martes, 5 de octubre de 2010

CERVANTES EN GUADALCANAL - 42 FIN


En el fatídico año de 1616, todavía le dio tiempo a mi marido de concluir “Los trabajos de Persiles y Segismundo” y redactar la dedicatoria al conde de Lemos, ofrenda que ha sido considerada como exquisita muestra de su genio y conmovedora expresión autobiográfica: “Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir…”
El día 22 de abril murió mi esposo, al que enterramos (82) al día siguiente en el Convento de las Trinitarias. (83)

Esto es todo lo que puedo contarles de mi esposo Miguel de Cervantes Saavedra, con el que he estado casada durante treinta y dos años, aunque por circunstancias de la vida, no pude vivir todo este tiempo junto a él.

Ha sido un incomprendido toda su vida, de él han abusado muchos familiares, y sólo espero, que las generaciones futuras lo comprendan y valoren el trabajo que realizó. (84)

Reciba vuestra merced mi más sincero agradecimiento.
Catalina de Salazar
vda. de Cervantes.
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(82) Allí sería enterrada junto a su esposo doña Catalina de Salazar y Palacios, dos años después. (Nota del editor)

(83) Este mismo día del sepelio murió Shakespeare. (Nota del editor)

(84) Este deseo que expresa Catalina de Salazar, se ha cumplido, las generaciones futuras, que somos sus actuales lectores, hemos podido disfrutar de su magnifico legado. (Nota del editor)

Agradecimientos

El primer reconocimiento tenemos que dirigirlo al lector de esta pequeña historia, que pudo haber sucedido en algún día del año 1592.

En segundo lugar, al narrador anónimo, ya que gracias a él, hemos podido tener noticias de la visita de Miguel de Cervantes a Guadalcanal. Sentimos que parte de esta narración se haya extraviado y no se pueda completar.

Una parte importante de las Notas del Editor, han sido posible gracias a los datos históricos que los colaboradores de la Revista de Guadalcanal, han ido ofreciendo en los últimos años.

Por último queremos agradecer especialmente a José Mª Álvarez Blanco y a Plácido Cote Rivero, su importante contribución no sólo en la transcripción de alguna palabra dudosa, sino que nos han ayudado a traducir al castellano actual, párrafos enteros de los pliegos encontrados, de difícil lectura.

Este libro se terminó de escribir el día de la romería de la Patrona de Guadalcanal Nuestra Señora de Guaditoca, el treinta de abril de dos mil cinco.
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