sábado, 3 de julio de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 215


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Lo que tiene S. M. para servicio de la fábrica, y minas y pozos en ella comprado, y pagado de su hacienda real.

Veinte carretas para traer leña y carbon y madera, la que en la fábrica fuere menester, y con ellas hay cuarenta y cinco bueyes, de sesenta y tres que solía haber, y los demas, algunos se han pesado en la carnicería porque no estaban para servir, y otros son muertos. Para el servicio de ello anda un carretero con diez criados; al carretero dásele de salario cuarenta y cinco mil maravedís por año, y á dos criados á dos ducados, y á los otros ocho á trece reales todos por cada mes: ogaño han poco servido, porque en el tiempo que habían de traer leña, madera y carbon que era menester en la fábrica, hiciéronles traer cebada y demás desto no proveyó el teniente de administrador de comida para los bueyes, aunque lo pidió el mismo carretero; halláronse tan flacos que ha sido forzado dejarles holgar hasta agora que andan las diez carretas, y han hecho daño de lo que se ha pagado de fletes de la madera que se ha traído y carbon, con otras carretas y bestias; demas de que por no tener madera se están los pozos por ademar y mal parados; y hallámonos sin carbon cuando comenzamos á fundir, que alguna semana paramos los hornos á tres días de fundicion por falta de carbon.
Dásele al carretero la quinta parte de lo que podría costar de cada camino que hace, tasado conforme á lo que costará traer de la parte de donde se trae, apreciando el camino de madera ó leña de todas veinte carretas del robledo de Constantina á las dichas minas en seis mil maravedís, que de su quinto le pertenecen mil y doscientos maravedís, y de cada camino de carbon que trujiere de Fuente-Ovejuna á las dichas minas, apreciado cada camino en diez mil maravedís, y de estos le vienen del dicho quinto dos mil maravedís: para esta tasacion ha de traer cada carreta cincuenta arrobas á diez maravedís por cada arroba; y asi al respecto se hace la dicha cuenta, y se le paga el dicho quirito.
Tiene mas V. M, ocho acémilas que sirven al tiempo que se funde el metal para andar en los ingenios que hay de los hornos, y para el ingenio de moler y lavar, que las dos de los hornos se remudan por sus cuartos, y la una anda moliendo para la carbonilla, y cuando no funden nada de llevar al requemadero, el metal que se ha de requemar; déjase de hacer porque huelguen, para que estén buenas para las fundiciones; y para solo el servicio de esta hacienda se deben guardar, y no para que se sirva nadie de ellas, como lo han hecho algunas veces el teniente de administrador y juez.
Para estás acémilas y para la carbonilla sirven cuatro acemileros mientras se funde: el uno gana seis ducados por cada mes, y los otros á dos reales cada uno por dia: cuando se deja de fundir no hay mas de tres acemileros.
Tiene mas V. M. las herramientas todas con que los plomeros cavan el metal, que diez mas ó menos, dice el mayordomo del almacén, que serán trecientos picayos y cien piquetas: mas todas las herramientas con que afinan los afinadores la plata.
Mas las herramientas con que los fundidores funden.
Mas las herramientas que hay en las cuatro fraguas.
Todas las herramientas de los carpinteros de ademar.
Las herramientas de albañilerías.
En un almacén está el aceite y hierro, acero y maromas con todos los demas pertrechos que se compran para el servicio de esta fábrica, como las que se dan á algunos oficiales de ella de papel y .tinta y candelas, todo lo cual se compra por orden del teniente de administrador general, sin que estemos presentes ninguno de nosotros, é lo que se trae de Sevilla ni mas ni menos se compra por la misma orden del dicho teniente del mayordomo que hay de este almacén, todas las cosas para el servicio y beneficio de la fábrica, y no por otra ninguna; y al dicho teniente le está cometido que tome la cuenta á este dicho mayordomo cada tercero dia de todo lo que por su orden se ha dado, y el dicho mayordomo dice que no se le toma á tercero dia, como está ordenado, antes se pasan muchos dias sin tomársela. Al juez de esta fábrica le está cometido tome cuenta á este mayordomo de tres en tres meses; el cual dice que hasta agora no se le ha tomado en todo el tiempo que es mayordomo, que ha un año que lo es. Este mayordomo no da, como dicho es, ninguna cosa para el servicio de la fábrica, si el dicho teniente no se lo invia á decir, y de esperar á esto, muchas veces se detiene de hacer la hacienda. En tiempos que yo el veedor voy algunas veces para que se dén cosas necesarias; y otras veces el visitador y los capataces, el dicho mayordomo no lo da sin que lo ordene el dicho teniente, pues son herramientas y pertrechos necesarios, y para la labor y no para otra cosa: cuanto antes se las diesen, sería mejor para que se las vuelvan, asentando para quien se dan, lo podria hacer porque en el entretanto no estén parados los oficiales sin trabajar, que es mas pérdida que no vale lo que piden, aunque se perdiesen, cuanto mas que no se puede perder por esta orden. En la contaduría hay razon del dinero que ha recibido de la hacienda de V. M. la persona que está en Sevilla para comprar las cosas que el teniente le ordena para el servicio de esta fábrica, y del coste de todo lo que ha inviado hasta agora no hay razon en contaduría; porque no se ha dado esta razon: se pone aquí, porque todo lo que se compra viene á parar á este almacen, y se hace cargo al mayordomo eceto plomo pobre que entra en poder de los depositarios de metales.

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