Antonio Burgos / ABC – Jueves 23-07-09
La antena era de las que los telecos llaman de mariposa. Que no es una antena que pegue plumazos sobre una carroza el Día del Orgullo Gay, sino que le dicen así porque sus elementos radiantes, vistos desde abajo, recuerdan las alas de varias mariposas. Estaba instalada desde 1961 en Hamapega, a 906 metros de altura, lo que convertía a ese cerro en el puerto principal de comunicaciones de televisión de Andalucía con el mundo. Era la antena de Guadalcanal, cuando TVE era como la España de Franco que la creó: una y grande, aunque no libre. La antena del Canal 4 de la ruedecita del VHF en aquellos primeros grandes televisores en blanco y negro, que tenían más de Muebles Rodri que de electrodoméstico de Créditos Rucas, y que parecía que venían ya con la muñequita de flamenca «pansimartelevisó». Era la antena del telediario con el bigotito de Jesús Alvarez; de «Bonanza»; de las Galas del Lunes de Franz Johan; de las corridas de El Cordobés el 1º de Mayo. Con aquella antena se abrió Andalucía al mundo, que nos traía el flequillo de Jesús Hermida desde un Nueva Yorkkkkkk donde remarcaba mucho la k final para que no se le notara que era de Huelva. A través de aquella antena aprendimos las canciones de Julio Iglesias o de Raphael en el Festival de Benidorm. Soñamos y nos enamoramos. Vivimos.
Han pasado 48 años desde aquel 1º de octubre de 1961 (Día del Caudillo) en que Guadalcanal unió a Andalucía con el mundo a través de la TV. Las nuevas tecnologías han hecho arqueología industrial no sólo del Canal 4 de VHF, sino de la UHF de la Segunda Cadena. La que le hizo cantar a Paco Alba en el Carnaval: «U Hache Efe,/ que por el Cuatro que por el Ocho,/a ver cuándo la enchufa/ en la canaleta/del mismo...grifo». La antena del Canal 4, con sus sueños de 365 líneas en forma de alas de mariposa y sus 65 metros de altura, quedó obsoleta. La desmontaron. Ahora, desde Hamapega, Guadalcanal nos sigue conectando al mundo de la TDT. Pero los hijos de quienes pusieron en pie aquel casi artesanal enlace de la primera antena de TVE han querido dejar memoria de una época, y mañana inaugurarán en Guadalcanal un monumento al Canal 4 de VHF y a los hombres que lo mantuvieron. El monumento son piezas de aquella antena, salvadas del chatarrero y colocadas como escultura. Total, muchos escultores (¿no, Manolo Salinas?) cuelan como arte obras que parecen los hierros de la desmontada antena del Canal 4.
En ese monumento yo veo también un desagravio a Guadalcanal y a los hombres de su antena. La antena se escacharraba cada dos por tres y desde Hamapega ponían una como carta de ajuste, a rayas, con el nombre de la villa como un oprobio: «Repetidor de Guadalcanal, perdonen la interrupción, permanezcan atentos a la pantalla». La gente, mosqueadísima, dio en llamar «la manta de Guadalcanal» a la señal de las frecuentes averías, mientras mentaba la familia a los que los dejaban sin partido del Real Madrid o sin teatro de José Bódalo. Yo ahora quiero rendir homenaje a aquellos hombres que nos servían los sueños...cuando no ponían la manta. Para mí esa vieja antena en Guadalcanal es un monumento a Manuel Arcos («Manolito Pinto», jefe del repetidor de Hamapega y luego primer alcalde de la democracia por UCD), a Isidro Escote, Rafael Muñoz Serrano, Antonio Romero Sánchez «Mataliebre», Manuel Alvarez Ibáñez «Pitorro», Eduardo Cordobés Cuevas «Galita», Rafael Díaz Rincón «Monterillo» y Antonio Toscano, chófer del Parque Móvil. Es de noche. Con el poeta Andrés Mirón subo a la antena de Hamapega por las hazas que mi suegro Daniel Herce ha cedido sin cobrar un duro, y diviso en el horizonte el lejano resplandor de la Feria de Sevilla. Feria que ahora mismo están también dando Tico Medina y Manolo Martín Ferrand en un reportaje por el Canal 4 de VHF. Sin que por ahora Manolito Pinto haya puesto la famosa Manta de Guadalcanal.
La antena era de las que los telecos llaman de mariposa. Que no es una antena que pegue plumazos sobre una carroza el Día del Orgullo Gay, sino que le dicen así porque sus elementos radiantes, vistos desde abajo, recuerdan las alas de varias mariposas. Estaba instalada desde 1961 en Hamapega, a 906 metros de altura, lo que convertía a ese cerro en el puerto principal de comunicaciones de televisión de Andalucía con el mundo. Era la antena de Guadalcanal, cuando TVE era como la España de Franco que la creó: una y grande, aunque no libre. La antena del Canal 4 de la ruedecita del VHF en aquellos primeros grandes televisores en blanco y negro, que tenían más de Muebles Rodri que de electrodoméstico de Créditos Rucas, y que parecía que venían ya con la muñequita de flamenca «pansimartelevisó». Era la antena del telediario con el bigotito de Jesús Alvarez; de «Bonanza»; de las Galas del Lunes de Franz Johan; de las corridas de El Cordobés el 1º de Mayo. Con aquella antena se abrió Andalucía al mundo, que nos traía el flequillo de Jesús Hermida desde un Nueva Yorkkkkkk donde remarcaba mucho la k final para que no se le notara que era de Huelva. A través de aquella antena aprendimos las canciones de Julio Iglesias o de Raphael en el Festival de Benidorm. Soñamos y nos enamoramos. Vivimos.
Han pasado 48 años desde aquel 1º de octubre de 1961 (Día del Caudillo) en que Guadalcanal unió a Andalucía con el mundo a través de la TV. Las nuevas tecnologías han hecho arqueología industrial no sólo del Canal 4 de VHF, sino de la UHF de la Segunda Cadena. La que le hizo cantar a Paco Alba en el Carnaval: «U Hache Efe,/ que por el Cuatro que por el Ocho,/a ver cuándo la enchufa/ en la canaleta/del mismo...grifo». La antena del Canal 4, con sus sueños de 365 líneas en forma de alas de mariposa y sus 65 metros de altura, quedó obsoleta. La desmontaron. Ahora, desde Hamapega, Guadalcanal nos sigue conectando al mundo de la TDT. Pero los hijos de quienes pusieron en pie aquel casi artesanal enlace de la primera antena de TVE han querido dejar memoria de una época, y mañana inaugurarán en Guadalcanal un monumento al Canal 4 de VHF y a los hombres que lo mantuvieron. El monumento son piezas de aquella antena, salvadas del chatarrero y colocadas como escultura. Total, muchos escultores (¿no, Manolo Salinas?) cuelan como arte obras que parecen los hierros de la desmontada antena del Canal 4.
En ese monumento yo veo también un desagravio a Guadalcanal y a los hombres de su antena. La antena se escacharraba cada dos por tres y desde Hamapega ponían una como carta de ajuste, a rayas, con el nombre de la villa como un oprobio: «Repetidor de Guadalcanal, perdonen la interrupción, permanezcan atentos a la pantalla». La gente, mosqueadísima, dio en llamar «la manta de Guadalcanal» a la señal de las frecuentes averías, mientras mentaba la familia a los que los dejaban sin partido del Real Madrid o sin teatro de José Bódalo. Yo ahora quiero rendir homenaje a aquellos hombres que nos servían los sueños...cuando no ponían la manta. Para mí esa vieja antena en Guadalcanal es un monumento a Manuel Arcos («Manolito Pinto», jefe del repetidor de Hamapega y luego primer alcalde de la democracia por UCD), a Isidro Escote, Rafael Muñoz Serrano, Antonio Romero Sánchez «Mataliebre», Manuel Alvarez Ibáñez «Pitorro», Eduardo Cordobés Cuevas «Galita», Rafael Díaz Rincón «Monterillo» y Antonio Toscano, chófer del Parque Móvil. Es de noche. Con el poeta Andrés Mirón subo a la antena de Hamapega por las hazas que mi suegro Daniel Herce ha cedido sin cobrar un duro, y diviso en el horizonte el lejano resplandor de la Feria de Sevilla. Feria que ahora mismo están también dando Tico Medina y Manolo Martín Ferrand en un reportaje por el Canal 4 de VHF. Sin que por ahora Manolito Pinto haya puesto la famosa Manta de Guadalcanal.
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