Nuestro emperador Carlos V nos obligó a tirar en 1521 la mayor parte de nuestras murallas. Aunque no hemos tocado los alrededores del Palacio del Comendador y por supuesto el puente que la une con la iglesia y su casa de Bastimentos. (25)
—Ahora que decís puente, le voy a contar a D. Miguel —interrumpió Jerónimo Ortega— algo que me dijeron el otro día y que aún estoy meditando. Resulta que en un paso importante de un río había un puente, que para atravesarlo sólo había que contestar con la verdad, pues en caso contrario harían uso de la horca que allí había. Un día llegó un joven que puso en un brete a los vigilantes, ya que al llegar junto a ellos y preguntarle, éste contestó: Voy a pasar para que me ahorquen. Sorprendidos quedaron parados sin saber que hacer. Ahorcarlo no podían, ya que si lo hacían estaban ahorcando a un hombre que decía la verdad, pero si lo dejaban pasar, lo estaban haciendo con uno que les había mentido. ¿Qué les parece?
—Demasiado profundo para la hora que es —dijo Cervantes—,(26) a quien los efectos de la comida, obligaban a buscar mejor postura en la dureza de su silla.
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(25) Se refiere al antiguo palacio del Comendador de la Orden de Santiago, que en ese momento se estaba construyendo y se terminaría en 1604. En el solar de este edificio se construyó posteriormente la Casa Consitorial (principios siglo XX). La casa de Bastimentos es el edificio que ahora se conoce por La Almona, construido en 1307. (Nota del Editor)
(26) Cervantes debió de tomar nota, ya que en el capítulo LI de la segunda parte de El Quijote, narra un episodio muy parecido. (Nota del editor)
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