La semana pasada hemos visitado la ciudad de León y queremos hacerles llegar estas imágenes realizadas por Úrsula Gómez Miguélez e Ignacio Gómez.
En la próxima entrega, les ofreceremos la catedral de León.
La ciudad de León
proporcionaba al peregrino que recorre el Camino de Santiago una buena
asistencia hospitalaria. De todos los centros el más famoso es el del Convento
de San Marcos, fundado en 1152 por la reina doña Sancha. Mandó edificar una
iglesia y hospital que se levantan en lo que hoy es la plaza de San Marcos. El
Hospital ocupó el mismo lugar hasta el siglo XVIII cuando se edificó uno nuevo,
junto a la iglesia, que hoy es sede del Procurador del Común.
El Convento[1]
se reconstruyó en el siglo XVI, convirtiéndose en una de las obras maestras del
plateresco español. Fue un encargo de los Reyes Católicos al
maestro Pedro de Larrea para los caballeros de la Orden de Santiago, quienes
regentaban la institución ayudados por frailes. En la ejecución de las obras
intervinieron Martín de Villareal y Juan de Orozco.
La fachada está
decorada con medallones y estatuas (muchas de ellas perdidas) con temas que
exaltan la monarquía universal de Carlos I, mezclados con motivos jacobeos y personajes del mundo
clásico. El espacio central que divide en dos la fachada es una remodelación
realizada durante el Barroco, formado por un arco de medio punto entre cuatro
columnas, sobre el que hay un relieve de Santiago Matamoros. Más arriba se
dispone una balconada barroca, un ático y un rosetón de piedra que se esculpe
contra el cielo. Curiosamente, la parte de fachada que se ubica entre este
pórtico y el río es un añadido del siglo XVIII realizado por Juan de Rivero y
Martín Susniego, con tan extraordinaria fidelidad a la anterior que se crea la
sensación de ser obra de una misma época.
Los trabajos de la
iglesia comenzaron en 1531, consagrándose diez años después. Presenta planta de
cruz latina y consta de una amplia nave cubierta con estrelladas bóvedas de
crucería. En el crucero se abren las puertas que dan acceso al claustro y la
sacristía, obra de Juan de Badajoz el Mozo cubierta
también con tres bóvedas estrelladas. La sillería de coro de la iglesia se
concluyó en 1542, trabajando en ella Guillén Doncel con la colaboración de Juan de Juni. En la portada de la iglesia se representan dos relieves de la Crucifixión y el
Descendimiento, el primero de Juan de Orozco y el segundo atribuible a Juan de
Juni o a Juan de Angers.
El claustro fue
realizado entre los siglos XVI y XVIII, decorándose con medallones de Juan de
Badajoz y elementos vegetales de la mano de Juan de Juni.
En la actualidad el espacio ocupado anteriormente por el Convento se divide en tres zonas: la iglesia, el Museo Arqueológico Provincial y el Parador de Turismo, uno de los mejores de España.
1 comentario:
Estupendo reportaje, Ignacio.
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