lunes, 15 de octubre de 2012

ALGUNAS ANÉCDOTAS DE ADELARDO LÓPEZ DE AYALA Y ALGUNOS HECHOS ACAECIDOS EN LA ERECCIÓN DEL MONUMENTO DE LA PLAZA - 5


Por José Mª Álvarez Blanco – Revista de Guadalcanal año 2012

Calderón es el modelo y guía de Ayala. Entre ellos hay algo muy parecido, muy semejante al padre y al hijo, al creador y al con­tinuador de sus mismas glorias, al propietario y al heredero de méritos análogos. La gloria de Calderón resurge en Ayala, que re­funde El Alcalde de Zalamea y hace de Calderón el más cumplido elogio ante la Academia Española y pone su influencia en ejercicio para conseguir que Madrid levante una estatua al autor de los Autos Sacramentales, la cual se descubrió al pasar ante ella el cadáver de Ayala. También estudió nuestro poeta el teatro de Ruíz de Alarcón; y estos dos poetas «el uno por su maestría en la concepción y dis­posición del plan dramático y el otro por su tendencia moral y co­rrección de forma, fueron los modelos predilectos que tuvo ante su vista para el desarrollo de sus obras>.

¡Dios y Calderón! Las dos religiones, los dos cultos de Ayala.

En la obra dramática del hijo de Guadalcanal descuella y so­bresale su teatro que cultivó desde sus primeros años, como Salga por donde saliere, Me voy de Sevilla, La corona y el puñal, Los dos Guzmanes, La Providencia y otras: de ellas no queda mas que Los dos Guzmanes y por eso figura en el pedestal, aunque no pueda compararse con otras que después escribiera.

En sus primeros vuelos poéticos se nota algún influjo románti­co como en sus primeras obras teatrales una influencia muy marca­da de la escuela clásica. Un hombre de Estado, Castigo y perdón significan muy poco en su teatro; del mismo modo que las zarzuelas que la afición del público por este género arrancó a la avara musa del poeta.

Las obras que le dieron renombre y justa fama y en las que está impreso su sello son: El Tejado de vidrio, EI Tanto por ciento y Consuelo.

Dejad a los críticos que los coloquen por el orden de preferen­cia que ellos quieran: para Cánovas, Consuelo, con El hombre de mundo de Ventura de la Vega y el Drama nuevo de Tamayo, son los modelos que deben estudiar los autores dramáticos españoles: Sil­veIa sostuvo la opinión de que Consuelo es la antitesis del Si de las Niñas y las dos, las comedias de su época respectiva. Revilla prefería El Tanto por ciento en el teatro psicológico de nuestro poeta. Picón prefiere El Tejado de vidrio, como también es preferida por Cejador, que dice: Cañete vacila­ba porque todo lo de Ayala le parecía mejor. Una critica esencial­mente dramática y escénica, dice Solsona, preferiría El Tejado de vidrio; una crítica esencialmente filosófica El Tanto por ciento; una critica esencialmente literaria, Consuelo
López de Ayala es en suma, como afirma Bonilla San Martín, el poeta dramático mas grande que ha producido el siglo XIX.

IV
el poeta lírico
No es abundante la floración lírica de López de Ayala; pero si poseemos suficiente tesoro que le asegura lugar eminente entre los líricos que son gloria del parnaso castellano, principalmente por los primores de arte que encierran sus composiciones. Es joya exquisi­ta del más subido precio la Epistola Moral, escrita en 1856 en Guadalcanal y dirigida a su entrañable y fraternal amigo Emilio Arrieta; pieza literaria que puede parangonarse y ser digna rival de la tan conocida A Fabio.

Con autoridad inexorable residencia el poeta sus propias ac­ciones; describe la lucha entre el bien y el mal, recuerda sus fla­quezas y nos traza el cuadro más íntimo, por así decirlo, de su carácter moral. Sería preciso recitarla toda para apreciar en su justo valor el tono viril que emplea, la austeridad que le guía, la expre­sión sobria y cultural con que se expresa.
Hay una estrofa que no puedo resistir a copiar:

Y estos salvajes montes corpulentos
fieles amigos de la infancia mía
que con la voz de los airados vientos
me hablaban de virtud y de energía,
hoy con duros semblantes macilentos 
contemplan mi abandono y cobardía
y gimen de dolor y cuando braman
ingrato y débil y traidor me llaman.

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