«Al eminente Poeta.
Quien estas flores te arroja
el alma entera te da;
¡no serán dignas quizá
de que Ayala las recoja!
Ninguno a tu ingenio iguala,
que se eleva más que el sol;
Salva al Teatro Español
y Dios te bendiga Ayala!»
¿Quién escribió estos versos? La obra había sido un gran éxito; y para él, en ese momento, doble, pues de la preocupación por escribir la obra a Teodora Lamadrid, y que fuera para su beneficio, pueden leer se en el Epistolario inédito las cartas que hacen referencia a esto. Pero que el drama constituyó un acontecimiento literario, se deduce del homenaje que se le tributó. Para ello se formó una comisión integrada por: Don Tomás Rodríguez Rubí y Don Severo Catalina, por
El homenaje hubo de agradarle al poeta que por entonces contaba 32 años. Y de ello da noticia a Teodora que tanta parte había tenido en la obra al inspirarla y, más aún, darle alma en la escena. Pero, aparte propósitos artísticos, El tanto por ciento llevaba un mensaje moral; la sociedad de aquella época, si bien es verdad que mejoraba materialmente, era necesario, casi imprescindible, despertar su idealismo; convencido de ello, o haciendo una frase, muy de salón, Ayala decía a sus admiradores: «Hay en el fondo de todos los corazones honrados, una apuesta ávida de manifestarse contra el grosero materialismo que nos sofoca. Este movimiento ha surgido públicamente con la ocasión de mi comedia, y todos aplaudís, más que el mérito de mi obra, la elevación de vuestros sentimientos.»
En el mes de febrero de 1862, y en el Teatro Lírico, estrenó su zarzuela El agente de matrimonios, por las siguientes artistas: señoras Santa María y Rivas, y los señores Obregón, Fuentes, Caltañazor y Arderíus. Y en el Teatro Circo, en la temporada de 1863, El nuevo Don Juan, desempeñado por Teodora Lamadrid y señora Bagá; Joaquín Arjona y los señores, Ossorio, Benetti y Martínez. Y Balbina Valverde, que accedió a representar un papel insignificante.
Ciertamente que con estas dos nuevas comedias, Ayala no superaría las anteriores, que habían logrado verdadero impacto en el público; mas no por eso íbase a desanimar, toda vez que seguía figurando su nombre en los teatros, y el prestigio literario y el político corrían paralelos.
Un retroceso en su carrera política representan aquellas Cortes de 1863 donde se sancionó
Llama la atención que en este ir y venir del personaje, siempre en busca de la aventura y de la intriga, tuviese tiempo aún para trazar aquellos esquemas, bocetos y proyectos, que exactamente corresponden a los años 66, 67 y 68, sin que ninguno de ellos pasara el área del ensayismo, aunque son muy reveladores de su estado de ánimo: en Yo por ejemplo, trata de las fórmulas más insospechadas del egocentrismo; en El cautivo, pensó castigar el vicio de la envidia, trayendo a escena al propio Cervantes, que tantas veces debió ser víctima de ella; en El texto vivo, corregir falsas doctrinas; El último deseo habría de ser un drama, escrito a marchas forzadas, según el ofrecimiento hecho en Lisboa a Zabalburu; pero todo esto no representa sino lo aledaño a la gran preocupación política, de aquellas jornadas consignadas en las cartas a los amigos, bajo el lema: Día tantos; por
No hay comentarios:
Publicar un comentario