Nos ha dejado el escribano testimonio en el expediente de
la asistencia de Ayala a la feria: “Doy
fe –dice- que habiendo permanecido dicho Sr. Comisionado regenteando la Jurisdicción real los
tres días de Pascua de Pentecostés en el sitio y santuario de Guaditoca,
término y jurisdicción de la villa de Guadalcanal, (a motivo del concurso
grande de gentes que con diferentes géneros venales concurren a él) con la
misma asistencia que trajo de dicha villa, haciendo las dos noches intermedias
las rondas necesarias, la primera por medio de sus subalternos y la segunda
(que es la de más cuidado) con su persona misma, aquellos y alguna tropa,
retirándose a descansar siendo la hora de las dos; y levantadas ya cuasi todas
las gentes, se devolvió conmigo el escribano, ministros y guarda de campo Basilio
Cortés (dejando aún en aquel sitio al otro guarda, Francisco Contreras) y llegó
a esta villa bien la noche del día último de dichos tres.”
“Hizo relación el
escribano –según le estaba mandado- y asiento individual de las partidas de
dinero que han contribuido para el santuario de nuestra Señora de Guaditoca en
esta que se dice su Feria por pascua de Pentecostés de 1786; los puestos
públicos de ella extra de los portales, casillas para el abasto del vino,
aguardiente y otros licores, mesas y tablas.” Importante documento,
como lo son los cuadernos de compra-venta de ganados, que han llegado hasta
nosotros, para ver la importancia del ferial.
Un pequeño incidente ocurrió tan de
poca monta, que no lo menciona el Escribano en su testimonio, el robo de unas
enaguas (“Certifico: que habiéndose librado a esta
real Justicia por la del crimen de la villa de Constantina despacho
requisitorio en treinta de Junio de este año para que la informara lo que le
constase sobre el robo que en la feria de Guaditoca, celebrada en el mismo
dentro de esta jurisdicción, ejecutó Josefa González, conocida en aquella villa
por la Extremeña ,
en compañía de su yerno Bernardo el francés, no constando de él en este juzgado
formó el Sr. Corregidor expediente de oficio sobre su certeza y averiguación
teniendo principio a cinco de Julio, y por las declaraciones recibidas resulta
que la recibida tomó en el concurso de dicha feria y en el último día de su
celebración unas enaguas de otra muger,
que se le aprendieron y quitaron a corta distancia de ella por el camino que
sale de la misma para dicha villa de Constantina a cuyo acaso intervino Andrés
Muñoz, teniente de esta real Jurisdicción en la Aldea de Malcocinado con uno
de los guardas de campo, y que aunque al Comisionado D. Cayetano de Ayala se le
dio queja de ello y encargó al ministro Antonio Trigueros la persecución de
dicha muger, esta se entró en la
Ermita y se interpelú con algunos eclesiásticos y otras
personas, y entretanto que dicho Ministro acudió a dar cuenta se puso en salvo
aquella, y sucedió en encuentro referido: Que es sustancialmente lo que aparece
de dicho expediente, y para que conste doy el presente en cumplimiento de lo
mandado. Guadalcanal y Septiembre veinticuatro de mil setecientos ochenta y
seis.”). Por lo que toca al cumplimiento de la
orden del Consejo, seguía incumplida, no por culpa del Corregidor, sino por no
haber comparecido D. Juan Pedro aportando los datos que se le tenían pedidos.
Bien conocía el
Corregidor los recovecos de un expediente y el modo de alargarlo.
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