Por Salvador Hernández González - Revista Guadalcanal año 2006
Más crédito merecen las cifras poblacionales aportadas por los diccionarios del siglo XIX. Así Miñano estima en 1826 la población de Guadalcanal en 1.059 vecinos o cabezas de familia, que en habitantes sumaban la cifra de 4.370, número que mantiene cuatro años después, en 1830, el Diccionario Geográfico Universal. Por su parte, Madoz la conceptúa en 1.300 vecinos y 5.446 almas.
En esta centuria del Ochocientos la localidad sigue viviendo de sus ingresos agrícolas y ganaderos, complementados con una cierta actividad minera. En este sentido Miñano apunta que “a un cuarto de legua, entre Norte y Este, están las minas de la plata, cuyo producto es bastante considerable, y su explotación es digna de verse, y se encuentra en ellas plata roja y arsénico nativo, plomo, alcohol, carbón de piedra, y se cree que las hay de oro “. En relación con la agricultura, el mismo autor señala la abundancia de ganados, viñas, olivos y otras cosechas. Por los mismos años el colectivo Diccionario Geográfico Universal de 1831 trae también a colación el recurrente tema de unas minas cuya explotación continuada podría sacar de apuros a
Más rico en datos sobre la economía de Guadalcanal en el comedio del siglo XIX resulta el testimonio de Madoz, quien nos relaciona los productos agrícolas (aceite, trigo, vino, cebada, centeno, avena, garbanzos, habas, mucha hortaliza y frutas), ganaderos (cabrío, vacuno, de cerda, lanar y yeguar), habiéndose abandonado desde hacía 14 años la actividad extractiva de las minas. La corta actividad industrial se reduce a la transformación de productos agropecuarios, como la producción de vinos y aguardientes, aceite, jabón, zumaque y curtidos.
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