viernes, 19 de marzo de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 166


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Estoy muy alegre en que mis trabajos y ejercicios hasta aqui pasados serán bien empleados en el servicio de V. M. Estando yo el dicho Diego Delgado en las minas de Guadalcanal en el mes de julio el año pasado de mil quinientos cincuenta y seis, sintiendo lo que convenia para que V. M. tuviese mas provecho y plata de lo que agora se tiene, y á menos costa, hice unas ordenanzas y ordene, porque me pareció que convenian á V. M, y al reino: púselas en mano de don Francisco de Mendoza para que las comunicase á V. M., tratando en que se diese licencia general para que todos pudiesen buscar y labrar venas; que Dios les deparase, pagando y, acudiendo á V.M., con la parte que le fuere asinada; como yo lo tengo apuntado; y ansi, doy de parecer mio que V. M. lo debe de conceder, porque antes de ahora le he dado en España; y como no lo entienden en este consejo de hacienda, no se determinan, ni aun menos procuran de demandar paresceres, pues que conviene al servicio de V. M., porque agora hay una vena en España, y ésta con costa, caso que de ella sale; pero tendría V. M. cuatrocientas venas, y que no costasen un real, y de ellas gran provecho; y ansi digo y doy de parecer que se debe dar licencia general.
Y digo ansi, caso que se dé licencia para que todos puedan buscar ó no, que para lo que cumple al servicio de V. M. para evitar muchos gastos ecesivos, y ansimesmo conocer en los oficios haber oficiales demasiados, y edeficios por donde se gasta el dinero y plata de V. M. demasiado; pudiéndose granjear mucha parte de ello.
Digo ansi que cumple ser puesto una persona hábil y suficiente, teniendo las cualidades que abajo diré, por vísitador y veedor general en todas las venas de estos reinos, é que no sea puesto en tal oficio persona ninguna por aficion si no diere razon del tratamiento, y conocimiento y beneficio de todo género de venas y metales; porque no alcanzando los secretos y modo de platicarlos y aplicarlos, el dinero de V. M. lo paga, y mucha plata se perderá, y V. M. será deservido y fraudado en ello.
Digo esto, porque en estos reinos de España hay muchos ya otros hundidores y afinadores y descubridores de venas y metales, y no lo son, porque puestos en cómo se conoce una vena, y en qué color de piedra, y en qué dispusicion de tierra, por qué sabor, y por qué olor, y por qué yerbas y diferencias de ellas, y por qué vapores, y cómo se busca la vena de noche, y en qué tiempos y horas del año, y por qué razon en unas partes del mundo se cria mas plata que oro, y en otras mas cobre que hierro, y ansimesmo los otros metales de que procéden desde su criación, y por qué caúsa son difererentes procediéndo todos de una sustancia, puestos en tales preguntas no me saben dar razon; y por esto digo que el que fuere puesto en tal oficio que tenga muchas calidades tocantes á los metales minerales, y que no sea puesto por aficion y ansimesmo en otros cualesquier oficios tocante á lo sobredicho, y porque me parece que conviene al servicio de V. M. ansi lo doy de parecer mio, y en todo lo sobredicho.
Y si en tales casos la poca habilidad mia, juntamente con la persona, fuere necesaria, yo estoy muy presto y aparejado como leal servidor y vasallo para servir, y ansi pido á V. M. me lo mande.-Diego Delgado.

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