sábado, 6 de agosto de 2011

ADELARDO LÓPEZ DE AYALA - 20


Despotismo:

¿Qué harás si a mi voz también

rudo invasor te aprisiona?

España:

Sucumbir, como en Gerona,

o triunfar, como en Bailén.

Anarquía:

¡Y si avarientos extraños

hacen de su fuerza alarde!

Libertad:

¡Aquí habrá siempre un Velarde,

un Palafox y un Castaños!

Despotismo:

Ay, si a lo que el pueblo ibero

madre proclama y señora,

asesta mano traidora

golpe de iracundo acero!

España:

En vano de un pecho infiel

fuera la traición sañuda;

broquel de inocencia escuda

a la cándida Isabel.

Contra sedicioso anhelo

tengo yo un pueblo leal;

contra pérfido puñal

hay un Dios justo en el cielo.

Y cualquiera inicua saña

¿qué logrará? ¡Hacer mayor

el tierno y profundo amor

que tiene a Isabel España!

Lo representó Teodora Lamadrid, Concepción Rodríguez y Joaquín Arjona[1].

Es muy difícil hoy, frente al enorme conglomerado de artículos del Padre Cobos, determinar cuáles son de unos y de otros, ya que todos aparecen sin firma, por ser esta condición esencial para el carácter oposicionista. Ni aun recurriendo a las condiciones peculiares del estilo puede lograrse gran cosa, ya que la pasión política con que se combatía los uniforma a todos y cualquier arma es buena con tal de servir para derribar al contrario. Bajo aquel fraile tomando rapé, que figuraba a la cabecera, se planteaba el combate político en las dos épocas de su publicación; 24 de septiembre de 1854 a 30 de junio de 1855, primera; 5 de septiembre de 1855 a 30 de junio de 1856, segunda[2].

Es lamentable que, redactado por escritores de lo más selecto de entonces, la pasión política desbaratase la calidad literaria o científica que hubiera podido tener. Sin esta excitación a flor de piel, el periódico alcanzara un tono como La Ilustración o El Semanario Pintoresco.

De la intención satírica contra los escritores y los artistas véanse algunos ejemplos. «La literatura está de luto; la política de enhorabuena. Siempre la literatura y la política se han disputado a los grandes talentos. Los distinguidos literatos don Eduardo Chao y don Enrique Cisneros acaban de abandonar la literatura para dedicarse a la política. Mucho gana con esto la política. Pero, ¡oh, dolor!, mucho más ganan las letras.»

«Tres cosas agradables: una belleza de diecisiete años, con ojos azules o negros, a gusto del consumidor; cincuenta mil duros en billetes de banco, y no ver a don Joaquín Arjona hacer galanes ni romanos.»

«En el Teatro del Circo se acaba de representar una zarzuela del señor Camprodón; a ésta seguirá otra del señor Olona, y se habla también de otra del señor Suárez Bravo. Estas obras podrán no ser muy buenas, pero en cambio son originales... de Mr. Scribe.»

«El Teatro de la Cruz funciona. ¿Cuáles serán este año las obras crucificadas?»

«Se dice que el señor Ventura de la Vega está escribiendo para el Teatro Real una ópera, que pondrá música el señor Arrieta, con el título de El Aljibe mágico. Esta obra es un arreglo de una refundición de una traducción, El pozo de los enamorados. La refundición, La cisterna encantada. Y el arregIo. El aljibe mágico. A la quinta transformación, esto, de seguro, para en alcantarilla.»

«Lo que más agrada de las comedias del señor Eguilaz son los últimos versos, de las últimas escenas, de los últimos actos, porque lo único que tiene de bueno lo malo es el fin.» El P. Cobos, núm. 1.

«En estos días de lluvia hemos visto a don Antonio Gil y Zárate con dos paraguas; uno para él y otro para una zarzuela que está escribiendo.»

«La Biblioteca de Autores Españoles acaba de publicar el tomo I de poetas líricos de los siglos XVI y XVII. El Padre Cobos ha examinado esta colección y piensa hablar de ella largamente; limitándose, por ahora, a aconsejar en serio al señor Rivadeneira que en lo sucesivo no confíe trabajos de esta especie a colectares como don Adolfo de Castro, que: convierten en barro y desnaturalizan todo cuanto tocan.» (Y le dedica tres artículos cazándole «gazapos», en los números IV, V y VII, algunos muy oportunos y graciosos.)

Las alusiones políticas, muchísimo más abundantes y aceradas, recogen el momento en que la tendencia unionista; uno de los pilares más sólidos, empezaba a resquebrajarse; el movimiento alcanzaría cimas inconmovibles, tales como los generales Serrano y O'Donnell, cuya adhesión a la Reina había sido tan firme hasta el año 62; los pequeños chispazos del año 56 son comentados en el periódico: «Son tres: lo de Valencia, lo de Bol y lo de Lorca. Decimos lo, porque para nosotros es el y para el señor Escosura es la. Aquí hay una cuestión gramatical que no nos atrevemos a resolver hasta que nos digan su opinión un muerto y varios heridos».

«El señor Escosura llama manifestaciones enérgicas o lo que el Diccionario de la Lengua llama motines. Aquí se presentan varias autoridades atropelladas. Las de Valencia de San Juan, las de Bol, las de Lorca y la del Diccionario. ¿Será posible que el señor Escosura tenga algún resentimiento contra esta última autoridad? No puede ser, porque el Diccionario de la Lengua no es la mayoría del Congreso que vota en contra del Ministro de la Gobernación. Pero bien puede ser, porque no consta en el Diccionario votase el favor suyo cuando lo hicieron académico. »

«Si los amotinados no son más que manifestadores enérgicos de sus opiniones, los contrabandistas no serán más que traductores libres de artículos extranjeros; la joroba no es mas que una cortesía permanente, y los escamoteos de lo ajeno, demostraciones suaves del órgano de la adquisición. Proponemos estas modificaciones lexicográficas, apoyadas en la triple autoridad del señor Escosura como Ministro activo, conspirador premiado y académico impresionable.» El P. Cobos, año II, número XLVII, 5 abril 1856.

En la sección de anuncios se lee lo siguiente:


[1] Cit. en Sicars y Salvadó, N. D. Manuel Tamayo y Baus. Barcelona, 1906, págs. 158 y 165.

[2] El título exacto en las dos épocas es así; El Padre Cobos, periódico de política, literatura y artes. Madrid, Imprenta de Argote. Costanilla de Capuchinos, 13, bajo, 1855-1856

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