Romería del 27 abril de 1957 |
Nos
detenemos en esto por no aglomerar cargos contra el Patrono, aunque bien
merecidos los tiene, si se exceptúan los días de la Administración de
los Marqueses; sino porque esta administración, no provechosa al Santuario, debió
ser causa en unos de decidirse por cuantos medios podían ser conducentes a
anularlas, o al menos a disminuir sus ingresos, y en otros de presenciar
indiferentes estas luchas, en las que, al remate de cuentas, saldría
perjudicado el Santuario y el culto de la Virgen. Si hubiera seguido la Hermandad al cuidado del
culto y del Santuario, seguramente otro sesgo hubieran llevado los asuntos. El
patronato no hizo más que considerar como propios los bienes que no le
pertenecían, llegando una época en que dispuso de lo que quedó con olvido de
sacratísimos intereses y lesión de justísimos derechos.
Declaró D. Juan Pedro que del tiempo
de su administración había rendido cuentas del primer trienio al Vicario
general “que es a quién corresponde la Visitación de la Ermita y cuentas”, y que se
le mandó invertir “el alcance que contra el Administrador resultó de 600 reales
en el mayor culto de la Virgen
y ornato de la Ermita ,
lo cual ejecutó incontinenti; estando los otros años pendientes de aprobación
por no haber venido a la Visita
del Vicario general”. Presentó el mismo D. Juan al Corregidor, en
21 de Enero de 1787, “cuatro libretes de cuentas” y su examen dio el siguiente
resultado: los productos de la feria en 1783 importan 1.900 reales; los de 1784
suman 2.471 reales; 1.754 reales y medio los de 1.785, y 212 reales y medio los
de 1.786; pero notó el Corregidor la falta de hojas, claros y otros
particulares que al por menor pueden verse la certificación que firmó el
escribano Escutia.
El Auto del Corregidor del 22 de
Enero del mismo año (Auto
del Corregidor.- “Los patronos imponían a los feriantes la contribución que les
ha parecido, como se deduce de haberse ido aumentando con ella los productos de
dicha feria, aunque con visible mengua en los diez y nueve años que administró
D. Pedro de Ortega y Arjona, padre del actual, y que contrajo el alcance de dos
mil y más reales en está perjudicado el Santuario, a que ha contribuido no poco
el mismo D. Juan Pedro su hijo, que con igual equivocación en su último recurso
supone no solamente haberse cobrado por el presente escribano mayor cantidad en
la feria del año que la resultante de Autos, sino que ha procurado tergiversar
con nuestro informe la verdad de los hechos, desentendiéndose de que para mejor
instruir el informe decretado por la superioridad se le mandaron exhibir las
cuentas de su tiempo, que no ha cumplido hasta el presente con motivo de la enfermedad
que a pocos días de dicha última feria padeció y las que después padecieron
igualmente así su merced para los dos escribanos de esta villa en el discurso
de la general epidemia que ha experimentado hasta fines del año próximo, por
cuya causa, y la muerte del de autos recrecieron las ocupaciones, sin poderse
desahogar el juzgado de muchos atrasos; ni tampoco ha presentado el libro de
cuenta y razón que le está mandado, y que ha debido llevar de la administración
de su cargo, a que no satisfacen los cuatros libretes exhibidos con menos formalidad
y levantamiento de algunas hojas, asientos recientes y defectuosos y que no llenan el ministerio
de la administración, en el cumplimiento de la prevención que se le hizo por el
título que ha presentado: y que además de ser unos borradores manuales de las
exacciones de las cuatro últimas ferias padecen a primera vista los reparos de
menos formalidad, dispersión, falta de numeración y las de no contener más que
el del último año los valores de las cinco casas que todos ha tenido arrendadas
para el Alcabalero y tiendas de licores, uno de los mayores renglones de la
feria; ni tampoco las limosnas y ofertas a aun pujas que todos los años se
hacen con motivo de llevar la
Imagen los hombres y las mujeres el Niño en la procesión y
entrarla en su Iglesia; en que es notorio y su merced tiene visto el alboroto y
atropello de pujas que se causan, ni tampoco las muchas limosnas de Misas que
en discurso de la feria se recogen y aun de algunas resas y alhajas, como
también entre año… por otra parte del mismo residuo de que da cuenta quiera
deducir, como efectivamente lo hace y resulta de sus mismas cuentas, sin haber
costumbre en los demás administradores que han sido, ni tampoco por las
personas de sacar las tales decimas otros Administradores) contiene duras apreciaciones para la
gestión de los Patronos-Administradores; “además
de ser la certificación, que firmó el escribano Escutia, unos borradores
manuales de –las exaciones de las últimos cuatro ferias, padecen de primera
vista los repasos de menos formalidad, dispersión, falta de numeración y las de
contener más que el del último año los valores de las cinco casas que en todas
ha tenido arrendadas para el alcabalero y tiendas de licores, unos de los
mayores renglones de la feria; ni tampoco las limosnas y ofertas, y aun pujas,
que todos los años se hacen, ni tampoco las muchas limosnas de Misas, que en el
discurso de la dicha feria se recojen y aún de algunas reses y alhajas, como también
entre año…”
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