viernes, 14 de mayo de 2010

UN RECUERDO PARA LOS GUADALCANALENSES QUE PADECIERON EL CAUTIVERIO Y EXTERMINIO EN LOS CAMPOS NAZIS

Un Guadalcanalense

El 29 de Enero de 2009 el autor de estas líneas dirigió a la sección “Noticias de Guadalcanal” de la página web del Ayuntamiento un mensaje electrónico que textualmente decía lo siguiente:

El texto del archivo adjunto, titulado como el presente texto decía lo siguiente:

“En 2005 la ONU instituyó el 27 de enero como el Día de la Memoria del Holocausto y la Prevención de los Crímenes contra la Humanidad. Con tal motivo la edición digital del Diario de Sevilla publicó el pasado día 27 el siguiente texto:

27/01/2009
Sevilla
Día Mundial de la Memoria del Exterminio Nazi
Los andaluces del Holocausto
Laura Blanco
Dicen quienes la han vivido que hay que recordar la historia para que no se repita, pero la sabiduría popular añade que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Aunque así sea, existe la responsabilidad de no olvidar a quienes sufrieron el holocausto –de ellos, 1.500 andaluces– para evitar su muerte definitiva. Lucharon en el bando republicano en la Guerra Civil y, tras la derrota, cruzaron los Pirineos para escapar de la represión franquista. Pero no encontraron el recibimiento esperado. Una Francia desbordada los amontonó a su suerte en campos de refugiados y los usó como mano de obra en las compañías de trabajadores extranjeros. Pero estalló la contienda mundial, y con el estigma de ser rojos a los que Franco ni siquiera reconocía como españoles –y alistados muchos en la Resistencia francesa–, unos 1.500 andaluces acabaron en campos de concentración nazis. Su perfil: jóvenes de origen rural e ideas antifascistas.
Sólo 500 sobrevivieron, según las investigaciones de historiadores como Ángel del Río, actual delegado para Andalucía de la asociación Amical de Mauthausen. Y de ellos, otros tantos “fallecieron en los meses posteriores a la liberación debido a las graves secuelas físicas”. Por eso, el gaditano Eduardo Escot (Olvera, 1919) o el cordobés Virgilio Peña (Espejo, 1914) sienten que son “una excepción” y que el paso inexorable del tiempo los va dejando solos. Entre ellos y sus descendientes planea el miedo a qué pasará cuando ya no quede nadie para decir “yo estuve allí” y el holocausto sea un recuerdo nebuloso de cuya veracidad acaso se pueda llegar a dudar. Para evitar ese olvido, la ONU instituyó en 2005 el 27 de enero como el Día de la Memoria del Holocausto y la Prevención de los Crímenes contra la Humanidad. Ese día de 1945 fue liberado Auschwitz, aunque Eduardo y Virgilio viven con especial emoción el 5 de mayo, cuando Francia –país en el que residen– conmemora la apertura de Mauthausen. Fue uno de los centros con más españoles pero Virgilio apunta que “raro era el campo donde no había ninguno”.
Saben que su testimonio es inestimable. “Esto no lo podemos contar nada más que nosotros. El hambre que yo he pasado, los palos que me han pegado no los pueden decir ni mis hijos, que no saben ni la cuarta parte porque yo mismo no he querido hacerles sufrir”, relata Virgilio a sus 95 años.
En marzo de 1943 fue detenido en Burdeos, donde colaboraba con el PCE y la Resistencia –saboteó submarinos alemanes en la base de reparaciones donde trabajaba–. “A los de los campos franceses y las compañías de trabajo, por los que yo también pasé, los deportaron en grupo, pero a los que nos detuvieron individualmente sufrimos además los interrogatorios”. En su caso, dos semanas “a base de palos” hasta ingresar en la cárcel de Concièrge, “que era la estación de salida a Alemania”. En Buchenwald estuvo desde enero de 1944 hasta abril de 1945. “Aún hoy a veces me quedó pensando cómo es posible que saliera vivo, ni nosotros mismos lo sabemos”. Su hermano, muerto en Mauthausen, no lo consiguió.
Eduardo comparte la idea de que su supervivencia fue mera cuestión de azar. “Éramos tres de mi pueblo y sólo salí yo. Podría haber muerto igual, soy una excepción”. Con 20 años comenzó un periplo de cuatro y medio por varios campos de concentración. Fue detenido en mayo de 1940 en Belfort, que cayó pronto por su cercanía a la frontera alemana. Eran reclutados por el Ejército francés para trabajar pero, como soldados, los nazis les hicieron prisioneros de guerra, un estatus que cambió pronto. “Se rumorea que fue Serrano Suñer, el cuñado de Franco, quien dijo a los alemanes que se encargaran de nosotros”, cuenta. Y como rotspanien –rojos españoles a los que su país no reconocía– fueron deportados en masa a Mauthausen, con el triángulo azul de apátridas.
Allí estuvo de enero a julio de 1941, condenado a la cantera, y aún pasó por Bretstein y Steyr, donde entre piedras y cadenas de montaje de automóviles participó en la organización clandestina de los sindicalistas de la CNT. Cuando Steyr fue liberado en 1945, Eduardo estaba muy débil y casi desahuciado. En la España franquista, su hermano –al que aún visita en Ronda cuando veranea en Torredelmar– se hacía Guardia Civil. “Él era un niño cuando la guerra”, justifica.
Virgilio y Eduardo se casaron con francesas y tienen hijos y nietos franceses, pero vienen con frecuencia a España, y ya no sólo para ver a su familia. Tras 30 años “callados” y “olvidados”, han recibido homenajes, hablado para libros y documentales y ofrecido conferencias, muchas en colegios. “De una manera egoísta prefiero olvidar, pero sé que debe estar en la memoria”, dice Eduardo. Porque hay que contar la historia para que no se repita, aunque rememoremos las alambradas nazis mientras asistimos al horror en el muro de Gaza, fruto de un intento por resarcir el pasado. Aunque el hombre sea el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra…”

"...Estas líneas quieren hoy recordar los nombres de 10 guadalcanalenses que fueron prisioneros (siete murieron y solo tres fueron liberados) en el campo de concentración de Mauthausen (desde el verano de 1940, Mauthausen-Gusen). Este centro del horror fue un grupo de campos de concentración nazis situados en torno a la pequeña localidad de Mauthausen en Austria, aproximadamente a 20 kilómetros de Linz.
Nombre Población Estado Fecha
ANTÓN CABEZAS, Cándido - Guadalcanal - Fallecido - 10/11/1941
BURGOS GARCÍA, Juan - Guadalcanal - Liberado - 05/05/1945
CABEZA BARBANCHO, Antonio - Guadalcanal - Fallecido - 12/08/1941
GORDÓN MÁRQUEZ, Francisco - Guadalcanal - Fallecido - 16/08/1941
MONTERO CAMERO, Antonio - Guadalcanal - Liberado - 05/05/1945
MUÑOZ RUIZ, Ignacio - Guadalcanal - Fallecido - 28/09/1941
PRIETO GONZÁLEZ, Antonio - Guadalcanal - Fallecido - 26/11/1941
UGÍA TORRADO, Francisco - Guadalcanal - Fallecido - 10/12/1941
VÁZQUEZ DÍAZ, José - Guadalcanal - Fallecido - 29/07/1942
YANES CORTÉS, Cayetano - Guadalcanal - Liberado - 05/05/1945
Los datos están tomados de
http://pares.mcu.es/Deportados/servlets/ServletController, página del Ministerio de Cultura, que parece ser la fuente más solvente y completa, ya que otros textos reducen esta lista a seis..."
***
El mensaje ni fue contestado, ni el texto publicado. Por tanto, fue desaprovechada entonces una magnífica oportunidad de rendir homenaje a estos paisanos víctimas de la barbarie nazi. Desde la fecha del envío del mensaje 29-01-2009 hasta el día 6 de mayo de 2010, ha transcurrido un año, tres meses y seis días hasta que en dicha sección “Noticias de Guadalcanal” de la página web del Ayuntamiento de la villa aparece un texto, ilustrado con fotografías, fechado el día 6 de mayo de 2010, titulado “Placa Homenaje a los Sevillanos asesinados en Mauthausen”, informando del acto celebrado en la Diputación de Sevilla el día anterior, dando como guadalcanalenses muertos en el campo de Mauthausen a los siete siguientes:
-Francisco Gordón Márquez-Antonio Prieto González-Ignacio Muñoz Ruiz-Cándido Antón Cabezas-Francisco Ugía Torrado-José Vázquez Díaz-Antonio Cabezas Barbancho.
Comparando la lista del 29 de enero de 2009, se observa que tiene 10 nombres, frente a placa de la Diputación, de 5 de Mayo de 2010, que tiene 7. Como se puede apreciar los tres paisanos que faltan son Juan Burgos García, Antonio Montero Camero y Cayetano Yanes Cortés, precisamente los tres que no murieron en el infernal campo nazi. Tal vez los descendientes vivos puedan dar cuenta de la fecha y las circunstancias en que abandonaron este valle de horror, vejaciones y demás miserias de la condición humana.
De todo lo anterior queda claro que el Ayuntamiento de la muy ilustre etc etc….. villa de Guadalcanal perdió una clara oportunidad, anticipándose en más de un año a la Diputación de la provincia a la que pertenece desde 1839, de recordar a sus hijos víctimas del repugnante sistema que sojuzgó a Alemania al final de la primera mitad del Siglo XX y del que como europeos nos avergonzamos.
De los políticos que tenemos cabe esperar cualquier cosa, como no recordar el sin fin de calamidades y sufrimientos que pasarían los tres supervivientes, que dadas las condiciones de vida morirían pocos meses o años después del horror. Recordar en una placa sólo a los muertos es una discriminación que estimo carente de sentido.
Así pues se da la circunstancia curiosa de que la frustrada publicación de 2009, siendo la más completa no se autorizó y en cambio ahora en Mayo de 2010 con la misma información, pero menos completa se considera oportuno publicarla. El avisado lector puede sacar las conclusiones que estime oportunas.
13 mayo de 2010

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