Manuel Maldonado Fernández
Revista
Guadalcanal año 2012
No
disponemos de documentos que nos informen sobre las operaciones financieras
iniciales. Las primeras noticias que tenemos al respecto corresponden a 1666,
concretamente nos referimos a la presentación de cuentas concernientes al
trienio 1666-69, que la abadesa tuvo que hacer ante el vicario general de la
provincia de León de la Orden
de Santiago, como estaba prescrito.
Según
dichas cuentas, los ingresos del convento procedían de tres fuentes: los
intereses o réditos recibidos por el capital que tenían prestado a censo, la
dote que imprescindiblemente debía aportar la familia de las monjas profesas,
más la renta de ciertas tierras que habían conseguido comprar hasta esas fechas
(varias huertas y olivares, más un predio de 66 fanegas)[1].
Concretamente, éstos fueron los ingresos en el trienio considerado, expresados
en maravedíes:
-
1.799.223 mrs. en deudas atrasadas que no pudieron cobrar sus
antecesoras, correspondiente a distintos deudores que no pagaron los réditos de
los censos[2].
-
37.400 prestados a un particular, tras la autorización del prior de
la Orden de
Santiago.
-
635.871 de los réditos de tres años pagados por el concejo de
Llerena, al que, como ya indicamos, tenían prestados 13 mil ducados de plata.
-
15.300 de réditos cobrados de otro censo establecido con un
particular.
-
5.400 ídem.
-
918 ídem.
-
20.400 cobrados del juro sobre las alcabalas de Fuente del Maestre.
Se trataba de cierta deuda pública que entregó al convento el padre de una de
las profesas, como pago de su dote[3].
-
11.220 cobrados de los réditos de un censo establecido con un
vecino de Sevilla.
-
5.625 ídem.
-
5625 ídem.
-
5.610 ídem.
-
309.702 cobrados de réditos de otro censo establecido con el
concejo de Llerena, por un principal de 60.720 reales[4].
-
28.050 cobrados de réditos
correspondiente a un censo establecido con un particular.
[2] Se trata de una cantidad excesiva, propia de los años tan
críticos que se vivían. Una buena parte de dicha deuda correspondía al concejo
de Llerena, que llevaba varios años pagando sólo parte de los intereses de su
censo.
[3] La dote estaba establecida en 600 ducados (6.600 reales ó
224.400 mrs.)
[4] Al parecer,
este otro censo tuvo su origen en 1646, cuando el concejo de Llerena tuvo que
dirigirse nuevamente al convento solicitando en préstamo a censo los 60.720
reales referidos.
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