domingo, 1 de diciembre de 2013

ANTONIO MUÑOZ TORRADO - ÚLTIMOS DÍAS DE LA FERIA DE GUADITOCA - 1

Muchos jóvenes que paran a tomar una copa en el bar Silvia o entran en la Caja de Ahorros, seguro que no se han preguntado quién es el personaje que dio nombre a esta calle. Antiguamente el nombre fue el de Vendederas, que fue cambiado por el de Martínez Barrios, durante el periodo de la República, pasando a llamarse Muñoz Torrado, a partir del 12 de septiembre de 1936.

Antonio Muñoz Torrado nació en Guadalcanal el día 10 de abril de 1879. De familia humilde, estudió la carrera sacerdotal en el Seminario Pontificio de Sevilla, en el que cursó Humanidades, Filosofía, Derecho Canónico y Teología en la que se doctoró.

Fue ordenado sacerdote en 1902, cuando contaba 23 años. Posteriormente simultaneó la enseñanza de Latín y Gramática en el Seminario, con la dirección del Boletín Oficial del Arzobispado, quedándole tiempo para colaborar en varias revistas y periódicos andaluces, entre otros: Bética, Revista Católica, El Correo de Andalucía. etc.

También trabajó como auxiliar en el Archivo del Palacio Arzobispal. Posteriormente ganó por oposición una plaza de beneficiado en la Catedral de Sevilla.

Entre sus obras se encuentras las siguientes:

  • El Jubileo del Año Santo (Sevilla 1900)
  • Oración fúnebre de R.P. Francisco García Tejero, fundador de las Hermanas de la Doctrina Cristiana, predicada en los funerales (1910).
  • Biografía del Excmo. Sr. D. Enrique Cardenal Almaraz y Santos, Arzobispo de Sevilla, (Sevilla, 1911).
  • La Iglesia en Sevilla en el Siglo XIII (Sevilla, 1914)
  • Novena en Honor de Nuestra Señora de Guaditoca (Sevilla 27 agosto1915)
  • El Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca de Guadalcanal, Notas Históricas (1918).
  • Discurso de recepción leído ante la Real Academina Sevillana de las Buenas Letras. (Sevilla. 1918).
  • Don Diego de Anaya, Arzobispo de Sevilla, (Sevilla 1920)
  • Últimos días de la feria de Guaditoca. (Sevilla 1922)
  • Visitas hechas a los pueblos de Andalucía, León y Extremadura de la referida Orden (de Santiago), en Boletín de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, tomo IX, n.º 47 (1925), pág. 91.

Fue nombrado miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla en 1918, tratando su discurso de ingreso sobre la “Cronología de los Arzobispos de Sevilla”.

Falleció en Sevilla el 27 de abril de 1937.

Una de las características de los libros de Muñoz Torrado, fueron los pocos ejemplares que se editaban y la imposibilidad que hemos tenido durante muchos años de poder encontrar un ejemplar, ya que ni en la Biblioteca Municipal –donde sí se encuentra un ejemplar de la primera edición de “El Santuario de Ntra. Sra. de Guaditoca”- no existe ningún ejemplar.

Gracias a los herederos de D. Juan Campos Navarro, que nos han cedido una copia del que poseía el ilustre Hijo Adoptivo de Guadalcanal, que durante muchos años fue Hermano Mayor de la Hermandad de nuestra Patrona, hoy podemos ofrecerles estas páginas históricas, que publicaremos durante unos días.

Al finalizar esta publicación, también vamos a divulgar un librito que también editó Muñoz Torrado, sobre la Novena en Honor de Ntra. Sra. de Guaditoca, el 27 de agosto de 1915.

El libro fue editado en Sevilla el año 1922, en la Imprenta y Librería de Sobrinos de Izquierdo, en la calle Francos, 43-47, y fue dedicado por Muñoz Torrado, a su madre.

Agradecemos a los herederos de Muñoz Torrado su autorización para publicar este libro.

                                      Ignacio Gómez Galván

I

ORIGEN DE LA FERIA DE GUADITOCA.- IMPORTANCIA DEL FERIAL.- UTILIDADES QUE REPORTABA AL SANTUARIO Y A LA VILLA DE GUADALCANAL.- LAS FIESTAS DE LA S. VIRGEN DE GUADITOCA               

No nació ciertamente la feria, que desde remota fecha se celebraba alrededor del Santuario de Guaditoca, en Guadalcanal, de privilegio de los Reyes; ni debió su origen a concesión de los grandes Maestres de la Orden de Santiago, a la cual perteneció por luengos años el señorío de la villa; ni la instituyó el Ayuntamiento por auto de sus Alcaldes y Regidores; nació, como otras muchas instituciones populares, de una necesidad, y creció y se desarrolló a la sombra del Santuario de la Virgen de Guaditoca.
            La historia de la Feria y la de la Ermita se confunden, en su origen, con la romería anual, que en la Pascua del Espíritu Santo se celebraba, coincidiendo con las fiestas religiosas que los pueblos y Hermandades de la comarca dedicaban en honor de la que su Patrona muy amada, a quien veneran amor de hijos fieles y de cuyo patrocinio esperan socorro, y alivio en sus necesidades.
            De no existir carta o privilegio de concesión del ferial se quiso hacer argumento poderoso a fines del siglo XVIII contra la permanencia de la feria en los llanos que rodean la Ermita de Guaditoca; como si la yedra que nace espontáneamente al pie del robusto árbol, y ya trepando por sus ramas hasta enlazarse con los últimos brotes de su copa, no fuera tan signa de respeto como la que plantó la mano del hombre al pie del ruinoso y carcomido muro, para ocultar el daño que él mismo causara; como si las instituciones que nacen del pueblo, y responden a verdaderas necesidades y toman legítima carta de naturaleza, no fueran más dignas de conservarse que las exóticas, importadas de otras partes, que mueren por faltarles la savia, que sólo se produce en la legítima evolución de las costumbres populares.

            La feria, pues, en su origen no fue más que una Velada, como las que hemos conocido, hasta hace poco, en la misma villa, con ocasión de las fiestas anuales en los alrededores de los Santuarios de la Caridad y de los Milagros, de San Benito y del Santo Cristo del Humilladero, motivada a los comienzos por la misma afluencia de devotos, y creciendo más tarde su importancia hasta llegar  ser una de las de más justo renombre entre las de Andalucía y Extremadura.

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