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lunes, 3 de marzo de 2014

HISTORIA SOBRE UNA REVISTA DE FERIA DE 1946 - ORTEGA VALENCIA (3 DE 3)

Joaquín Isern Fabra


   En tanto que el dicho Pedro de Ortega anduvo en los dichos descubrimientos, se hizo en el puerto de le dicha isla un bergantín con gran prisa, en el cual salió el dicho de Ortega con veintiocho soldados y marineros y algunos esclavos bien armados, destinados a descubrir más islas y el camino que habían de tomar los navíos y anduvo en el dicho descubrimiento un mes con tiempo contrario y aguaceros y muchas guacavaras, de mar y tierra con los naturales y descubrió la isla de Malaita que llamó de Ramos que tendrá de circuito más de 400 leguas y es muy poblada y fértil y gente muy belicosa y tanto, que hace la guerra a todas las islas comarcanas.
      Y con el dicho bergantín hizo viaje de descubrimiento el dicho Pedro Ortega de otra isla a quien puso Buenavista, la cual era grande y fértil y muy poblada y saltó en ella y entró por ella a lo alto de ella, de donde descubrió y vio otras islas y tierra en mucha cantidad y en ella tuvo guacavara con los naturales y en ella halló puercos y gallinas y de ahí pasó a otra isla a quien puso Isla de la Galera y de ahí a otra a quien puso Isla de San Dimas y luego otra a que llamó Isla de Flores y de ahí a otra a quien puso la Galera y de a otra que llamó de Sarga y de todas tomó posesión en nombre de S. M, con gran trabajo y guacavaras por mar y por tierra, porque había mucha gente en ellas y muchas canoas en que venían a hacerle la guerra por la mar.
      Después de haber descubierto las dichas islas, el dicho maese de campo pasó adelante con el dicho ber­gantín y descubrió otra de 400 leguas de circuito, que es la mejor y más fértil y de más gente do toda, por­que en esta sola hay más de un millón de personas y más de trescientos mil hombres de guerra y tomó en ella posesión y la llamó GUADALCANAL por ser de allí natural, donde tuvo muchas guacavaras y riesgo y de ahí pasó a otra isla a quien puso de San Jorge, que es muy poblada y grande y de ahí fue dando vuelta alrededor de la isla de Santa Isabel, donde estaba la armada y se fue con ella y dio cuenta al general do todo lo que pasaba.
     En el dicho descubrimiento que el dicho maese de campo hizo con el dicho bergantín, atravesó y pasó dos golfos con gran riesgo y contra voluntad y parecer del piloto mayor que consigo llevaba, por ser el ber­gantín pequeño y los tiempos trabajosos de lluvias y vientos, de donde vio y descubrió a las espaldas de Guadalcanal y de las islas de Boru y Santa Isabel, otras muchas islas y gran cantidad de tierra; de todo tuvo mucha y muy buena noticia y de las islas que tomó llevó mucho proveimiento de puercos y otros muchos proveimientos de mantenimientos, cuanto pudo llevar el dicho bergantín para la dicha armada, de lo cual fue de muy buen tiempo socorrida.
          El dicho Pedro de Ortega dejó descubierta a la navegación y bajo de ella, e hizo, mediante su relación, que la dicha armada y naos de ella, fuesen a la isla de Guadalcanal, donde los naturales mataron en una emboscada nueve españoles que iban por agua de batel y oído el ruido por el dicho Pedro de Ortega, estando en la almiranta, se echó a la mar con alguna gente en una balsa de cañas y saltó a tierra casi media legua, con gran riesgo y trabajo, a socorrer a la gente, estando enfermo de una pierna y la mar muy brava, lo cual se le tuvo a temeridad e hizo enterrar a los muertos. Con 26 soldados, hombres y algunas gentes de servicio, salió en un batel el dicho maese de campo por un río arriba en la dicha isla de Guadalcanal a descubrir la tierra y traer comida hasta llegar a unos pueblos de indios los cuales salieron a él y a la dicha gente en más de qui­nientos indios y le dieron tan recia guacavara, que los pusieron en gran aprieto y finalmente salió con la victoria y vio la tierra por aquella parte y llevó el batel cargado de comida para la armada.
Toda la armada fue con los navíos a otra isla que llamaron de San Cristóbal donde saltaron en tierra y con ellos su general.
Original cedido por Salvador Isern



jueves, 27 de febrero de 2014

HISTORIA SOBRE UNA REVISTA DE FERIA DE 1946 - ORTEGA VALENCIA (2 DE 3)

                           Por Joaquín Isern Fabra

El dicho Pedro de Ortega, yendo navegando, las veces que se juntaron los navíos para poderse hablar dijo y persuadió muchas veces a grandes voces al dicho Fernán Gallego, piloto mayor que iba en la nao capi­tana que no mudase derrota sino que subiese de los 15º y 1/4 donde llegó la armada hasta los 25° que decía Pedro Sarmiento, cosmógrafo, que estaban las islas y tierra que iban a buscar y que por qué no esperaban a cada día con la Capitana a que se hablasen y comunicasen él y los dos pilotos de la almiranta con el piloto com­pañero, con el compañero que llevaban, el cual no quiso subir los dichos grados ni hacer más que su parecer no esperando a la Almiranta sino muy pocas veces porque dicho Pedro de Ortega no le contradijese lo que hacía.
   La primera tierra que la dicha Armada vio en que saltó la gente de ella fue la isla de Saba a quien pu­sieron de Santa Isabel y es más de mil seiscientas leguas distanciadas de los reinos y la dicha isla tiene de circuito sobre doscientas leguas, poco más o menos y en ella el dicho Pedro de Ortega con ciertos soldados fue el primero que entró la tierra adentro poco más de una legua a visitar a bilebanbarra otauriqui como ellos dicen, el cual se había dado por amigo de los cristianos y comenzaban a servirlo y trajo nuevas y avisos de la tierra y de las cosas que en ella había de donde se tomó lengua para lo que en adelante se debía de hacer.
     El dicho Pedro de Ortega, como maese de campo, salió del puerto de la dicha isla por la tierra adentro a ver la disposición de ella y su población y si era isla o tierra firme, porque hasta allí no se tenia por isla y con treinta soldados y veintidós mozos y esclavos bien aderezados y uno de los religiosos de San Francisco que llevaban, entró por ella cuatro jornada en que habría 16 leguas hasta llegar a la más alta de la tierra de donde se entendió ser isla y vio lo que en ella había y volvió a dar relación de ello al general habiendo tenido en el camino muchas guacavara (acometidas) y escaramuzas con los naturales de la tierra que salieron a él en más cantidad de quinientos cada vez; en que se vio en aprieto y se vieran en mayor peligro si bajara por donde subió, porque le tenían puestas celadas de muchas gentes y el camino era muy áspero y malo.

      En la dicha entrada (en la isla) y en todo lo demás en que el dicho Pedro de Ortega se halló, anduvo a pie porque no llevaron caballos ni los había en la tierra y anduvo por muy malos pasos y ríos y el agua a la cintura y a los pechos y los indios sobre flechando y tirando, a los cuales jamás consistió que le hiciese mal ni daño, si no se viese muy necesitado y forzado a ello por no poder hacer otra cosa para escapar él y su gente.

      De allí a pocos días, con el mismo número de gente tornó, el dicho Pedro de Ortega, maese de campo, entrar por otra parte, yendo parte del camino por mar, tardando cuatro o cinco días y entró hasta 12 leguas de tierra que es la meta y tuvo mucho trabajo y riesgo, porque les llovió mucho y los caminos fueron malos por la costa de la mar entrando por ella muchas veces y por ríos donde se les perdió la comida y se vieron en gran aprieto y donde trajeron cinco indios para lenguas como intérpretes, sin matar ningún indio ni hacer otro daño.

martes, 25 de febrero de 2014

HISTORIA SOBRE UNA REVISTA DE FERIA DE 1946 - ORTEGA VALENCIA (1 DE 3)

Por Joaquín Isern Fabra
Original cedido por Salvador Isern
Muy poderoso señor, Pedro de Ortega Valencia dice que él ha servido a S. M. en este reino y en el de tierra firme y por agua, de veinte y tres años a esta parte y, últimamente, en este nuevo descubrimiento de las islas occidentales en que fui con cargo de vuestro maese de campo y de lo que en esta jornada sirvió querría que se tomase información de oficio conforme a vía Real y ordenanza para informar con ella a vuestra Real persona.
A vuestra Alteza pido y suplico la mande recibir de oficio como dicho es por estos capítulos con citación de vuestro fiscal, con el parecer de vuestros oidores, se enviase a vuestra Real persona para que me haga merced de diez mil pesos de renta en pensión situados por vos de por vida en parte donde estén seguros y bien parados.
Primeramente el dicho Pedro Ortega Valencia se halló en ésta a tiempo que se aviaba la armada y gente que vuestro gobernador de estos reinos, el licenciado Castro, enviaba al descubrimiento de las otras islas occi­dentales y por la confianza que de él Pedro Ortega, tenía el dicho vuestro gobernador, le mandó que dejase sus negocios, casa y sosiego y fuese a servir a su majestad en la otra jornada.
El dicho Pedro Ortega obedeció lo que el dicho vuestro gobernador le mandó hacer de ir a la otra jor­nada dejando su casa en Panamá donde es alguacil mayor y tiene mujer e hijos, sin sacar otra condición alguna más de que de ninguna cosa, socorro, ayuda de costa, matalotaje, comestibles que se cargaban en la embarca­ción para el viaje armas ni otra cosa alguna se le había de dar dado ni prestado de la Real Hacienda, lo cual se cumplió así por el dicho Pedro de Ortega, porque ninguna cosa de las susodichas se le dio ni el la recibió pan la dicha jornada.
Al dicho Pedro de Ortega, se le dio cargo de la nao almirante con título de capitán de ella y Maestre de Campo de toda la armada, el cual llevó consigo a su costa y debajo de su bandera, trescientos y dos negros, hombres que sirvieron e hicieron en la jornada como buenos soldados todo lo que fue necesario y se les mandó y sirvieron y curaron los enfermos que hubo en la nao almirante todo el viaje.

El dicho Pedro Ortega metió en la dicha nao almirante, matalotaje en gran cantidad y armas para sí y para sus criados y esclavos, en que gastó y se empeñó y en otros aderezos y pertrechos necesarios en más can­tidad de tres mil pesos, de lo cual ninguna cosa sacó ni escapó acabada la jornada porque el matalotaje y todo lo demás, se gastó y consumió y las armas y los demás aderezos vino usado, podrido y gastado que nada vale.
El dicho Pedro Ortega, anduvo haciendo y procurando gente que fuese al dicho descubrimiento y por su causa y su afición, fueron a él muchas personas que sólo fueron por él, no yendo sin dicho Pedro Ortega, algunos de los cuales, como fueron Francisco Muñoz Rico y Juan de Ortega, sus deudos, fueron a sus propias expensas sin recibir paga, socorro ni ayuda de costa, ni matalotaje, ni armas, ni otra cosa alguna de la Real Hacienda y llevaron criados y esclavos a su costa,

Embarcóse a los 19 de noviembre del año pasado (1566) el dicho Pedro Ortega y sus deudos y gentes en la dicha nao almiranta y se hicieron a la vela a los veinte en el puerto del Callao de esta ciudad y fue si­guiendo su viaje por el rumbo y término que, la nao capitana guiaba porque en ella iba el general Álvaro de Mendaña y Fernán Gallego, piloto mayor de la armada por cuyo parecer se regían las derrotas y rumbos y se rigió en toda la armada.