jueves, 24 de noviembre de 2011

Los Conventos de la Orden de San Francisco en Guadalcanal - 3

(Transcripción de las Crónicas publicadas por FRAY ANDRES DE GUADALUPE en su Historia de la Santa Provincia de los Angeles, Madrid 1662) - Edición de José Mª Alvarez Blanco

En virtud de esta segunda Bula se pidió licencia al Maestre de Santiago, Don Alonso de Cárdenas, con la cual se dio principio al convento en una ermita antigua de grande devoción, llamada Ntra Sra de la Piedad, cerca de la villa: visitábanla devotos los vecinos de Guadalcanal con frecuencia. Es salida de buena recreación, por estar en la ladera de un pequeño monte, cercada de huertas, y arboledas, deleitable a la vista, y al oído por la suavidad de cantos de diversas especies de sonoras aves. Acabose la fábrica de la Iglesia, y demás vivienda suficiente a los Religiosos en la estrechez, que acostumbran.

Hallábase el siervo de Dios Fray Juan de la Puebla ocupado en Belalcázar; envió por esta causa a Fray Diego de Carabajal con otros Religiosos, para que públicamente se tomase posesión del convento en nombre de la silla Apostólica. Hízose el día de San Felipe y Santiago solemnísima procesión desde la Parroquia de Santa María de Guadalcanal al convento con grande concurso; y en este mismo día, año de 1495, se tomó la posesión por el Guardián Fray Diego de Carabajal, ajustándose a nuestro estado en la forma referida. De todo dio fe, e instrumento auténtico Diego de Simancas, Notario Apostólico.

Quedó la Iglesia, y convento según el espíritu del siervo de Dios Fray Juan de la Puebla, y de aquellos primeros discípulos, que lo vivieron tan de cerca, y con el mismo celo de pobreza. Extendiase a más la libertad de Don Enrique, y su mujer, sus fundadores; disgustaron de lo estrecho, y pobres edificios: desdijo mucho de lo magnánimo, y grandeza de su ánimo: por esta razón no hicieron allí su entierro6 como lo tenían determinado. ¡Oh si así sucediese en nuestros edificios, y conventos!. Este fue el espíritu de nuestro seráfico Padre San Francisco, aun en las fundaciones, que hacen para nosotros los fieles; ¿qué será en las que hacemos nosotros?. Salió la Iglesia según la idea de la pobreza con discreción, muy fuerte de bóveda, y paredes; no funda la pobreza hoy, lo que mañana se ha de caer. En la entrada de la puerta están entre otros escudos las armas reales; a los lados las del Comendador Mayor, y su mujer; dentro en el portal de la Iglesia sobre un arco se ve la imagen antigua de Ntra Sra de la Piedad.

La huerta del convento es capaz de grande recreación de árboles frutales, y parras; es acomodado el solar para todo. Tiene una bella fuente, muy copiosa de aguas claras; está en una gran arboleda de robles altos, y hermosos, que compró el Comendador. Da madera con abundancia para edificios, y tablas para reparos del convento. Diola con esta intención el fundador, y para que sirviese de adorno y, hermosura, y recreación religiosa de los Frailes. En el medio de esta alameda permanece una ermita, en la que se hacían ejercicios, como en los demás conventos, ya fundados en la custodia de los Angeles.

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6 Quien quiera conocer los gustos suntuarios del Comendador Mayor de León, Enrique Enríquez, que por vanidad rechazó enterrarse en Guadalcanal, puede hacerlo visitando el espléndido edificio que ocupa el actual Parador Nacional de Zamora (Palacio de los Condes de Alba y Aliste), en cuya entrada a la izquierda puede leerse la siguiente leyenda: “Este es el Palacio de los Condes de Alba y Aliste, que se levantó a finales de la Edad Media en el solar de la anti­gua Alcazaba por D. Enrique Enríquez de Mendoza, conde de este Título, y tío del Rey D. Fernando II de Aragón y V de Castilla. Se reedificó a principio del S. XVI por el IV conde D. Enrique Enríquez de Guzmán, albergó a los Reyes Católicos, y D. Felipe III y a Dª Margarita de Austria”.

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