Por José Mª Álvarez Blanco
No me puedo resistir a pergeñar
unas líneas, sumándome a los merecidos homenajes que está recibiendo la gran
persona y excelente periodista que acaba de dejarnos.
Corrían los primeros meses del
año 1992, y quedaban ocho años para que me jubilara cuando una mañana recibo,
en mi despacho de la empresa en la que trabajaba, una llamada de una persona
del Ayuntamiento de Guadalcanal, cuyo nombre ahora no recuerdo, que me dijo más
o menos lo siguiente: "Oye Pepe, ha
llamado el periodista Manuel Leguine diciendo que acaba de regresar del Perú y que
quiere informarle a una de las personas interesadas en la historia del pueblo,
sobre la noticia que le ha dado el Alcalde de Huanta, de apellido Alonzo sobre
Diego de Gavilán, guadalcanalense del S. XVI del que guardan buen recuerdo. Así
pues, ponte en contacto con él", y a continuación me facilitó el
número de su telefono.
Ni que decir tiene que la
conversación con el periodista vasco fue de lo más cordial, quedando patente
desde el primer momento su sencillez, es decir, algo que todos los que le han
tratado reconocen, que el personaje con ser grande e irrepetible era superado
por la calidad de la persona. Me sugirió que escribiera a Huanta al Alcalde
Alonso, lo que hice y desgraciadamente no tuve respuesta, al igual que del
Alcalde que le sucedió que al contrario que Alonzo no era precisamente
hispanófilo, pero esa es otra historia que contaré algún día. Hoy solo quiero expresar mi tristeza por su
ausencia definitiva.
Lo que escribí sobre Diego de
Gavilán ese año puede leerse en la
Revista de Feria de ese año 1992. Posteriormente en la Revista de 2003 y en este
blog el día 22 de agosto de 2012, amplié mas datos sobre sobre D. Gavilán, del
que tuve la primera noticia gracias a Manu Leguineche que se tomó la molestia
de contribuir a la historia de Guadalcanal. Descanse en paz.
Madrid, 23 febrero de 2014
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