miércoles, 30 de junio de 2010

LAS MINAS DE PLATA DE GUADALCANAL - 214


Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I

(Se mantiene la ortografía de la época)

Otro dia despues de comer, nosotros los tres oficiales de V.M., abrimos la caja de las tres llaves, y el que ha de limpiar la dicha plata la saca de la dicha caja, y la limpia en un cajon que para ello está, y le quita la cendrada que trae pegada en el suelo, y limpias, las sella con un cuño de las armas reales en cada plancha, y el contador lleva el libro para hacer cargo de la dicha plata á mí el tesorero, y la razon de los ensayes de lo que cada afinador ha de sacar, y lo pesa, la persona que para ello está señalada ante nosotros y el escribano de la fábrica, y en cada plancha se escribe lo que cada una pesa, é yo el contador hago cargo de la dicha plata al tesorero, y de cada plancha por sí, el cual cargo firmamos todos tres en el libro de mí el contador, y el escribano de la fábrica que está presente tiene un libro que toma la razon y hace el dicho cargo con el tesorero, y se lo firmo yo el tesorero solo; y la dicha plata se ponen en otra caja con tres llaves que para ello está diputada, que nosotros tenemos.
Si hobo alguna falta, pesada la escobilla que sacó, el afinador á quien la faltó se le descuenta á razón de cómo acude el dicho plomo, porque lo primero que hace el afinador es echar fuera aquella escobilla, que es el herrumbre que la plancha tiene pegada al plomo, lo cual se dio por pesote plomo, y descuéntasele lo que pesa por rata, y si con aquello viene bien, no se hace mas diligencia: si le falta algo mas que pase de dos marcos, en tal caso se torna á ver el buitron adonde se afinó, y mírase si hay en él alguna coladura, y se busca todo el plomo que en la cendrada quedó, é la granalla, y júntase todo, y lávase lo que es para lavar, y al otro dia dáse al tal afinador plomo pobre sobre lo que cebe, y con esto siempre suele hallarse la falta al poco mas ó menos, y al tal afinador no se le paga de la diligencia postrera mas de la mitad del jornal; y si falta poco enriéndese que podria quedaren la cendrada, que alguna vez se ensaya,y se vé que tiene lo que puede faltar.
Hay para estos buitrones dos guardas que tomas la razon de la escobilla, y greta, y cendrada que queda despues de sacada la plata, y estan siempre juntos por guarda, porque no se menoscabe ni hurte.
Hay mas un guarda á la puerta de los dichos buitrones que cata á todos los que alli entran y salen de los criados de los afinadores cada vez que salen, y hay algunos maestros á quien se cata, y á otros no, por asiento asi hecho con ellos.
Lo que queda en los hornos de fundir, de que se ha de beneficiar y tornar á fundir, es:
El cobrizo, que es el herrumbre que sale del dicho metal, es una pasta que se hace en saliendo el plomo de la pileta de dentro á la que está fuera, del gordor de un dedo, que es lo primero que se hiela antes que el plomo-plata que queda debajo; y asi luego los fundidores, quitando esta dicha pasta, queda el plomo-plata hecho brasa, que no se hiela de allá buen rato esta dicho que de aquí sale, lo que llaman cobrizo.
El pozo de Santa Cruz cuesta de ahondar cada estado veinte y tres ducados: tiene diez y nueve estados de hondor. El pozo de la Contramina cuesta de ahondar cada estado treinta y seis ducados.
El pozo de la Gran Compaña cuesta cada estado veinte y tres ducados: tiene veinte y seis estados de hondor.
El pozo de la Reguera, que agora no se trabaja en él.
Para todos estos pozos se les da las herramientas con que han de trabajar, y los candiles que han menester; aceite todo lo que han menester, y gástase entre día y noche en el pozo Rico ocho jarros, y el de la Puerta once; el segundo del Rico uno, y el de la Traviesa seis, el de Adan seis, el de la Mineta uno, la Contramineta uno, la Gran Compaña dos; por manera que son treinta y seis jarros, y tienese medido que los catorce hacen una arroba, que serán dos arrobas y media poco mas.
El pozo Rico y de la Puerta, y el de la Devanadera, y el de la Red, están cubiertos cada uno con su casilla, y con puerta y llave en ellos, y dentro una campanilla para llamar de noche cuando hay para que salir, la cual dicha llave tiene un guarda, y de noche están cerradas; y los torneros no salen hasta otro día, sino es á llevar las herramientas á la herrería para aderezarlas: los plomeros no salen desde la mañana que entran hasta la noche; y desde la noche que entran en los pozos hasta otro día en la mañana.
Hay para estos pozos señaladamente cuatro guardas, y hacen la guardia por sus cuartos, asi de día como de noche, y acuden á la puerta de cada pozo cada vez que tañen la campanilla los torneros para llevar las herramientas que los plomeros de abajo les echan para aderezar, y cuando vuelve el que las trae le tornan á abrir para que entre y á cerrar.

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