Por Joaquín Isern Fabra
El dicho
Pedro de Ortega, yendo navegando, las veces que se juntaron los navíos para
poderse hablar dijo y persuadió muchas veces a grandes voces al dicho Fernán
Gallego, piloto mayor que iba en la nao capitana que no mudase derrota sino
que subiese de los 15º y 1/4 donde llegó la armada hasta los 25° que
decía Pedro Sarmiento, cosmógrafo, que estaban las islas y tierra que iban a
buscar y que por qué no esperaban a cada día con la Capitana a que se
hablasen y comunicasen él y los dos pilotos de la almiranta con el piloto compañero,
con el compañero que llevaban, el cual no quiso subir los dichos grados ni
hacer más que su parecer no esperando a la Almiranta sino muy pocas veces porque dicho Pedro
de Ortega no le contradijese lo que hacía.
La primera tierra que la dicha Armada vio en
que saltó la gente de ella fue la isla de Saba a quien pusieron de Santa
Isabel y es más de mil seiscientas leguas distanciadas de los reinos y la dicha
isla tiene de circuito sobre doscientas leguas, poco más o menos y en ella el
dicho Pedro de Ortega con ciertos soldados fue el primero que entró la tierra
adentro poco más de una legua a visitar a bilebanbarra otauriqui como
ellos dicen, el cual se había dado por amigo de los cristianos y comenzaban a
servirlo y trajo nuevas y avisos de la tierra y de las cosas que en ella había
de donde se tomó lengua para lo que en adelante se debía de hacer.
El dicho Pedro de Ortega, como maese de
campo, salió del puerto de la dicha isla por la tierra adentro a ver la
disposición de ella y su población y si era isla o tierra firme, porque hasta
allí no se tenia por isla y con treinta soldados y veintidós mozos y esclavos
bien aderezados y uno de los religiosos de San Francisco que llevaban, entró
por ella cuatro jornada en que habría 16 leguas hasta llegar a la más alta de
la tierra de donde se entendió ser isla y vio lo que en ella había y volvió a
dar relación de ello al general habiendo tenido en el camino muchas guacavara
(acometidas) y escaramuzas con los naturales de la tierra que salieron a él
en más cantidad de quinientos cada vez; en que se vio en aprieto y se vieran en
mayor peligro si bajara por donde subió, porque le tenían puestas celadas de
muchas gentes y el camino era muy áspero y malo.
En la dicha entrada (en la isla) y en
todo lo demás en que el dicho Pedro de Ortega se halló, anduvo a pie porque no
llevaron caballos ni los había en la tierra y anduvo por muy malos pasos y ríos
y el agua a la cintura y a los pechos y los indios sobre flechando y tirando, a
los cuales jamás consistió que le hiciese mal ni daño, si no se viese muy
necesitado y forzado a ello por no poder hacer otra cosa para escapar él y su
gente.
De allí a pocos días, con el mismo número
de gente tornó, el dicho Pedro de Ortega, maese de campo, entrar por otra
parte, yendo parte del camino por mar, tardando cuatro o cinco días y entró
hasta 12 leguas de tierra que es la meta y tuvo mucho trabajo y riesgo, porque
les llovió mucho y los caminos fueron malos por la costa de la mar entrando por
ella muchas veces y por ríos donde se les perdió la comida y se vieron en gran
aprieto y donde trajeron cinco indios para lenguas como intérpretes, sin matar
ningún indio ni hacer otro daño.