Por Joaquín Isern Fabra
Original cedido por Salvador Isern |
Muy poderoso
señor, Pedro de Ortega Valencia dice que él ha servido a S. M. en este reino y
en el de tierra firme y por agua, de veinte y tres años a esta parte y,
últimamente, en este nuevo descubrimiento de las islas occidentales en que fui
con cargo de vuestro maese de campo y de lo que en esta jornada sirvió querría
que se tomase información de oficio conforme a vía Real y ordenanza para
informar con ella a vuestra Real persona.
A vuestra
Alteza pido y suplico la mande recibir de oficio como dicho es por estos
capítulos con citación de vuestro fiscal, con el parecer de vuestros oidores,
se enviase a vuestra Real persona para que me haga merced de diez mil pesos de
renta en pensión situados por vos de por vida en parte donde estén seguros y
bien parados.
Primeramente
el dicho Pedro Ortega Valencia se halló en ésta a tiempo que se aviaba la
armada y gente que vuestro gobernador de estos reinos, el licenciado Castro,
enviaba al descubrimiento de las otras islas occidentales y por la confianza
que de él Pedro Ortega, tenía el dicho vuestro gobernador, le mandó que dejase
sus negocios, casa y sosiego y fuese a servir a su majestad en la otra jornada.
El dicho
Pedro Ortega obedeció lo que el dicho vuestro gobernador le mandó hacer de ir a
la otra jornada dejando su casa en Panamá donde es alguacil mayor y tiene
mujer e hijos, sin sacar otra condición alguna más de que de ninguna cosa,
socorro, ayuda de costa, matalotaje, comestibles que se cargaban en la embarcación
para el viaje armas ni otra cosa alguna se le había de dar dado ni prestado de la Real Hacienda , lo
cual se cumplió así por el dicho Pedro de Ortega, porque ninguna cosa de las
susodichas se le dio ni el la recibió pan la dicha jornada.
Al dicho
Pedro de Ortega, se le dio cargo de la nao almirante con título de capitán de
ella y Maestre de Campo de toda la armada, el cual llevó consigo a su costa y
debajo de su bandera, trescientos y dos negros, hombres que sirvieron e
hicieron en la jornada como buenos soldados todo lo que fue necesario y se les
mandó y sirvieron y curaron los enfermos que hubo en la nao almirante todo el
viaje.
El dicho
Pedro Ortega metió en la dicha nao almirante, matalotaje en gran cantidad y
armas para sí y para sus criados y esclavos, en que gastó y se empeñó y en
otros aderezos y pertrechos necesarios en más cantidad de tres mil pesos, de
lo cual ninguna cosa sacó ni escapó acabada la jornada porque el matalotaje y
todo lo demás, se gastó y consumió y las armas y los demás aderezos vino usado,
podrido y gastado que nada vale.
El dicho
Pedro Ortega, anduvo haciendo y procurando gente que fuese al dicho
descubrimiento y por su causa y su afición, fueron a él muchas personas que
sólo fueron por él, no yendo sin dicho Pedro Ortega, algunos de los cuales,
como fueron Francisco Muñoz Rico y Juan de Ortega, sus deudos, fueron a sus
propias expensas sin recibir paga, socorro ni ayuda de costa, ni matalotaje, ni
armas, ni otra cosa alguna de la Real Hacienda y llevaron criados y esclavos a su
costa,
Embarcóse a
los 19 de noviembre del año pasado (1566) el dicho Pedro Ortega y sus deudos y
gentes en la dicha nao almiranta y se hicieron a la vela a los veinte en el
puerto del Callao de esta ciudad y fue siguiendo su viaje por el rumbo y
término que, la nao capitana guiaba porque en ella iba el general Álvaro de Mendaña
y Fernán Gallego, piloto mayor de la armada por cuyo parecer se regían las
derrotas y rumbos y se rigió en toda la armada.
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