miércoles, 18 de noviembre de 2009

PRIMERAS EXPEDICIONES AL PACÍFICO SUR - 4 DE 4

Por Annie Baert

Las escalas siguientes fueron el 1 de marzo, en Rakahanga (actuales Islas Cook), y el 7 de abril, en Taumako (archipiélago Duff, en las islas Salomón), cuyos habitantes habían oído hablar de la estancia española en la cercana Santa Cruz once años antes. Habiendo dado su cacique, Tumay, informaciones sobre la existencia de otras islas al sur, la armada se dirigió hacia este rumbo, tras 10 días de descanso y abastecimiento y, el 1 de mayo, entró en una bahía grande, que fue llamada de San Felipe y Santiago. Aunque se hallaba en 15° de latitud sur, el capitán Quirós pensó haber encontrado por fin el ansiado Continente Austral : dio a su descubrimiento el magnífico nombre de La Austrialia del Espíritu Santo y fundó la ciudad de la Nueva Jerusalén -hoy se sabe que sólo se trataba de una isla, que ha conservado sin embargo parte de su nombre español, Santo. Los inevitables malentendidos con sus habitantes lo empujaron a levar anclas al cabo de cinco semanas, pero el viento recio y contrario separó a las naves.
El 12 de junio, la capitana estaba sola en alta mar y, tras algunas vacilaciones, tomó el rumbo de Nueva España, a donde llegó el 23 de noviembre -lamentando la muerte de un solo hombre, el vicario Munilla, de 80 años de edad.
La almiranta y la zabra esperaron en Santo hasta el 27 de junio. Torres decidió luego ir a Filipinas, lo que lo llevó a pasar por el estrecho que hoy lleva su apellido, realizando otra hazaña náutica. El 6 de enero de 1607, alcanzó Ternate, a cuyas autoridades españolas dejó la zabra, y la almiranta ancló en Manila e122 de mayo. Allí se desvanecen las huellas de aquel gran marino.
El capitán Quirós pasó de México a España, a donde llegó en octubre de 1607, dedicando los siguientes siete años a solicitar un nuevo despacho mediante numerosos Memoriales, que a veces mandaba traducir y difundir por Europa. Finalmente la Corona resolvió fingir que se le enviaba de nuevo al Mar del Sur, mientras dirigía una contraorden al virrey: se embarcó en abril de 1615, y murió en Panamá, camino del Perú.
España se desentendió de los archipiélagos descubiertos por aquellos dos grandes marinos, demasiado alejados del resto de sus ya amplias posesiones, y pasaron casi dos siglos antes de que surcaran sus aguas otras naves europeas, en cuyos camarotes figuraban sin embargo los relatos de Quirós y los mapas sacados de ellos.

Bibliografía

- Pedro FERNÁNDEZ DE QUIRÓS: Historia del descubrimiento de las Regiones Austriales, ed. facsimilar, Dove, Colección Mundus Novus, Madrid, 2000.
- Memoriales de las Indias Australes,
ed. de O. Pinochet, Historia 16, Madrid, 1991.
Celsus KELLY (ed.): Austrialia Franciscana, 6 vol., Franciscan Historical Studies (Australia) / Archivo ibero-americano (Madrid), 1963-1973.
- Calendar of Documents. Spanish Voyages in the South Pacific and Franciscan Missionary Plans for its Islanders, Franciscan Historical Studies (Australia) / Archivo ibero­americano (Madrid), 1965.
- La Austrialia del Espíritu Santo, 2 vol., Cambridge, Hakluyt Society, 1966.
Brett Hn.DER: El viaje de Torres, Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid, 1990.
Annie BAERT: Le Paradis Terrestre, un mythe espagnol en Océanie. Les voyages de Mendaña et de Quirós, 1567-1606, Paris, L'Harmattan, 1999.

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