En el mesón había bastante ruido, por lo que a pesar de estar tan cerca, no todas sus palabras llegaban a mí, más teniendo en cuenta, que desde hacía unos años, había perdido la audición en mi oído derecho. Intenté dirigir la trompetilla hacía la mesa vecina y esto es lo que creí oír.
—...se lo aseguro D. Miguel (3), este vino de Guadalcanal no lo va a olvidar en la vida.
—A fe mía que estoy seguro es verdad —contestó Cervantes— y en algunos de mis libros (4) he de hacer referencia a este vino, que aunque lo había bebido antes, aquí es donde verdaderamente se aprecia su auténtico sabor.
—Tenga en cuenta —dijo Diego Funes (5) — que nuestro vino estuvo presente en la conquista de Granada, pedido expresamente por el rey Fernando y que ha viajado a las Indias, incluso más que nuestros paisanos (6) y en la actualidad S.M. Felipe II, sigue siendo uno de los mejores clientes.
—Confirmo lo dicho por Diego —intervino Jerónimo (7)— ya que en mis viajes a América, en muchos lugares pude beber el vino de Guadalcanal, o por lo menos, eso decía la barrica.
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(3) La persona a quien hablan en ese momento es a D. Miguel de Cervantes Saavedra. (Nota del Editor)
(4)En dos de sus novelas ejemplares hace referencia al vino de Guadalcanal. En Rinconete y Cortadillo dice: “… -Mucho echaste, hija Escarlata, pero Dios dará fuerzas para todo. –Y aplicándosele a los labios de un tirón, sin tomar alientos, lo trasegó del corcho al estómago, y acabó diciendo-: De Guadalcanal es, y aun tiene un es, no es de yeso el señorico…” (Nota del Editor)
(5) Diego Funes, natural de Guadalcanal, era hijo de Francisco Funes y María de Santiago, dos años después, el siete de febrero de 1594, marchó a Quito por ocho años. (Nota del Editor)
(6) Durante este siglo se trasladaron a diferentes puntos de América, más de quinientos habitantes de Guadalcanal, siendo él mismo uno de ellos. (Nota del Editor)
(7) Jerónimo de Ortega Valencia, hijo de Pedro Ortega Valencia e Isabel La Hidalga, el 14 de octubre de 1569 embarcó con destino a Tierra Firme. En 1570 y 1572 volvió a viajar. (Nota del Editor)
—...se lo aseguro D. Miguel (3), este vino de Guadalcanal no lo va a olvidar en la vida.
—A fe mía que estoy seguro es verdad —contestó Cervantes— y en algunos de mis libros (4) he de hacer referencia a este vino, que aunque lo había bebido antes, aquí es donde verdaderamente se aprecia su auténtico sabor.
—Tenga en cuenta —dijo Diego Funes (5) — que nuestro vino estuvo presente en la conquista de Granada, pedido expresamente por el rey Fernando y que ha viajado a las Indias, incluso más que nuestros paisanos (6) y en la actualidad S.M. Felipe II, sigue siendo uno de los mejores clientes.
—Confirmo lo dicho por Diego —intervino Jerónimo (7)— ya que en mis viajes a América, en muchos lugares pude beber el vino de Guadalcanal, o por lo menos, eso decía la barrica.
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(3) La persona a quien hablan en ese momento es a D. Miguel de Cervantes Saavedra. (Nota del Editor)
(4)En dos de sus novelas ejemplares hace referencia al vino de Guadalcanal. En Rinconete y Cortadillo dice: “… -Mucho echaste, hija Escarlata, pero Dios dará fuerzas para todo. –Y aplicándosele a los labios de un tirón, sin tomar alientos, lo trasegó del corcho al estómago, y acabó diciendo-: De Guadalcanal es, y aun tiene un es, no es de yeso el señorico…” (Nota del Editor)
(5) Diego Funes, natural de Guadalcanal, era hijo de Francisco Funes y María de Santiago, dos años después, el siete de febrero de 1594, marchó a Quito por ocho años. (Nota del Editor)
(6) Durante este siglo se trasladaron a diferentes puntos de América, más de quinientos habitantes de Guadalcanal, siendo él mismo uno de ellos. (Nota del Editor)
(7) Jerónimo de Ortega Valencia, hijo de Pedro Ortega Valencia e Isabel La Hidalga, el 14 de octubre de 1569 embarcó con destino a Tierra Firme. En 1570 y 1572 volvió a viajar. (Nota del Editor)
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