viernes, 20 de agosto de 2010

CERVANTES EN GUADALCANAL - 19


Seguro que a la hora de las “Ánimas” lo coge Vuesa Merced en la iglesia —contestó Francisco Muñoz.

—Bueno, entonces tenemos tiempo de seguir charlando hasta esa hora —dijo Cervantes— pero quiero que me sigáis contando cosas de esta villa vuestra ya que he visto casas de gran factura, obras en las iglesias y arreglos de calles y caminos… se nota el movimiento de mucho dinero, supongo que por lo que me habéis contado de las minas.

—No va mal encaminado Vuesa Merced, pero este movimiento tiene otro motivo —sigue Jerónimo—, se debe principalmente al PAS.

—El PAS —exclamo con extrañeza Cervantes— ¿Y eso qué es?

—Plata América Sur —le respondió Jerónimo riéndose. En los últimos años se está notando la afluencia de capitales que bien por herencias o por donaciones están entrando en la villa. Algunos de nuestros paisanos, los que han tenido más suerte, están enviando expediciones de plata, para las familias que quedaron aquí, o donaciones que se reciben de los que han muerto en las Indias sin descendencia. La prueba la tiene en los conventos que se han fundado en poco tiempo: el de la Inmaculada Concepción (31), que está al principio de la calle Ollero; el de San José (Santa Clara) (32), al que están a punto de llegar las primeras monjas, el del Espíritu Santo (33).
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(31) Ignoramos que en esta fecha existiera el Convento de la Concepción, ya que según nuestras noticias, aunque fue fundado por un hijo de la villa establecido en las Indias, D. Álvaro de Castilla y Ramos, hijo de Juan de Castilla y de D.ª Leonor Ramos, no lo hizo hasta el 17 de septiembre de 1614, señalándole 500 ducados de renta. Posiblemente en 1590 existiera en el mismo edificio un hospital que es al que pueden hacer alusión o bien Jerónimo Ortega ya sabía de su próxima fundación, por conversación directa con Álvaro de Castilla. Su mujer Dª. María de Loja y Meneses, otorgó otra escritura en Guanajuato en 1616, quitando a las religiosas la obligación de asistir enfermos. Por otra escritura de 16 de enero de 1619, fundó una capellanía para este Convento. El 14 de agosto de 1624 llegaron las primeras monjas, doña Leonor del Espíritu Santo, doña Inés de San Gregorio, doña Olalla de Santiago y doña Juana Moreno, esta última primera abadesa y procedentes del Convento de la Concepción de Mérida.
En 1646 la comunidad está compuesta por diecinueve religiosas y dos donadas, siendo abadesa la Madre María de San Juan Evangelista. (Nota del Editor)
(32) Convento de San José de la Penitencia. El 10 de marzo de 1582, por testamento otorgado en la ciudad de La Plata (Perú) el hijo de la villa don Jerónimo González de Alanís, capitán, donó 30.000 pesos para fundar este Convento, cosa que realizó Fray Antonio Delgado (Guardián del convento de San Francisco), Fray Diego de Espinosa (Padre Provincial) y doña Catalina López (la Rincona), hermana del fundador y mujer de don Cristóbal Muñoz, por escritura otorgada en Madrid el cuatro de mayo de 1591. Asignando para el Convento 408.000 maravedís, al Capellán 108.000, al Patrono 27.200 y al Pósito 38.953 de principal. Las primeras seis religiosas entran en 28 de abril de 1593, procedentes de Belvis (Cáceres). En 1646 estaba compuesta la comunidad por veintisiete monjas y tres donadas (mujeres que, sin ser monjas, vivían retiradas en el convento), siendo abadesa la Madre Francisca de la Encarnación. (Nota del editor)
(33) Suponemos que al hablar de esta convento, se están refiriendo a un antiguo hospital que se intentó fundar alrededor de 1511. En esta fecha Benito Garzón, clérigo y su padre quisieron regularizar su situación anómala aprovechando la llegada de los visitadores de la Orden de Santiago. Éstos no autorizaron su apertura y fue clausurado El edificio existente en la actualidad hasta 1615 no comenzaron las obras de fábrica del convento, supervisándolas directamente Alonso González de la Pava, que por aquel entonces ya había regresado de Potosí. Sin embargo hasta 1617 no llegó la licencia de Felipe III y aunque el donante murió abintestato en 1620, las obras continuaron a cargo de sus albaceas testamentarios hasta poco antes del 13 de junio de 1627, fecha en que se habitó por las veinte monjas de la advocación de Santa Clara, según deseo expreso de González de la Pava en su escritura de donación. (Nota del Editor)

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