«Espectáculos.- Las pesquisas de Patricio pura encontrar mayoría. Gran función a beneficio de toda la compañía.
Personajes: El Consejo de Estado, galán, ausente de las incompatibilidades. Damas que están de más.
El presupuesto, Gracioso.
La falta de sentido común, Característica de la situación.
El Ministro de Hacienda, Barba.
El señor Escosura, Lengua.
Los electores, Partes por medio.
Tertulianos, que juegan al tresillo, mete-sillas y sacamuertos.
127 motines, acompañamiento de Espartero; 1.700 caballos, acompañamiento de O'Donnell, 1.700 millones, acompañamiento de la situación.
Apuntes, los Diputados que desean colocarse.
Dará fin con un gracioso baile del candil. La entrada, gratis. Esta función la paga el país.» El P. Cobos, año II, núm. LV, 30 mayo 1856.
A Ventura de
«La libertad, según varios autores,
es marchar al compás de los tambores.
Por eso el español entusiasmado
para ser liberal se hace soldado.
……………………………………….
Cuando era menos sabia nuestra tierra
teníamos soldados, pero no guerra.
Ahora que somos ya más ilustrados,
tenemos guerra, que no soldados.
En principios político-sociales
los hombres deben ser todos iguales.
Hoy por lo mismo quieren unos pocos,
que todos los demás se vuelvan locos.»
El P. Cobos, año 1, núm. XX, 2O enero 1856.
Fernán Caballero, según parece, es la autora del Congreso Infantil. El artículo, de una gracia ingenua y fresca tan peculiar en ella, trasplanta al mundo de la infancia el complicado escenario del Congreso. Después de haberse colocado en sus puestos los beneméritos de la patria, el presidente toca una pitadera de-áJcacer, a falta de campanilla. Entran los chiquillos que hacen de Ministros y ocupan su banco. El Presidente toma en su mano el libro de Bertoldo, que sirve de Constitución, mientras se aprueba el Código fundamental, N, saludando a
Señores
Si este libro se perdiere
como suele, suceder... »
El P. Cubos, año l, núm. XXIII, febrero 1857
Lo más curioso del artículo es la copiosa cantidad de coplas y refranes, de buen folklore, con que los personajes se expresan. Cándido Noedal tuvo que defenderlo en el Congreso. El artículo Poesía pura, con EI Himno a Espartero, ha sido atribuido a don Adelardo López de Ayala; por lo menos, él mismo le defendió:
«¿Que nos van a quitar el oficio?
¡Sostened, chascanautas, la lid!
¡Cortes haya hasta el día del juicio!
¡Cortes, Cortes que no tengan fin!»
La intención política, emanada del movimiento de Vicálvaro, no era otra que promover la crisis del Gobierno; Espartero no duró ya mucho en el Poder; pero la gran revolución aún estaba lejos. Adelardo, joven ardiente polemista, ya en plena fiebre política, logró con la defensa de EI Padre Cobos uno de sus éxitos iniciales, y de ello da cuenta en el epistolario.
«Esta es la primera vez que mi voz resuena públicamente; no me juzguéis tan malvado que quiera comenzar cometiendo un perjuicio.
Grave, gravísima es mi situación, caballeros jurados. Los brillantes discursos que en este mismo sitio se han pronunciado; discursos cuya elocuencia está presente todavía en la memoria de todos, cuyos ecos aún resuenan en nuestros oídos; la notoria habilidad del caballero Fiscal que tengo delante; la inmensa popularidad del periódico acusado; mi carencia absoluta de práctica en ejercicio de esta naturaleza, todo me es contrario; sólo vuestra benevolencia me favorece, vuestra benevolencia y mi justicia, y nunca está solo el que de ella se acompaña.
Yo no puedo prestar a mis palabras la autoridad que han dado a las suyas los ilustres oradores que en este sitio me han precedido. Yo no soy Diputado constituyente; yo no soy hombre político; yo no soy..., ¡asombraos!, ni siquiera soy abogado. Pero si bien es cierto que la falta de cualidades que he enumerado quita autoridad a mis palabras, no lo es menos que me deja más apto para representar la opinión pública, que tampoco es abogado, ni hombre político, ni Diputado constituyente.
Escribiendo comedias he aprendido a conocer el corazón del pueblo. Mi profesión de autor dramático me ha puesto en continua inteligencia con él. He estudiado sus generosos instintos, y antes de ahora he tenido alguna vez la honra de interpretarlos fielmente en la escena española.
Siempre que le he referido alguna de los nobles rasgos de nuestros magnánimos Reyes, he visto en su entusiasta semblante impreso el amor a
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