Según lo programado, aunque con una hora de retraso sobre el horario previsto, pudimos escuchar la conferencia que sobre el descubrimiento de la isla de Guadalcanal por Pedro Ortega Valencia, nos ofreció Jesús Rubio Villaverde, autor del libro "La lluvia infinita", sobre las vicisitudes del viaje que nuestro ilustre paisano.
Apoyado con una presentación en PowerPoint nos fue relatando los hechos ocurridos durante el largo viaje. Gracias autor que nos ha facilitado una copia, les ofrecemos el texto completo de esta conferencia.
1.- LA LEYENDA DE OFIR
Nuestra historia comienza con este hombre que aquí ven. Es el rey
Salomón. Las Islas con las que nos hemos hermanado llevan su nombre. Aquí les
vamos a contar por qué.
Se cuenta que el rey Salomón recibía riquezas sin número de un
lugar llamado Ofir. Cada tres años, el rey famoso por su prudencia y sabiduría
recibía enormes cargamentos de oro, plata, sándalo, piedras preciosas y marfil
y demás riquezas.
No se sabe la situación exacta de este reino, que es citado en la
Biblia. Dicen que podía ser lo que es el actual Yemen. Otros hablan de cierta
región de Etiopía, vinculando esta legendaria tierra con la reina de Sheba o de
Saba, que es como la hemos conocido de siempre. Algunos estudiosos la sitúan en
la India. Los más aventurados han llegado a situarla en Perú.
Sea lo que fuera, lo cierto es que Ofir se convirtió en un
territorio mítico, una leyenda a la altura de Eldorado o Shangri-la o la fuente
de la eterna juventud que con tanto ahínco buscó Ponce de León. De momento
vamos a abandonar la leyenda, pero conviene no olvidarla porque más adelante tendremos que recurrir a ella.
2.- LA TERRA INCOGNITA AUSTRALIS
El descubrimiento de América pone de manifiesto un hecho que muchos
marinos y geógrafos ya sabían: la tierra es redonda. En 1521, la nao Victoria
comandada por Juan Sebastián Elcano pone fin a la aventura iniciada por
Magallanes y da la primera vuelta al Mundo. Por cierto, lo hace nada menos que
59 años antes que lo hiciera Francis Drake, el famoso corsario inglés, alguien
que, curiosamente, también se va a cruzar en nuestra historia.
La aventura de Elcano pone sobre la pista a muchos geógrafos.
Magallanes pasa del Atlántico al Pacífico por el estrecho que todavía hoy lleva
su nombre. Lo hace más al norte del que hoy conocemos como cabo de Hornos. No
se sabe si la tierra que su expedición deja a su izquierda es isla a
continente. Por otra parte, al otro lado del Pacífico, todavía no se ha
constatado que Nueva Guinea es una isla. No se hará hasta 1605, cuando la
expedición de Luis Váez de Torres atraviesa el llamado estrecho de Torres que
separa el sur Nueva Guinea con el Norte de Australia.
Así pues, en pleno siglo XVI los geógrafos están convencidos de que
Nueva Guinea y la tierra al sur del llamado estrecho de Magallanes son los dos
extremos de lo que Ptolomeo llamaba la Terra Incognita Australis, el continente
del sur que hacía contrapeso a la tierra situada al Norte.
Tenemos pues una leyenda y un continente misterioso. Ambas
cuestiones serán la clave de la expedición que en noviembre de 1567 partirá del
puerto de El Callao, en Perú, y en el que iría embarcado Pedro Ortega Valencia.
3.- APUNTES SOBRE PEDRO DE ORTEGA Y VALENCIA
Sobre Pedro Ortega hay varias fechas que permanecen en una
nebulosa. Se piensa que debió nacer en Guadalcanal hacia 1520 y que embarcó a
América, con destino a Tierra Firme, es decir, lo que hoy es Panamá, hacia
1540. De familia hidalga, pues no podría entonces haberse embarcado. Ya en América
sí que tenemos fechas concretas: en 1561 es Alguacil Mayor de la Ciudad de
Panamá. Ese año, llega allí Lope García de Castro, alto funcionario de origen
leonés. García de Castro llega para refunda la Audiencia de Panamá. Durante
aquellos años, Pedro de Ortega se vio envuelto en varias acciones. Primero
contra Gonzalo Pizarro y sus rebeldes, contra los hermanos Contreras y contra
Pablo Hernández Girón y sus encomenderos, que se habían rebelado contra la
Corona.
Posteriormente, en 1564, es nombrado gobernador del Perú, en
sustitución del virrey, el Conde Nieva, que había caído en desgracia por varios
casos de corrupción. (Como ven, lo de hoy no es nada nuevo).
4.- SARMIENTO Y EL NACIMIENTO DE LA EXPEDICIÓN
Es entonces cuando se produce el encuentro entre Lope García de
Castro y la figura capital de esta historia: Pedro Sarmiento de Gamboa.
¿Quién es este señor? Pues se trata de un geógrafo, cosmógrafo y
marino gallego. Con grandes dotes de persuasión y que había sido investigado
por la Inquisición. Sarmiento estaba obsesionado con el Gran Continente del
Sur. Y acudió al gobierno del Perú, en busca de financiación y apoyo político
para sus proyectos.
Para ello, recurrió a las leyendas de Ofir, que en Perú, se
mezclaban con otras viejas historias: las de las islas Ninachumbi y
Hahuachumpi, de las que el Inca Tupac Yupanqui traía inmensas cantidades de
oro.
El caso es que Sarmiento convence a García de Castro. Pero este
quiere controlar la expedición. ¿Cómo lo hace? Con personas de su absoluta confianza.
Por eso recurre a Pedro Ortega, del que tiene buen concepto de su etapa en
Panamá. Y a Alvaro de Mendaña, al que
nombrará almirante de la expedición. Casualmente, además, es su sobrino.
Se busca financiación, se consiguen dos naos, Los Reyes y Todos los
Santos, que cuestan veinte mil pesos. El propio Ortega paga su parte y lleva
incluso criados. De uno de ellos hasta sabemos el nombre, se llamaba Antón
Zape. Además, a Pedro Ortega le acompañará su hijo Jerónimo y otro paisano más
de Guadalcanal del que no tenemos más noticia. Se llamaba Francisco Muñoz Rico,
y con toda probabilidad era primo del propio Ortega.
Todo listo pues. La expedición parte del puerto del Callao el 19 de
noviembre de 1567, fiesta de Santa Isabel. Mendaña y Ortega tienen la orden de
descubrir la tierra de Ofir, las Islas del rey Salomón. Sarmiento ansía dar con
el Gran Continente Austral. Son dos intereses diferentes que van a sellar el
destino de la expedición. En la nao capitana, que se llama Los Reyes, navegan
Álvaro de Mendaña y Pedro Sarmiento; en la nao almiranta, Todos los Santos,
Hernán Gallego, que es el piloto mayor de la armada, y el propio Pedro de
Ortega, que además es el maestre de campo, es decir, el jefe militar de los
expedicionarios.
5.- EL LARGO VIAJE DE IDA
Durante muchos días lo único que encuentran las dos naos es un mar
sin fin. Agua, agua y más agua. Comienza a reinar el descontento. Se ahoga uno
de los hombres al caer al mar y hacia el 14 de diciembre, aproximadamente, se
decide que hay que acortar las raciones, pues, ha pasado casi un mes desde la
salida de El Callao y no se encuentra la tierra que se debía de haber
encontrado. El rumbo fijado es en torno a los 14 grados Suroeste por debajo de
la línea ecuatorial. El 5 de diciembre se muda la ruta hacia el Noroeste, pero
tampoco se descubre nada. Hacia el 18 de diciembre, los barcos empiezan a
seguir una ruta en forma de zigzag. Pero cuando van recorridas unas 4.000
leguas, Hernán Gallego, que es el piloto mayor, por orden de Mendaña, varía el
rumbo más hacia el Norte, ante la desesperación de Sarmiento, del que se
empieza a desconfiar.
La nueva ruta aproxima a los dos barcos al ecuador. Empieza a
llegar el mal tiempo. Las cosas no solo mejoran, sino que empeoran. Hacia el 23
de diciembre, empiezan algunos hombres a enfermar, por lo que se cuenta en las
cartas, de escorbuto, que como saben era una enfermedad muy habitual entre los
marineros. Finalmente, se le vuelve a dar a Sarmiento el mando. Y se retoma la
ruta anterior. Es el 29 de diciembre. Hay que añadir que la lluvia y un tiempo
muy cambiante les va a acompañar durante buena parte del recorrido.
A primeros de año, una estrella fugaz, interpretada como buen
presagio, señala la ruta a la expedición: se sigue hacia el Suroeste. Sarmiento
cree que se llegará a Ofir o en su defecto, a Nueva Guinea, ya que dice que con
tanto mudar la ruta, la han podido dejar atrás.
Finalmente, y tras pasar las Navidades embarcados, descubren
tierra. Se trata de una pequeña isla, llamada hoy día Nui, y que ellos llamarán
Isla de Jesús. No está clara la fecha. Unas relaciones hablan del día 5 de
enero y otras, las más fiables, del día 15. Lo cierto es que se le llama Isla
de Jesús en Acción de Gracias. Hoy día es una de las 9 provincias del
Archipiélago de Tuvalu. Gallego piensa que se ha llegado al lugar esperado,
pero Sarmiento lo niega. Por eso no se desembarca para explorar, aunque sí para
tomar víveres, fundamentalmente cocos, y por supuesto, agua. Se tiene certeza
de que la isla está poblada, pero hay que seguir.
Siguiendo la ruta trazada, y cada vez con peor tiempo, las dos
naves llegan a unos atolones en los que casi se hunde una de las naves. Los
llaman bajos de la Candelaria, bautizados así porque llegan a ellos el día 2 de
febrero. El peligro en ese momento es
mucho, pues el viento y las corrientes les empujan hacia los bajos. A duras
penas consiguen salir de allí y continúan con la ruta marcada por Sarmiento.
Estos bajos son los que ahora se llaman de Ontong Java. Estaban ya muy cerca de
las Islas Salomón.
6.- LA EXPEDICIÓN LLEGA A LAS ISLAS SALOMÓN
El 7 de febrero, al fin, avistan una gran isla. Algunos miembros de
la expedición consideran que ya han llegado a su punto de destino. Otros creen
que es la punta occidental de la Nueva Guinea. Sarmiento cree que en todo caso,
es eso. Y sugiere que para comprobarlo se boje (es decir, se rodee) la isla.
Finalmente se hace. Y además se comprueba que hay más islas cerca. A la isla le
ponen el nombre de Santa Isabel, en honor de la festividad en la que la armada
partió, el 19 de noviembre, aunque de manera efectiva no lo hizo hasta el 20.
Llueve mucho en la isla. Va a llover mucho durante su estancia en las islas, de
ahí la alusión a la lluvia infinita. Se busca un puerto abrigado. Le llamarán
Puerto de la Estrella, pues llegan a él siguiendo la ruta que traza una
estrella fugaz. Y allí se oficia la primera misa.
Durante unas semanas, los expedicionarios están bastante ocupados
haciendo exploraciones dentro de la isla, donde toman contacto con los isleños,
que en la mayoría de los casos se muestran amistosos, aunque no todos. La
mayoría de las relaciones de los principales protagonistas citan a un cacique
local, o taurique, llamado Bile Banhana. Comprueban que la isla es rica en
cocos, en jengibre, un tubérculo que los nativos llamaban ñame y que era
parecido a la yuca y que también hay cerdos silvestres. Pero no comprueban que
sean islas ricas en oro, piedras preciosas o perlas.
Tras varios días allí, Pedro Sarmiento revela a Medaña, Ortega y el
resto de jefes que aquellas no es Ofir. Decide bautizar la zona como Islas de
Jesús. De hecho así las llamará siempre que tiene ocasión. Sarmiento quiere
seguir, pero Mendaña es partidario de explorar la zona, ya que ya saben que hay
más islas.
Durante este tiempo, los expedicionarios también se afanan, además,
en la construcción de un bergantín, una embarcación más ligera. Se tenía miedo
de los bajos de coral y de la poca profundidad de las aguas. Las lluvias
retrasan mucho la construcción de esta embarcación. Las lluvias y los tira y
aflojas entre los miembros de la expedición. Por cierto, al bergantín, al que
está al mando Pedro Ortega, se le pone el nombre de Santiago. Ortega va a
acompañado en la expedición por Hernán Gallego. Una vez finalizado el bergantín
se comienza la exploración de las islas cercanas. El viaje comienza hacia el 7
de abril. Al mando va Ortega. Como piloto va Hernán Gallego.
7.- LAS OTRAS ISLAS
La primera isla importante a la que llega el Bergantín es la Isla
de Ramos, que hoy se llama Malaita. La llaman de Ramos porque al parecer ese
día era Domingo de Ramos. Es el 8 de abril del año 1568. Tras rodearla, enfilan
hacia el Sudeste. Bautizan a un cabo como cabo Prieto y pronto dan con otra
isla, más pequeña, que llaman Isla Galera, por la forma que tiene. Pronto
encuentran otra, que parece muy fértil y por eso llaman Buenavista.
Finalmente llegan a otra isla grande, que llaman Florida. Ahora se
llama Nggela Sule. Parece la más próspera de todas ellas. Hay puercos y
gallinas y también nativos que se muestran menos hospitalarios que los de Santa
Isabel. Desembarcan para aprovisionarse y se llevan dos puercos. Siguen su
rumbo y ven otras islas, que denomina, San Dimas y Guadalupe. Estaban al Este
de Florida.
Y el 18 de abril, aunque la fecha es aproximada pues no todas las
relaciones son exactas. Llegan a una gran isla.
8.- GUADALCANAL
Ortega llama Guadalcanal, por ser de allí natural. Desde el
principio se la tiene como la más grande de todas las que se han descubierto
hasta el momento. A un río cercano al lugar de llegada, se le bautiza como Río
Ortega. El desembarco debió ser muy cerca de donde hoy está Honiara, la capital
de las Islas Salomón. Una curiosidad. Esta isla se llama igual, pero es que
incluso durante la invasión japonesa, el ejército nipón no la cambió su
denominación, sino que la adaptó a su idioma y la llamaron Gadarukanaru.
Era la isla más poblada de todas. Las tribus vivían en chozas y
bohíos comunales. Algunos eran amistosos. Otros, no tanto, y se hacían la
guerra entre ellos, incluso. Llamó mucho la atención, en Guadalcanal y en otras
islas, que pese a que su piel era negra, muchos de ellos tenían el cabello
rubio.
Tras varios días de exploración de la isla, deciden regresar para
dar parte a Mendaña, pues todos piensan que hay que volver a Guadalcanal y
establecer allí la base de operaciones principal. Durante el regreso, descubren
más islas, como San Jorge, que los nativos llamaban Varnesta. Allí desembarcan
y toman contacto con un tauriqui local que se llamaba Beko. Después siguen su
ruta y avistan otras islas, que llaman San Nicolás, Arrecifes, San Marcos, que
hoy se llama Choiseul, y rodean Santa Isabel por su parte occidental. Llegan a
donde la armada. El clima, el cansancio y las enfermedades han pasado factura y
se cobra unas cuantas bajas.
Mientras, la desconfianza entre Pedro Sarmiento y Mendaña crece.
Ortega convence a éste para marchar a Guadalcanal, que parece la isla más rica
de todos. Sarmiento está de acuerdo e interroga a Ortega sobre lo que ha visto.
Tiene la secreta esperanza de que las islas descubiertas sean el pórtico del
gran continente que ha de estar más hacia el Sur. Por eso insiste en que se
vaya hacia donde dice Ortega. Mendaña piensa que en Guadalcanal es donde debe
de haber oro.
Las dos naos marchan hacia Guadalcanal. El acto oficial de toma de
posesión es el 12 de mayo. Al puerto donde arriban le llaman Puerto de la Cruz.
Una vez allí, los contactos con las tribus locales se mantienen. Se habla de un
tauriqui local, muy pacífico y amistoso, que se llama Nabalmúa. Mientras, el
bergantín trata de rodear Guadalcanal. Se desiste porque se aprecia que es
grande la isla, pero descubren otros ríos, donde creen ver polvo dorado que en
aquella época llamaban “oro bajo”. La expedición parece entender por señas que
sí que hay oro en aquellas islas. De ahí que las bautice como Islas Salomón. Mientras,
siguen los contactos con los nativos y prosigue la disparidad de criterios
entre Álvaro de Mendaña y Pedro Sarmiento. Las discusiones se centran entonces
en si dejar una colonia en las islas o marchar todos juntos de nuevo al Callao.
Sólo Sarmiento se opone a todo. Quiere bajar más al Sur, porque insiste en que
esas islas no son la tierra de Ofir. Y que el gran continente austral está
cerca, a no más de 40 leguas hacia el Suroeste.
9.- EL REGRESO
Finalmente se impone el criterio de Mendaña, que decide que todo el
mundo volverá, con el propósito de volver. Y una nueva discusión. ¿Por dónde
volver? Sarmiento es partidario de marchar por el mismo lugar, pues asegura que
se acerca el tiempo de las tormentas y que es peligroso. Dice que hay que
alejarse del Ecuador por la parte del Sur, para poder marchar más directamente
hacia Perú. En un principio así se determina.
Durante el regreso hacia Santa Isabel se descuben más islas. En
algunas de ellas se desembarca, como es el caso de la isla Treguada, que los
nativos de entonces llamaban Brava. Luego bautizan a otras como Tres Marías, y
otras como Santiago y san Urbán (que hoy se llama Rennell). Finalmente,
desembarcan en una que se llama San Cristóbal, que hoy se llama Makira. Allí se
dispone volver de manera definitiva. Estamos a finales de julio o principios de
agosto de 1568.
Tras llegar a Santa Isabel se pone rumbo a la Isla de Jesús, se muda la derrota. La
desconfianza hacia Pedro Sarmiento es cada vez mayor, por lo que Mendaña decide
volver por el Norte del Ecuador, hacia Nueva España, pese a la férrea oposición
de Sarmiento.
En el viaje de regreso, por desgracia, los temores de Pedro
Sarmiento se van a cumplir: muy pronto el mal tiempo se va a cebar con la
flotilla. El viaje de regreso no sólo va a ser largo, sino que va a ser un
infierno: las dos naos están a punto de hundirse, se separan. La falta de agua
y víveres se hace insoportable. Llegan a machacar las cucarachas y a
comérselas. También se utilizan como víveres algunas aves que se habían
capturado en las islas. Sólo la pericia de Sarmiento va a permitir que la nao
de Pedro de Ortega llegue, finalmente, al puerto de Salagua, en Santiago de
Colima, en Nueva España, nada menos, miles de leguas hacia el Norte. Antes
había llegado la otra nao, en la que cambiando el puesto, viajaban Mendaña y
Gallego. Los ocupantes de ambas naves creían que los otros habían perecido en
el viaje de regreso. En el ánimo de Mendaña estaba volver, pues tenía la
certeza de que se había llegado a las Islas del rey Salomón.
El viaje de regreso duró casi cinco meses. Desde primeros de
septiembre que es cuando dejan la isla de Jesús hasta el 22 de enero, que es
cuando llegan a Salagua.
10.- LAS ISLAS OLVIDADAS
Pero la ruptura entre Sarmiento y Mendaña era total. Sarmiento
pensaba que el sobrino del Gobernador les había abandonado adrede. Mendaña
pensaba que no había obrado con lealtad y que había supeditado todo a su hambre
de gloria sin importarle la suerte de la expedición. Las querellas posteriores
causaron problemas a Sarmiento. Dadas las influencias de Mendaña, a Sarmiento
se le requisaron y destruyeron los papeles y anotaciones. Y Mendaña comenzó a
trabajar para volver a las islas. La caída en desgracia de su tío, retrasó
mucho sus planes. Sólo la mediación de su mujer, Isabel Barreto, permitió que
el entonces virrey, el marqués de Mendoza, le ayudara. Algo que no conseguiría
hasta 1595, cuando siguiendo las anotaciones que tenía, muy probablemente las
de Hernán Gallego, no consiguió dar con las Islas Salomón. Descubrió, eso sí,
las Islas Marquesas y (1)murió en la isla de Nendo, del archipiélago de Santa Cruz, en las islas Salomón. El mando fue asumido por su
esposa Isabel de Barreto, que se convirtió en la primera mujer en la Historia
que asumió el título de Almirante.
De Hernán Gallego no se supo más. De Pedro Sarmiento sabemos que
fue hecho prisionero por el corsario inglés Walter Raleigh, que le tenía, no
obstante, en estima, y que estuvo preso en la Torre de Londres. Murió en 1585 en
una expedición destinada a poblar la Tierra de Fuego.
Pedro Ortega volvió a Panamá, junto con su hijo Jerónimo, y su
criado. Volvió, según sabemos, herniado, bastante enfermo y desnutrido. Volvió
a sus tareas. Después, sirvió al Rey combatiendo a los negros cimarrones que se
sublevaron en Panamá, también prestó sus servicios en el cobro de las Alcabalas
e incluso participó en las operaciones contra los piratas Francis Drake y John
Hawkins.
Hacia 1580 ya había muerto. Tenía entonces una encomienda en las
afueras de la ciudad ecuatoriana de Cuenca. Allí murió, pensando, quien sabe,
si añorando aquella isla a la que llamó Guadalcanal, por ser de allí natural.
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(1) Agradecemos a D. Francisco Mellén Blanco su rectificación del lugar donde falleció y está enterrado Alvaro de Mendaña, que erróneamente habíamos situados en las Islas Marquesas.
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(1) Agradecemos a D. Francisco Mellén Blanco su rectificación del lugar donde falleció y está enterrado Alvaro de Mendaña, que erróneamente habíamos situados en las Islas Marquesas.
1 comentario:
Sólo un puntual error, tanto en su libro como en la conferencia: Álvaro de Mendaña, no murió en la islas Marquesas. Falleció en la isla de Nendo, del archipiélago de Santa Cruz, en las islas Salomón.
Gracias por divulgar la presencia española de los viajes al Océano Pacífico.
Francisco Mellén Blanco
Vicepresidente de la AEEP
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