Continuación del artículo escrito por María del Valle Gómez de Terreros Guardiola, de la Universidad de Huelva y María Gracia Gómez de Terreros Guardiola, de la Universidad de Sevilla, titulado: CASAS TERCIAS O DE BASTIMENTO DE LA ORDEN DESANTIAGO EN ANDALUCÍA: LA ALMONA DE GUADALCANAL (SEVILLA), en la revista de la REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SANTA ISABEL DE HUNGRÍA.
En definitiva, la inscripción, si es correcta nuestra transcripción, nos informa de que “esta casa” fue acabada en 1336 (restados los correspondientes 38 años a la fecha escrita, pues responde a la era hispánica) y mandada hacer por don Vasco Rodríguez Coronado, maestre de la orden entre 1327 y 1338.
Un tal Alfonso, cuyo apellido desconocemos (podría ser, por ejemplo, Meléndez), pudo quizás ser el autor de la interesante inscripción o, más bien, quien la mandó hacer, dado que entre 1338 y 1342 consta como maestre de los 38 santiaguistas don Alfonso Meléndez de Guzmán. Creemos que es poco probable que en una inscripción de este tipo aparezca el maestro que efectuó el edificio (39).
Así que, si la inscripción está en su lugar original y no procede de otro sitio (no lo parece porque está ligeramente rehundida y cogida con cal), este bastimento no lo mandó construir Lorenzo Suárez de Figueroa, como apuntan algunos textos, sino un maestre anterior, Vasco Rodríguez. Esta cronología encajaría perfectamente con la dada por Hernández Díaz, Collantes de Terán y Sancho Corbacho.
A pesar de ello, tampoco descartamos que el relevante maestre Lorenzo Suárez de Figueroa, que gestó el señorío de Feria, dejase su huella en este bastimento de Guadalcanal. De hecho, cuando visitamos el edificio pudimos ver en las impostas del arco de la misma puerta superior unas formas esculpidas en la piedra, muy desgastadas y parcialmente ocultas por antiguos encalados, que quizás podrían ser hojas de higuera (lám. 14), seña heráldica que el referido maestre fue colocando por otras de las edificaciones que impulsó, caso de la magnífica torre del castillo de Estepa o de la iglesia del monasterio de Santiago de la Espada de Sevilla, concebida como su propia capilla funeraria.
A dichas supuestas hojas de higuera, hay que unir otras noticias alusivas a la relación de Suárez de Figueroa con Guadalcanal. La primera procede de un texto del siglo XV, escrito por los comendadores Pedro de Orozco y Juan de la Parra, quienes al tratar sobre dicho maestre destacaron muchísimo su muy relevante actividad constructiva, citando numerosas obras y, entre ellas, las hechas en Guadalcanal:
“De su condiçion natural fue muy grand edificador, que nunca en quanto bivió, çeso de labrar, i edificar muy grandes, i magnificas obras, de grandes edifiçios, i muy provechosos, en que fizo grandes gastos, i costas. Espeçialmente labró mucho en la fortaleza de Montiel, i en la torre prinçipal della, e en la de Montizon, e fizo la torre de Ocaña, i las casas prinçipales de aposentamiento de la dicha villa, i fizo de nuevo la casa de Aranjuez, i la fortaleza de Alhanbra, i reparó muchas fortalezas de la frontera del Reyno de Murcia, i acrecentó mucho en la fortaleza, i convento de Uclés, i en las torres, i adarves della, i fizo el monasterio de Santiago del Espada en Sevilla, donde se mando sepultar, e la casa, i almazen que la dicha orden tiene en dicha cibdat, junto al dicho monasterio, que compro para ella. I labró, i fizo de nuevo la torre de Estepa, i las casas, i bastimentos de Llerena, i de Guadalcanal, i de la Fuente del Maestre, i las de la dicha villa de Ocaña, i del Corral de Almaguer, i de Villarrubia, i de Santa Cruz, e otras casas, i bastimentos de otros muchos lugares que oy dia paresçen, i otras estan caydas, i perdidas del tienpo que la dicha orden estovo en las administraçiones, i guerras pasadas, de los señores ynfante don Enrrique, i maestre don Alvaro de Luna, asy mesmo mandó facer grand parte de las çercas, i torres, i adarves de Xerez çerca de Badajoz, i de la Fuente del Maestre, de cal, i piedra, que falló caydas, i maltratadas; i apenas quedo lugar prinçipal en la orden en que no labrase poco, o mucho, e en todas estas obras e edifiçios que el fizo, o en las mas dellas, paresçen oy dia los escudos de sus armas, en memoria de las él aver mandado fazer, i reparar, fueron puestas por las dichas torres, i adarves, i edifiçios. E mando reparar i rehedificar en la dicha orden, muchas Yglesias, i las capillas dellas, en las quales dió, i puso muchos buenos orrnamentos con que se servian, e en algunas dellas, fueron puestas por su mandado, algunas ymagenes de alabastro, que oy dia paresçen. Tanto fué el estudio, i cuydado que en esto tovo, que en sus tienpos, desde buen maestre, reçebio la orden mas benefiçio, i acresçentamiento en sus Yglesias, i fortalezas, i villas, i edifiçios, i casas, que en todos los otros pasados, desde su fundaçion. Que es çierto él solo aver mas labrado, i reparado en ella, que todos los anteçesores suyos, y los que despues dél subçedieron en la dignidat maestral, fasta el tienpo presente” (40).
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39 Las fechas de los maestres proceden de Carlos de AYALA MARTÍNEZ, Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (siglos XII-XV), Marcial Pons y Latorre Literaria, Madrid, 2003, p. 850. La profesora Rodríguez Díaz ha contrastado nuestra inscripción con otras similares que figuran en Francisco DIEGO SANTOS, Inscripciones medievales de Asturias, ed. Principado de Asturias, Oviedo, 1993. Aprecia que son pocas las que hacen mención a los autores materiales de las lápidas o las obras, siendo más comunes las que se refieren a sus promotores.
40 Pedro de OROZCO y Juan de la PARRA, Primera historia de la Orden de Santiago, Institución “Diego de Valencia” de la Excma. Diputación Provincial, Badajoz, 1978, pp. 383-385. Se trata de un manuscrito del siglo XV, de la Real Academia de la Historia, publicado con introducción, transcripción, notas y apéndice del Marqués de Siete Iglesias y prólogo de Diego Angulo. La letra negrita es nuestra.
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