos buitrones que son doscientos y ocho reales, y en lo de la leña la mitad por medio, lo cual todo dijo este testigo que es en gran beneficio de la dicha hacienda; preguntado este testigo diga por qué ha sido la causa de que antes que el dicho administrador Diego Lopez viniese á estas minas afinaban la plata tan costosamente, pues vian que era en daño de la hacienda, dijo este testigo que porque no se lo habian mandado los administradores antecesores del dicho señor Diego Lopez, y porque ansi se tenia la costumbre del afinar cuando este testigo vino á las minas; y que ésta es la verdad por el juramento que tiene hecho, y firmólo.- Diego Mejía.
Y yo Andrés Sanchez, escribano de S. M., que presente fui en uno con el dicho señor administrador á la dicha visita y á la examinacion de los dichos testigos, lo escribí é suscribí y saqué en limpio; y va cierto y verdadero en estas cinco hojas de papel con la en que va mio signo. De todo lo cual yo doy fe segun dicho es, é por ende fice aquí este mio signo que es á tal. -En testimonio de verdad.- Andrés Sanchez, escribano de S. M.
Con fecha 15 de este mismo mes de enero el administrador Diego Lopez escribió á la señora Princesa gobernadora dándola cuenta del estado de las minas y negocios de su cargo. Dijo que habian sido tantas las aguas, que hubo necesidad de apuntalar algunos edificios, en especial la casa de los ingenios.- Que los pozos se habian también henchido, y no se podia sacar metal. Manifiesta que por la experiencia que tenia del arte de la afinacion, habia conocido lo mal armados y costosos que eran los buitrones, y para averiguacion de ello mandó practicarla informacion que antecede para ahorrar costas.- Que en su consecuencia habia mandado armarlos á su satisfaccion, y puesto trojas al lado de cada buitron, con lo cual nada se desperdiciaba. A los alemanes los mandó ir á fundir á la casa de los ingenios, para que todo estuviese á una mano, y se escusasen gastos de acarreos. Participa tambien que habia mal método y recaudo en llevar y poner las acémilas á los ingenios, porque no habia mas que unos aparejos; y mientras se mudaban de unas bestias á otras se enfriaban los hornos; ni tampoco se tenia la precaucion de que no cesasen los fuelles; todo lo cual habia remediado oportunamente.
Que no habia madera ninguna, para ademar; y que urgía cuanto antes dar orden á Sevilla y á Constantina para que permitieran cortar la necesaria. (Asi se mandó.)
Manifestó que acaso no sería conveniente enviar oficiales, herramientas y aparejos á Lopez Diaz de Mercado, que cuidaba de las minas de Cazalla, Mérida y Aracena; hasta que se examinase si sería mas barato beneficiar aquellos metales en Guadalcanal; á lo que se le contestó que cumpliera lo mandado, y enviase aparejos y oficiales.- Se quejó enérgicamente del alcalde Murga porque no le dejaba ejercer su cargo de administrador, pues cuando despedia ó castigaba á algun dependiente ú operario, luego reclamaba en justicia, y el juez le amparaba.- A esto se resolvió que se escribiese á Murga, como se hizo, que procediese con templanza y buena economía, y que en las cosas de pura administracion no se entrometiese.

miércoles, 3 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 144


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Preguntado á este testigo diga y declare qué tanta costa se ahorraría cada mes de hierro y cada día de leña por causa de no afinar la plata como antes en los dichos buitrones, dijo este testigo que á su parescer que en lo que toca á la leña se ahorra la cuarta parte en cada buitron de ella, despues que el dicho señor Diego Lopez dio la dicha orden; preguntado este testigo qué valdrá la dicha cuarta parte que ansí dice que se ahorra cada día en cada uno de los dichos buitrones, dijo este testigo que no lo ha tornado por tasa para podello declarar, mas que le paresce que antes que el dicho señor administrador diese la dicha orden se gastaria en los cuatro buitrones que cada día afinan cuarenta cargas de leña, las cuales y cada una de ellas cuestan á sesenta maravedís y á dos reales, y de aquí adelante cree este testigo que valdrán mas caras por haber de ir por ellas mas lejos, de las cuales dijo este testigo que se ahorrarán la cuarta parte á su parescer, y en lo del hierro dijo que es cierto que cada mes se ahorran de ocho á diez barras que se ponen en cada buitron, las cuales le paresce á este testigo que pesarán tres quintales poco mas ó menos, y que vale cada quintal, puesto en las dichas minas, veinte y seis ó veinte y siete reales, de las cuales barras dijo este testigo que eran menester cada mes veinte y cuatro quintales, que cuestan seiscientos y veinte y cuatro reales ó treinta, los cuales dijo este testigo que se ahorran por causa de haber dado la dicha orden el dicho señor administrador; y ansímismo dijo este testigo que se ahorran gran cantidad de tejas que se ponían encima de las dichas barras, y agora encima de las losas no se ponen, ni son menester la tercia parte. Preguntado á este testigo que por qué se afinaba la dicha plata á tanta costa de la dicha hacienda antes que el dicho señor Diego Lopez viniese á las dichas minas por administrador, dijo este testigo que tiene por cierto que ha sido por no haber administrador que lo haya mandado como el dicho señor Diego Lopez, y que esta es la verdad para el juramento que tiene hecho y lo que alcanza, y firmólo - Diego Diaz Rico. E despues de lo suso dicho á veinte y tres del dicho mes y año, yo el dicho escribano para averiguacion de lo suso dicho tomé é rescibí juramento en forma de Diego Mejía, afinador en uno de los dichos buitrones que estan formados en las dichas minas; é habiendo jurado, dijo que es verdad que luego como vino el señor Diego Lopez, Veinticuatro de Sevilla, por administrador de estas dichas minas en lugar del contador Agustin de Zárate, otro día despues vió este testigo como fue á visitar la casa á donde están los buitrones á donde se afina la dicha plata, y ver la orden que se tenia en el afinar en los dichos buitrones; y como vió que la orden que se tenia era costosa á la dicha hacienda, dijo este testigo que luego mandó á este testigo y á los demas sus compañeros que de allí adelante no afinasen de aquel arte tan costoso, sino que cada uno tuviese cuidado de tapar las bocas de los buitrones, y los achicasen por arriba y adobasen las reverberaciones, y que cubriesen las cendradas con adobes ó con losas á efecto de quitar el gasto del hierro y de la leña que ansí se gastaba afinando al modo que antes se afinaba; preguntado á este testigo diga y declare qué tanta costa del hierro se ahorra cada mes y de leña cada día afinando la dicha plata al modo que el dicho señor Diego Lopez ha mandado y mandó, dijo este testigo que se ahorra la mitad por medio de la leña, y todo el hierro que se solia poner en los dichos buitrones para cubrir las bocas de las cendradas en esta manera: que este testigo solia gastar cada ella en un ...

lunes, 1 de febrero de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 143


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

con las bocas de los buitrones abiertas y llenas de leña, pues vian que hacian demasiada costa á la dicha hacienda; dijo este testigo que porque afinaban la dicha plata que cada dia se les daba con menos trabajo de sus personas, cubriendo los dichos buitrones con los dichos verguejones de hierro, que con las piedras que agora les ponen y les mandó poner el dicho señor administrador, y tambien porque los administradores antecesores del dicho señor Diego Lopez no lo alcanzaban para dar la dicha orden en el afinar como la alcanza el dicho señor administrador que lo mandó, y que por esto lo hacian, y no por no se les alcanzar á este testigo y consortes á cuyo cargo están los dichos buitrones; y que esta es la verdad para el juramento que tiene hecho, y firmólo Juan Martin.
Y luego incontinenti yo el dicho escribano tomé é rescibí juramento en forma de Diego Diaz Rico, alcalde de la hermandad en la dicha villa de Guadalcanal y guarda en los dichos buitrones, y habiendo jurado dijo ser de edad de veinte y siete años poco mas ó menos, y que siendo guarda como es en los dichos buitrones á donde se afina la plata de las dichas minas de S. M., que son en el dicho término de Guadalcanal por la instruccion del señor don Francisco de Mendoza, visitador general de las dichas minas, vio este testigo como, después que se fue el contador Agustin de Zárate, vino por administrador dellas el señor Diego Lopez, veinticuatro de Sevilla, el cual, después de haber venido á ellas, andando visitando las dichas minas, fue á la casa do están los buitrones á donde se afina la dicha plata que procede de los dichos metales de las dichas minas, el cual como vió la orden que se tenia en afinar la dicha plata en los dichos buitrones, la cual dijo que era muy costosa por causa de estar los buitrones muy anchos, y gastábase gran cantidad de leña y hierro en barras para cubrir las cendradas, y leña por tener tres bocas cada un buitron abiertas entretanto que se caldeaban, metiendo por ellas gran cantidad de leña; y viendo todo esto el dicho señor administrador como era en gran costa para la dicha hacienda, mandó á los dichos afinadores á cuyo cargo estan los dichos buitrones, y á este testigo como guarda, que de allí adelante no consintiese afinar de aquel arte la dicha plata, sino que tapasen las bocas de los buitrones entretanto que se caldeaban, y que cuando se metiese el plomo plata para afinar abriesen la una boca por donde se acostumbra meter; y tambien dijo este testigo que les mandó que las cendradas las cubriesen con losas de hiedra y con tejas, y que angostasen los buitrones por aquella parte por donde se ponían los verguejones de hierro, para que pudiesen estar bien las losas; y dijo este testigo que ansí lo pusieron luego por la obra los dichos afinadores, con la cual orden dijo este testigo que se hallaban bien, porque caldean mejor, y muy á menos costa de leña y de hierro, que se gastaba teniendo las dichas bocas abiertas con la leña, y cubriendo la dicha cendrada con las dichas barras de hierro.