viernes, 24 de abril de 2009

Del libro Rayos de Luz, de Agustín Capitán Álvarez


A Ntra. Sra. de Guaditoca

Patrona de Guadalcanal, en la visita que hice a
su Santuario el 31 de Octubre de 1929

Agustín Capitán Álvarez

Un hijo tuyo soy, y, peregrino,
en este día ¡oh Madre! vengo a verte
porque mi alma apasionada advierte
que es paz y vida y luz tu amor divino.

¡Oh qué leve el afán me ha hecho el camino!
Y es que tu amor en bienestar convierte
el cansancio, la sed, la triste suerte
y el modesto vivir del campesino.

¡Guadalcanal risueño, Guaditoca,
mi mente y corazón siempre os evoca
al recordar mi infancia sonriente,
en lo hondo de mi alma vais conmigo
como el recuerdo dulce del amigo
lo lleva el hombre fiel que ama y que siente!


II


¿Te acuerdas, Virgen pura? Cuando niño
mi madre hasta tus plantas me traía,
y al oído, muy quedo, me decía:
«Siempre puesto en su amor ten tu cariño.»

He obedecido fiel, pues ni la ciencia
falta de fe, ni la impiedad han logrado
verme de Ti, cual otros, separado,
ni mancillar la fe de mi conciencia.

Si el que te halló, Señora, halló el consuelo,
ni temo el padecer, ni el triste duelo,
que he vuelto a ver tu faz bella y gloriosa,
y sé que en el vivir que es un combate
donde el humano, al fin, débil se abate
en Ti hallaré defensa poderosa.

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