viernes, 21 de febrero de 2014

TEXTO DE RAFAEL GARCÍA-PLATA DE OSMA DE 1909 (2 de 2)

 SOBRE DOS VECINOS DE GUADALCANAL, POETAS POPULARES, APODADOS EL BOTINERO Y EL LAZO, A LOS QUE CALIFICA DE RIMADORES E IMPROVISADORES
Por José Mª Álvarez

En cierta ocasión, el Botinero fué á Madrid. Entonces D. Adelardo López de Ayala era presidente del Congreso, y aquel no pudo resistir á la curiosidad de presenciar una de las Sesiones presididas por el poeta; aunque consiguió papeleta especial, sin embargo, tuvo cortedad y fuese á ocupar lugar en la cola, logrando entrar en la tribuna públi­ca. Cuando regresó á Guadalcanal le preguntaron y él contestó:

«Metido yo entre la gente
de la popular tribuna,
tuve la grande fortuna
de poderme recrear
en una hermosa figura
llena de majestad,
que se mesaba la pera
sentado en su pedestal;
y lleno de admiración,
de ver tanta gallardía,
a mi pobre corazón,
con júbilo le decía,
─ ¡Es posible que yo vea
al que hizo en Alcolea,
el gigantesco papel
de tenerse que entender
con un bravo general,
herido y contrariado, y
un ejército, además,
que estaba tan disgustado;
y de que oyeron su voz,
aquel hermoso lenguaje,
toda la ira y rencor
se convirtió en homenaje,
rindiéndole vasalllaje
todo el Estado Mayor!

(Nadie lea ese espontáneo desahogo con ojos de preceptista...Preferible es esto que los retumbantes epítetos de Cañete...)

Otra vez y en un corrillo se ocupaban algunos vecinos del modo de obrar del Juzgado y del Ayuntamiento que entonces disfrutaban. El Botinero estaba presente  é intervino con los siguientes comentarios:

«Entre el Juez municipal
Y su digno Secretario,
tienen hechos más milagros
que la virgen del pilar»

               ─
«Aun cuando algunos letrados
Se proponga disfrazar
lo blanco con lo encarnado,
el tren de administración
de aquesta localidad
se encuentra descarrilado;
porque el primer maquinista,
que es un simple fogonero,
cuando el silbato le avisa
duda si da ó quita freno...
Y como tienen las vías
curvas y cuestas abajo,
si no entiende quien lo guía
va seguro á algún fracaso;
y luego los pasajeros,
que son los contribuyentes,
de todos los accidentes
cargarán con el mochuelo...
Luego el Alcalde primero
quiere proclamarse rey,
atropellando la ley
con sus modales groseros;
y me parece mentira
que este pueblo, siendo grande,
tenga que supeditarse
casi á una caballería».
               ─

He aquí las semblanzas que hizo de dos personas; la una, de un prestamista ó sanguijuela de primera fila; y la otra, de un pillastre que tuvo habilidad para engañar á algunos padres de familia que constituyeron un depósito de dinero para librar á sus hijos del servicio militar.

«Sí quereis analizar
de ese hombre su valía
teneis todos que juntar
vuestra opinión con la mía,
teniendo que confesar
que el pobre de Ruibal[1]
más honradez poseía:
porque este infeliz tenía
solo la monomanía
de no querer trabajar,
mientras que el otro zorzal,
tiene muy acreditado
que es un gato solapado
por donde quiera que va»

             ------

«Si mirais a don (Fulano)
con alguna detención,
os parecerá que es bajo,
pero estais en un error,
porque lo tiene medido
al metro de la razón,
y se destaca su altura
sobre el mayor picarón;
que en diabólicos empeños
nunca jamás se durmió;
y siega con su guadaña
la mies de los intereses
del que tiene la desgracia
de con él hablar dos veces;
que su palabra de almíbar
es reclamo de perdiz.
á donde acude engañado
más de un vecino infelíz;
y que la ley del Reemplazo
la tiene tan estudiada,
que le juega una tostada
hasta al Ministro del ramo».

Ya digimos que el otro poeta popular se le conoció por el apellido de Lazo; cuyo apellido pasó á ser sinónimo de satírico, burlón, etcé­tera. «Ese es un Lazo», suelen decir en Guadalcanal del hombre que se pasa la vida riyéndose de los demás. La mayor parte de sus improvisaciones no pueden transcribirse, porque Lazo fué aficionado á rimar cuantas historietas eróticas corrían por el pueblo; pero lo sabía hacer con gracia tal que se le dispensaba el verde cultivo... Es lástima que no podamos apuntar algunas rimas, que de ningún modo convienen al carácter de nuestra REVISTA, especialmente un dialogo ingeniosísimo entre lavanderas murmuradoras.
Fué también improvisador rápido. En cierta reunión donde se hallaba Lazo, uno de los concurrentes, gran vicioso, por más señas, tiróle de la lengua para que digera alguna de sus frecuentes chanzonetas. El aludido no se hizo de rogar é inmediatamente dijo:

«Manuel tienes por nombre,
y Ortega, por apellido;
y en toda clase de vicios
te encuentro muy pervertido.
Á tí te gustan los naipes,
el billar y la escopeta...
¡Pues ya no te falta nada
para . . . . . . . . . . . .. . . ...!»
                                                            
Otro día corrió por el pueblo, de boca en boca, un suceso cómico­dramático. Al enterarse Lazo hizo la siguiente pacotilla:

«Un maestro zurrador,
con una vara de oliva
estaba esperando una rata
que entraba en su tenería.
Y aunque la rata era amiga,
grande paliza llevó...
¡No se han de coger palizas
en casa de un zurrador!»

Con motivo de un proceso instruido contra el Ayuntamiento, com­puso esta rima:

«A un Secretario goloso
lo llamaron a la Audiencia,
por cierto queso famoso
que perdiera la existencia.
Como el Fiscal acusaba
de ratón al Secretario,
sumándole un gran sumario
de muerdos y dentelladas,
el Secretario dijo:─ Señor;
figúrese bien usía
que en casa de un servidor
hay una gata bonita,
á la que buscan los gatos
para hacerla el amor
y lamer todos los platos;
figúrese que la gata
llega á estar muy dolorida
cuando ve que nada cata
en despensas y cocinas;
cuando ve que los demonios,
falsos gatos, falsos novios,
se han comido medio queso,
que guardaba la familia
por ser cosa del Concejo,
cosa de comer prohibida.
Y viendo la pobre gata
que en la culpa está metida,
y que la gente sensata
le atribuirá la comida,
toma la gran decisión
de comerse el medio queso;
y ya que hubiera proceso,
se aguante con atracón
                                       ----
Y basta con los anteriores apuntes para que sirvan de testimonio del espíritu poético del pueblo.
R. GARCÍA-PLATA DE OSMA
.                        Alcuéscar, 1909

Nota de transcriptor.- He respetado escrupulosamente la ortografía del original. Por tanto, la responsabilidad de menoscabar la dignidad de la Virgen del Pilar, escribiendo su nombre con minúsculas, es debida a la pluma de nuestro paisano.  





[1] Ruibal, era un mendigo a quien nadie podía hacerlo trabajar.(Nota del transcriptor.- Por un errata en el original, en esta nota se lee Aníbal, en lugar de Ruibal). 

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