viernes, 30 de diciembre de 2011

Hospital de Nuestra Señora de los Milagros - 2


Por Javier Serrano Pinteño - Revista Guadalcanal año 1997

-Hendidura en el rostro.

-Quebrada y quitada la cabeza por los hombros.

-Rotura de una ropa de tafetán negro guarnecida de terciopelo del mismo color, que se tasó en 12 ducados.

Por estos testimonios también sabemos que la devoción a esta imagen era muy grande, que se le atribuían muchos milagros, y que ello contribuyó grandemente a la fama del Hospital, que se convirtió en importante lugar de devoción tanto en Guadalcanal como en su comarca. Decían que por este suceso se ha enturbiado en parte la dicha devoción y nunca más se ha dicho misa en la dicha capilla. La devoción a esta imagen llegó a América donde emigraron muchos guadalcanaleños y muchas personas que están y han venido de las Indias, los cuales por devoción que tienen a la dicha Virgen la han hecho donación de muchas cosas, así de cálices, lámparas y candeleros de plata y muchas ropas de mucho valor...

Escuchados los testigos, visto y examinado el proceso, los autos y méritos presentados por las partes, el Provisor de la Provincia de León, el licenciado Diego de Valcazar, da su veredicto. Aunque en un principio pudiéramos pensar en la declaración de culpabilidad del reo y en un castigo ejemplar, la resolución es la que sigue:

“Fallo por la culpa, que resuelta contra el dicho Miguel Rueda, usando de misericordia dejando a pie el rigor, lo debo condenar y condeno a 6000 maravedíes, los cuales aplico para el reparo de los daños de la imagen y ropa que tenía al tiempo que la derribó del altar, y por el desacato que cometió contra Ntra. Señora y su Santo Templo, mando que se haga una procesión de toda la Clerecía de la dicha villa, en un día de fiesta, que salga de dicho Hospital y vaya a la iglesia Mayor, en la que vaya el dicho Miguel de Rueda en cuerpo destocado con un hacha de cera que pese 4 libras en la mano, ardiendo, y oiga en la dicha Iglesia una misa cantada a la cual esté de pie sin humillarse arrimado a la primera grada del altar Mayor en medio de la capilla hasta el Preste diga Santo, que se hincará de rodillas hasta haber consumido y acabado la misa y ofrezca el hacha al cura para la iglesia y le bese la mano y dé de limosna 4 reales y tome testimonio de cómo así lo cumplió y lo traiga a esta Audiencia. Condeno de más en las costas de este proceso legítimamente hechas, cuya tasación en mí reservo.

Esta sentencia fue dada por Diego de Valcazar, Provisor de la Provincia de León, en la Prisión del Prior, a 24 de marzo de 1576. Ante el escribano Alonso Esteban. Por tanto, un año llevó la resolución del pleito.

No hay comentarios: