sábado, 26 de octubre de 2013

APUNTES HISTORICO – ARTISTICOS SOBRE LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADITOCA (3 de 3)

Fotografía Rafael Rodríguez Jimenez
Por Salvador Hernández González – Revista Guadalcanal 2013

Hoy día Guaditoca es escenario de un rico programa ritual y festivo, centrado en la celebración de dos romerías anuales. La primera tiene lugar el último sábado de abril para traer la Virgen al pueblo, vestida de pastora. Tras pasar la imagen la primera noche en la iglesia del convento del Espíritu Santo, es trasladada a la parroquia de Santa María de la Asunción. En este templo tendrá lugar ya a finales de agosto o comienzos de septiembre la función principal, que se celebra el tercer día de la feria del pueblo, seguida de la procesión de la Virgen hasta el real de la feria y regreso a la parroquia. El ciclo festivo finaliza cuando el último sábado de septiembre se lleva la Virgen desde la parroquia al citado convento del Espíritu Santo, para el siguiente domingo volver ya a su santuario.


Fotog. Ignacio Gómez
El templo levantado en el siglo XVII como vimos en sustitución del primitivo medieval muestra en su fábrica el clasicismo de líneas y la sobriedad ornamental propias del protobarroco seiscentista. Construido en mampuesto y ladrillo, es un edificio de planta rectangular de una sola nave compartimentada en tres tramos por medio de pilastras, y cabecera cuadrada [1] , a la que en 1718 se le adosó el camarín, labrado por los alarifes de Llerena Alonso González y Antonio José González, y Manuel Fernández, de Guadalcanal.


Fotografía Ignacio Gómez

El retablo mayor, recompuesto a raíz de los daños sufridos en 1936, sigue fielmente los postulados del barroco clasicista del propio edificio, a pesar de la avanzada fecha de ejecución de esta ensambladura, que fue concertada el 1 de enero de 1675 con Francisco de Saavedra Roldán y Juan de Vargas, vecinos de Zafra por precio de 6.000 reales de vellón [2]. La pintura y dorado del retablo fue concertada el 29 de agosto de 1678 con Antonio Granada, maestro dorador de Zafra  [3] . El retardatario diseño utilizado en esta ensambladura muestra una estructura  compuesta por banco, un cuerpo dividido en tres calles por medio de columnas corintias entorchadas, que dejan entre sí hornacinas semicirculares surmontadas por recuadros mixtilíneos. Entablamento y cornisa coronada por volutas en sus extremos da paso al ático tripartito, centrado éste por una caja de formato cruciforme flanqueada por dos laterales cuadradas.

Preside el retablo en la hornacina central la imagen de la Titular, obra realizada por Antonio Illanes en 1937 en sustitución de la primitiva gótica destruida en la Guerra Civil. Flanqueando la imagen los restantes registros se destinan para albergar pinturas, conservadas con gran deterioro, excepto en las hornacinas inferiores de las entrecalles, donde ocupan su lugar imágenes modernas de serie sin valor artístico.
Fotografía Ignacio Gómez

En el ornato interior del templo desempeñan un papel fundamental las pinturas murales, obra como se dijo del maestro de Llerena Juan Brieva a comienzos del siglo XVIII. Distribuidas por toda la superficie de las bóvedas del templo con el habitual sentido de “horror vacui” propio de la estética barroca, la riqueza del programa iconográfico planteado en estas cubiertas compensa la mediana calidad de su factura, al tiempo que reclama un estudio monográfico que desentrañe sus claves ideológicas y su filiación artística, que se ha puesto en relación con un programa de tipología similar desarrollado en la ermita de Nuestra Señora del Ara en la cercana población pacense de Fuente del Arco. Entretanto, apuntaremos aquí la presencia de escenas del Antiguo Testamento como el Juicio de Salomón, elementos profanos como las Cuatro Estaciones, alegorías de las Virtudes y una galería hagiográfica en la que se alternan apóstoles y diversos santos.


[1]MORALES, Alfredo José – SANZ, María Jesús – VALDIVIESO, Enrique – SERRERA, Juan Miguel: Guía artística de Sevilla y su provincia. Diputación Provincial de Sevilla, 1981. (Se cita por la reedición de Sevilla, 2004). Págs. 389 – 390.

[2]VILLA NOGALES, Fernando de la – MIRA CABALLOS, Esteban: Documentos inéditos para la Historia del Arte en la provincia de Sevilla. Sevilla, 1993, pág. 125.

[3]Ibídem, págs. 167 – 168.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todos los enseres que había en la Ermita de Guaditoca sobre el año mil ochocientos y pico (la fecha exacta no la recuerdo) estan recogidos y asi hay constancia de ello en el A.P.N.C.S.

María del Carmen Carmona Cubero.