sábado, 18 de julio de 2009

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 50


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

El mismo parecer dió Agustin Guerrero, vecino de la ciudad de Alcaraz.
El mismo parecer dieron Miguel Angelo Pallas, tesorero de la casa de la moneda de Valencia, y Miguel de Salazar fundidor é afinador de oro y plata, vecino de la dicha ciudad, ecepto que en cuanto á los hornos de la Nueva España dice que no los han visto, porque no han estado allá; pero que aquí han visto uno que ha hecho un Juan Martinez, que es para afinar, y dicen que es al modo de la Nueva España, y les parece muy bien para el dicho efeto de afinar.
Dicen asimismo que cuando se lava el metal, lleva el agua mucho dello, pero que cuanta cantidad será no lo saben, y que lo ha experimentado el dicho Salazar tomando tierra de la del arroyo, después que salia de los lavaderos, é halló en ella plata muy delicada de la que se iba de los lavaderos, é vió y entiende que lo que se pierde por causa del dicho lavar es corto.
Está corregido con el original que pasó ante mí el dicho Francisco Pantoja, escribano de S.M. y de la dicha comision, y en fé dello lo firmé de mi nombre.- Francisco Pantoja.

Carta de Garcia Martin de la Bastida, uno de los partícipes en las minas de Guadalcanal, dando algunos avisos acerca de ellas.

Secretaría de Estado. Correspondencia de Castilla, nº 113

15 de junio de 1556

El sobre de esta carta dice: - Al muy reverendo y muy magnifico señor el señor Antonio de Eraso, canónigo de Sevilla é mi señor, en Valladolid: para que la vea el señor Eraso.

Muy reverendo y muy magnífico señor: Deseo mucho ser mas venturoso en esta que en las pasadas; é ya que en lo que supliqué á vuestra merced acerca de la casa de la encomienda no hobo lugar, en lo tocante desta lo torno á suplicar. En ansi que hay carta de la cámara de S.M. en esta villa, en que piden el valor y riqueza desta mina desta villa de Guadalcanal, digo: que della se han sacado mas de trescientos mil ducados: en plata y metal y relaves hay mas de otros cincuenta mil ducados, y con la demasiada gente que hoy hay, está casi embarazada; porque certifico a vuestra merced que con la mitad de la gente que hay se sacasen cada una semana mas de veinte mil ducados, y con un tercio menos de costa; y si fuera tan acreditado y rico que bastara mi crédito, yo cumpliria lo que digo, y si quisiesen decir de los hurtos que fueran muchos, no pudieran seer mas de los que hoy son, y cada dia van en crecimiento, que no basta juicio de hombres para lo escusar.

Hay en la mina cuatro pozos que hacen metal, y sobre todo uno que dicen de Martin Delgado: no embargante que todos son suyos, este se aventaja que lleva una caja de treinta y siete pies de luengo, y dos pies y medio de ancho. Es muy recio de labrar, y á lo mediante dios ha de ser el mas rico que hata hoy se ha descubierto en la cristiandad: lleva este metal asentado. En los otros tres pozos no va asentado el metal, aunque á veces salen unos cochizos que son muy ricos, mas que no en el otro pozo, salvo que son pocos. Hay siempre lavadura en ellos, unas veces buena y otras no tal. Esta es la cuenta de la mina y pozos.
Ya tengo escripto á vuestra merced como tendo de cien partes de toda la mina tres, y como hice en el beneficio della sesenta y tres fundiciones: salieron mas de treinta y cinco mil ducados. Hobe de provecho de una partición que á los principios hecimos ciento y cuarenta y dos mil maravedis, é me he ocupado en el beneficio y negocios de Martin Delgado, descrubridor della: desde el mes de agosto pasado, he gastado mas de cuatrocientos ducados: aunque S.M. lleve de tres partes las dos que no se ha hecho en el tercio que queda, me vienen cuatro mil quinientos ducados en lo sacado, que no es nada con lo que se tiene de sacar, porque están los pozos de quince y dieciséis estados: dicen que se pueden ahondar mas de cien estados. Tengo mi muger y tres hijas. Deseo mucho que S.M. fuese servido, atento mi necesidad, me hiciese merced de darme algo, y ansi lo suplico á vuestra merced lo escriba al secretario mi señor. En verdad que debajo de que S.M. me hiciese merced, yo me querria quitar de ver hacer estos gastos tan demasiados, que se puede decir que es hacienda de Rey que se lleva la mitad en gastos. Suplico á vuestra merced envie esta carta al secretario mi señor, porque como su merced lo ordenare, yo lo cumpliré, y no haré otra cosa, y vuestra merced me avise. Hay de gastos en la mina hasta hoy veinte mil ducados. Nuestro Señor la muy reverenda y muy magnífica persona de vuestra merced prospere y guarde, y en el estado acreciente. De Guadalcanal á quince de junio de mil quinientos cincuenta y seis. Besas las muy reverendas y muy magníficas manos á vuestra merced su servidor.- Garcia Muñoz de Bastida.

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