Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
Se mantiene la ortografía de la época)
crece el trabajo de lo de aqui con este aleman, que está tan soberbio y de tal manera se quiere señorear de todo, que no hay quien lo pueda sufrir; é yo lo llevaria en paciencia, si viese que resultaba algund provecho ó fruto de su venida; pero ni con ruegos, ni con importunidades, ni con requerimientos he podido acabar con él que haga lo que le está mandado y á lo que vino, que es á buscar minas; y pues dice que algunas de las abiertas no van bien encaminadas, declare cómo se emiende para que yo lo haga efectuar; tampoco lo ha querido hacer, ni entender en cosa de fundiciones ni afinaciones, para ver si hay algo que mejorar en ellas: todo el negocio para ensayar que ha hallado es la cosa mas inútil de cuantas se puede hacer; pues aquello, que sea pobre ó rico, se ha de beneficiar; pero ni aun esto nos quiere declarar, ni si converná lavarlo ó no lavarlo. De todo dice que quiere ir á dar cuenta á la Persona Real de V. M., porque no me lo ha de decir á mí ni á otro ninguno; y encaresciéndole que importa que lo declare luego, porque por no tener ya que fundir, á causa que se nos acaban los relaves, se despiden dos hornos de fundicion, tampoco lo ha querido hacer. Su estilo es encerrarse en su aposento, y en toda una semana no salir de alli ni dejarse ver: dicen comunmente los plomeros españoles y algunos de los alemanes, que fuera de ensayar, sabe poco en cosas de minas; yo no osaría afirmar cosa alguna, porque no lo he visto; mas de saber que ha sesenta dias que está aqui, y no ha hecho sino ciertos ensayos, que el ensayador ordinario que aqui tenemos los hará en dos dias: todo su negocio es traer aqui flamencos y alemanes, y hacerlos dar crescidos salarios, confesando él mismo que no entienden cosas de minas: aqui se le ha hecho todo el buen tratamiento que es posible; pero todo le paresce que se le debe, y ansi no lo tiene en nada: viendo su negligencia, le he requerido con una de las ordenanzas que dejó don Francisco de Mendoza que toca á él, dándole á entender lo que ha de hacer por virtud della; y dice que no la quiere cumplir; que don Francisco no tuvo poder para hacer ordenanza en cosa que á él le tocase: y porque en la dicha ordenanza se dice que se comunique lo que á él le paresciere con Pedro de Aguilar, veedor de las dichas minas, y no lo hace, el dicho Pedro de Aguilar le hizo un requerímiento sobre ello, y tampoco se le da cosa alguna, como todo lo mandará V. M. ver por los testimonias que aquí envío: él me ha pedido dineros de su salario; no se los he dado porque no me muestra recaudo ninguno por dónde, y dice que no se le dió cédula, caso que en la que V. M. á mí mandó escribir dice un capítulo que le haga pagar su salario conforme á la cédula que me presentaría. Como hacíamos hasta agora tan gran confianza destos mineros alemanes, no los cataban al tiempo de salir de los pozos como se usaba con nuestros naturales; y agora, después que vino este aleman, viéndose tan favorescidos y regalados de él, han tenido el atrevimiento de comenzar á hurtar; y siendo yo avisado dello, los he aguardado al tiempo de salir de los pozos, y se han hallado algunos hurtos y aun en cantidad; por lo cual me páreselo que, demas de tener presos y castigar los culpados, convenía hacer saber á los dichos alemanes que todos los que entrasen en el pozo de Adan, donde se saca razonable cantidad de metal, habran de ser catados á la salida como lo son los españoles, pues habíamos ya visto la necesidad que hay dello: ocurrieron todos al dicho aleman, y hales hecho entender que es deshonra de su nacion consentirse buscar, y ansi los ha alterado de tal
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