—Además de las iglesias que le hemos dicho, —añadió Francisco Muñoz— existen varias ermitas: San Benito (42), San Pedro, Santa Marina, Ntra. Sra. de los Remedios, y por último, la de nuestra Excelsa Madre y Patrona, Nuestra Señora de Guaditoca. (43)
—Me gustaría —pidió Cervantes— visitar mañana el Convento de San Francisco (44) si es posible, ya que siempre he sentido un cariño especial por estos frailes. (45)
En ese momento uno de los poetas que estaba sentado en la mesa junto a la entrada del mesón se levantó, y cogiendo los legajos en los que habían estado trabajando, se dirigió a la que ocupaba Cervantes y sus amigos.
—Perdónenme Vuestras Mercedes, ¿es su insigne acompañante Don Miguel de Cervantes? —Cervantes asintió pero no tuvo tiempo de pronunciar palabra porque el poeta seguro de la respuesta, le suplicó sin pausa— me gustaría que leyera esta décima que ha escrito mi compañero “El Trujamán del Retablo”.
—A ver que nos trae este amigo nuestro —dijo Cervantes— y tomando el pliego donde estaba escrito leyó en voz alta para todos los presentes:
Por esto que ayer fue puerta
convocando a la distancia
vengo a buscar una infancia
que no hallo viva ni muerta.
Más lo cierto es que está abierta
a un campo de soledad.
Se cruza a cualquier edad
y no hay posible regreso,
pues hoy es puerta de ingreso
a la misma eternidad.
—Operibus credite et non verbis (46). Indubitadamente (47), muy buena —dijo Cervantes para después preguntar. ¿A qué está dedicada?
—A la puerta de El Jurado —respondió el poeta— que está al final de esta calle, por la que se sale en dirección al Convento de San Francisco.
—Ahora entiendo el final, es puerta de ingreso, cuando llega el de la pala y el azadón (48).
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(42) En esta ermita existe en su arco consignado, el sistema de medidas, oficialmente establecidas por el gremio, por el que habían de regirse los vecinos de esta villa, en la compra-venta de fincas rústicas. (Nota del editor)
(43) En la actualidad, sólo la de la Patrona de Guadalcanal, sigue abierta. La de San Benito, propiedad particular, aunque está restaurada, no tiene ningún uso eclesiástico. (Nota del Editor)
(44) La fundación de este convento fue promovida por Enrique Enríquez, Comendador Mayor de la Provincia de León de la Orden de Santiago, (tío materno de Don Fernando el Católico y nieto de Don Fadrique Enríquez) y su esposa doña María de Luna, en un viaje que realizaron a Guadalcanal en 1489.
El Papa Inocencio VIII concedió Bula en 1491. Se dilató su construcción, por lo que hubo de pedir nueva Bula, que fue expedida por el Pontífice español Alejandro VI el día uno de mayo de 1493.
Se empezó a construir en una ermita antigua de gran devoción, llamada de Ntra. Sra. de la Piedad.
Se inauguró el día de San Felipe y Santiago, con solemnísima procesión desde la parroquia de Santa María, el día uno de mayo de 1495.
A él perteneció la capilla del Santo Spiritus, que a modo de monasterio existía en lo que hoy es el Convento del Espíritu Santo. (Nota del editor)
(45) El aprecio que siente por estos frailes se confirma posteriormente, ya que tres años antes de morir, el dos de julio de 1613, recibió los hábitos de la Orden Tercera de San Francisco, en Alcalá de Henares. (Nota del editor)
—Me gustaría —pidió Cervantes— visitar mañana el Convento de San Francisco (44) si es posible, ya que siempre he sentido un cariño especial por estos frailes. (45)
—No habrá problemas para ello si Vuesa Merced tanto lo desea, ya que conozco al Superior de este Convento Fray Antonio Delgado —le dice Jerónimo Ortega.
En ese momento uno de los poetas que estaba sentado en la mesa junto a la entrada del mesón se levantó, y cogiendo los legajos en los que habían estado trabajando, se dirigió a la que ocupaba Cervantes y sus amigos.
Dirigiéndose al grupo les dijo, mientras realizaba una leve reverencia:
—Perdónenme Vuestras Mercedes, ¿es su insigne acompañante Don Miguel de Cervantes? —Cervantes asintió pero no tuvo tiempo de pronunciar palabra porque el poeta seguro de la respuesta, le suplicó sin pausa— me gustaría que leyera esta décima que ha escrito mi compañero “El Trujamán del Retablo”.
—A ver que nos trae este amigo nuestro —dijo Cervantes— y tomando el pliego donde estaba escrito leyó en voz alta para todos los presentes:
Por esto que ayer fue puerta
convocando a la distancia
vengo a buscar una infancia
que no hallo viva ni muerta.
Más lo cierto es que está abierta
a un campo de soledad.
Se cruza a cualquier edad
y no hay posible regreso,
pues hoy es puerta de ingreso
a la misma eternidad.
—Operibus credite et non verbis (46). Indubitadamente (47), muy buena —dijo Cervantes para después preguntar. ¿A qué está dedicada?
—A la puerta de El Jurado —respondió el poeta— que está al final de esta calle, por la que se sale en dirección al Convento de San Francisco.
—Ahora entiendo el final, es puerta de ingreso, cuando llega el de la pala y el azadón (48).
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(42) En esta ermita existe en su arco consignado, el sistema de medidas, oficialmente establecidas por el gremio, por el que habían de regirse los vecinos de esta villa, en la compra-venta de fincas rústicas. (Nota del editor)
(43) En la actualidad, sólo la de la Patrona de Guadalcanal, sigue abierta. La de San Benito, propiedad particular, aunque está restaurada, no tiene ningún uso eclesiástico. (Nota del Editor)
(44) La fundación de este convento fue promovida por Enrique Enríquez, Comendador Mayor de la Provincia de León de la Orden de Santiago, (tío materno de Don Fernando el Católico y nieto de Don Fadrique Enríquez) y su esposa doña María de Luna, en un viaje que realizaron a Guadalcanal en 1489.
El Papa Inocencio VIII concedió Bula en 1491. Se dilató su construcción, por lo que hubo de pedir nueva Bula, que fue expedida por el Pontífice español Alejandro VI el día uno de mayo de 1493.
Se empezó a construir en una ermita antigua de gran devoción, llamada de Ntra. Sra. de la Piedad.
Se inauguró el día de San Felipe y Santiago, con solemnísima procesión desde la parroquia de Santa María, el día uno de mayo de 1495.
A él perteneció la capilla del Santo Spiritus, que a modo de monasterio existía en lo que hoy es el Convento del Espíritu Santo. (Nota del editor)
(45) El aprecio que siente por estos frailes se confirma posteriormente, ya que tres años antes de morir, el dos de julio de 1613, recibió los hábitos de la Orden Tercera de San Francisco, en Alcalá de Henares. (Nota del editor)
(46) Creed en las obras y no en las palabras. (Nota del Editor)
(47) Sin ninguna duda. (Nota del editor)
(48) Hace referencia a la muerte. (Nota del editor)
(47) Sin ninguna duda. (Nota del editor)
(48) Hace referencia a la muerte. (Nota del editor)
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