ANTONIO BURGOS / ABC /
Sábado 16-01-10
Guadalcanal sonaba entonces a batalla del Pacífico en la Guerra Mundial. Y quedaba casi tan lejos como la de la película. Cinco horas tardaba en llegar el tren correo al túnel de Hamapega. Y nada más salir del túnel, la juanramoniana «luz con el tiempo dentro»: el verde de los olivares de la Sierra del Agua enmarcando el blanco de la cal de Villa Susana, la casa de los Fontán, hecha como a la medida de una película de Carlos Saura. Villa Susana te daba la bienvenida cuando llegabas y comenzabas a ver el paisaje de todos los veranos, en el que le ponías un nombre familiar a cada casilla, a cada huerto, a cada era.
Llegué por vez primera a Guadalcanal con siete años. De niño enfermizo que iba de bebeaguas, que es como llama la retranca serrana a los veraneantes. Desde entonces vengo oyendo hablar de la familia de Villa Susana, de los Fontán. Los Fontán eran y son en Guadalcanal como una galaxia, entre la constelación Rivero y el sistema solar Yanes. Eran zamoranos del río Tera que llegaron a Guadalcanal a comienzos del XIX. «Hombres sencillos y de modestos oficios» eran los trasabuelos de los Fontán que conocí: Manolo el boticario, el que estaba casado con Carmen Meana; Eugenio, el dueño de aquella Sociedad Española de Radiodifusión por la que escuchábamos a Boby Deglané en Cabalgata Fin de Semana; Antonio el catedrático, siempre lejos, en una cosa muy misteriosa a la que llamaban El Opus; sus primos los mellizos Fontán, entre la calle Camachos y el Casino Nuevo Círculo.
A hora que se nos ha ido Don Antonio, el gran defensor de las libertades, el que escogió el nombre del pueblo cuando el Rey lo creó marqués y le preguntó qué título quería para la merced, he pensado en los Fontán. Pero no en aquellos Fontán de mi infancia, los de Villa Susana y la botica sevillana de la Plaza de San Francisco, los de la pelliza y el olivar, sino en los muchos Fontanes que Don Antonio Fontán Pérez, primer marqués de Guadalcanal, llevaba dentro. Evoco su granada vida, en la que se santificó por el trabajo, y hay al menos una docena de Fontanes distintos en Don Antonio. Está el Fontán catedrático, el latinista, el profesor de aquella Sevilla universitaria de Florentino, de Don Vicentón, de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, de La Rábida. Está el Fontán fundador, el impulsor de la Facultad de Letras del entonces Estudio General de Navarra. Está el Fontán humanista, el que cada Navidad nos enviaba un precioso y cuidado folleto con un estudio sobre la Antigüedad clásica. Está el Fontán periodista, el creador del Instituto de Periodismo de la Universidad de Navarra, isla de libertades frente a la franquista Escuela Oficial de Periodismo. Está, nutriéndolos a todos, el liberal Fontán, el preceptor del Rey. Que llegó a la dirección del diario «Madrid» de Faces y nos enseñó a ejercer el periodismo en libertad y sin miedo cuando nos nombró su corresponsal en Sevilla. Y está luego el Fontán de la democracia, el del Partido Liberal de Garrigues, el de la UCD, el de las primeras elecciones, aquel junio de 1977 en que recibí su tarjetón manuscrito con la más elegante petición de voto que nunca se hizo: «Como sabes, me presento a senador por Sevilla. Sé que si me falta un voto, no será el tuyo». No te faltó mi voto, querido Don Antonio, para primer presidente del Senado en la democracia que tanto ayudaste a traer, ni te falta ahora en tu muerte mi admiración por cuanto a lo largo de tu fecunda vida hiciste por tu fe cristiana, por España y por la libertad. Tanto, que cuando ahora hoy escribo de los Fontán de Guadalcanal veo los muchos Fontanes que había dentro de Don Antonio, el que restauró San Benito, el que salvó los azulejos del Cristo. Los muchos y diversos perfiles de un hombre-orquesta de las libertades que fue el primer marqués de aquel blanco sueño que cada verano era para nosotros volver a ver el frescor de cal de su Villa Susana a los pies de la Sierra del Agua, entre la rojiza tierra y el verde de los olivares.
1 comentario:
Hace unos cuatro años, la segunda cadena de televisión española emitió un programa de aproximadamente una hora de duración en la que utilizando una entrevista con D.Antonio Fontán en Villa Susana como hilo conductor, se ofrecía un amplio reportaje sobre sus distintas facetas personales, familiares, intelectuales y docentes.Yo me necontré con dicho programa de casualidad, y grabé en vídeo el resto de la emisión. Desgraciadamente lo he perdido y no tengo ninguna constancia de cómo conseguirlo. Pero, teniendo en cuenta el papel clave que D.Antonio ha tenido en el transcurso de los últimos sesenta años de la vida española, sería interesante recuperarlo. ¿Alguien tiene algún dato sobre dicho documental?
Purificación Gómez- Álvarez Salinas
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