Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
(Se mantiene la ortografía de la época)
En comun, todas las contrataciones y negocios en que se viene á tratar de gastos de que se ha de sacar costas, siempre se ofrecen grandes diferencias y trampas: en este negocio de las minas hay mayor ocasion.
Y así en lo que toca á minas se han de contar los aparejos que hay en que pongan costas demasiadas, como es en los buscadores y descubridores de minas, y en los que labran las viejas que otros han dejado, de que no se les puede poner límite en las costas, ni se les ha de ir á la mano para que no labren, entendiendo que han de sacar provecho, los cuales tendrán su cuenta con los gastos que han hecho, y podíanse alargar, pues han de ser creidos por la cuenta que dieren del dinero y tiempo que han gastado.
El que labra mina tiene gastos ordinarios de carbon y madera, de greta, cendrada, acémilas, edificios de casas, ingenios, de oficiales, herramientas, traer aguas, comprar minas que son al propósito de las que labran aun para otros pozos que no llevan metal con esperanza dél, y dar salarios excesivos á sus criados y las otras personas.
En todas estas cosas puede haber fraude y engaño, y cosas mal gastadas, que como son labor, son en parte forzosas y otras de opinion: cada uno gasta á su voluntad, y tambien se han visto de disparates muy buenos sucesos, con los cuales se atreven los hombrea á gastar sus haciendas con esperanzas. Con los gastos que he dicho demasiados, y hurtos, creo que S. M. vendrá á poner dineros de su casa, si se ha de pagar al que alcanzare.
El que labra una mina de que va sacando provecho, y pagando al Rey lo que le pertenece, sucede que por acabársele el metal, ó hundirse la mina, ó hacer agua, ó estar mal ademada, ó otros inconvenientes, la costa es mas que el provecho: esta costa, demasiada de lo que se saca, será S. M. obligado á pagarla, y podria venir en tanto crecimiento que volviese á dar por las costas todo lo que hubiese llevado de derecho, por muy rica que hubiese sido la mina.
Para el remedio destas costas se pondrán personas que tengan razon de los gastos y otros que tomen las cuentas.
Este remedio trae consigo muchos inconvenientes y dificultades, que con ser menester muchas personas que tengan cuenta con todos los gastos, sería de mucha costa y vejacion á los que labrasen las minas, porque, sobre decir que hacian muchas costas, les irían a la mano á los gastos que hiciesen, y á sus fantasías y motivos, y sobre ello habían de venir cada dia á la corte, y no gastando á su contento, paraban las haciendas.
El que tiene una mina con el cual se ha de tener cuenta de lo que se saca della para hasta llegar á los cien mil ducados, este tal, no teniendo caudal, vende partes de la misma mina á diferentes personas, y cada uno dellos hace sus pozos y beneficia su metal aparte: con cada uno destos se ha de tener cuenta al respeto de los cien mil ducados, que sería cuenta infinita.
La mina que no es rica, vendrá á tener la cuenta muy larga, porque en muchos años no llegará á los cien mil ducados de provecho, y habrase vendido muchas veces á diferentes dueños.
Las cuentas que se han de tomar, han de ser muy particulares y largas, y en ellas han de recebir las partes gran molestia, y por fuerza se les ha de ofrecer venir á la corte á negociar sobre ellas; y en este caso de dar cuentas, las pesadumbres, que se reciben, y el daño y el tiempo que se pierde, y cuando se acaban, es muy sabido.
Lo que he dicho es con presupuesto que se han de pagar todos los gastos en general que el dueño de las minas hubiere hecho de la mina que da plata; porque con esto tienen ánimo para descubrir otras minas, y labrar muchos pozos, y hacer todos los gastos sobredichos, que los mas dellos son forzosos, especial el labrar muchos pozos, y comprar otras minas, porque si se le acabase la mina rica, y no hubiese hallado metal en otra, quedaria perdido con los gastos hechos.
Si se presupone el horro de costas solamente de la mina que da plata, y que todas las costas en general que el señor de la mina y hacienda hace, las ha de pagar de su tercia parte, es muy mal partido para los dueños de las minas, y forzósamente cesará la labor de las minas, porque las que tuvieren plata, se, acabarán, y no se labrarán otras de nuevo.
El decir que si el partido de horro de costas es en favor de S. M., se puede alargar en favor de los mineros, está bien, mas si es en daño del Rey, no se podrá alargar, sino es deshaciéndolo el asiento que se hobiere tomado con ellos, que será de grande inconveniente.
Por lo que he dicho, me parece que el partido que S. M. da conforme á la consulta de horro de costas, no le está bien, y que tomando cuenta será alcanzado, y los particulares no recibirán provecho, puesto caso que hayan hurtado y puesto costas demasiadas, porque ninguno habrá tan justo, que no exceda por donde ó le prendan, ó quede debiendo, y en tal caso la hacienda y la labor pararán, y quedará la costa ordinaria de la gente y fábrica.
Pareciendo á S. M. que no le está bien el horro de costas, convendrá que se suspenda la consulta hasta que S. M. sea informado, y será de poco daño la dilacion de dos meses, pues en ellos, por ser invierno, no se puede trabajar en las minas nuevas, y en las que están hondas con trabajo.
Y así en lo que toca á minas se han de contar los aparejos que hay en que pongan costas demasiadas, como es en los buscadores y descubridores de minas, y en los que labran las viejas que otros han dejado, de que no se les puede poner límite en las costas, ni se les ha de ir á la mano para que no labren, entendiendo que han de sacar provecho, los cuales tendrán su cuenta con los gastos que han hecho, y podíanse alargar, pues han de ser creidos por la cuenta que dieren del dinero y tiempo que han gastado.
El que labra mina tiene gastos ordinarios de carbon y madera, de greta, cendrada, acémilas, edificios de casas, ingenios, de oficiales, herramientas, traer aguas, comprar minas que son al propósito de las que labran aun para otros pozos que no llevan metal con esperanza dél, y dar salarios excesivos á sus criados y las otras personas.
En todas estas cosas puede haber fraude y engaño, y cosas mal gastadas, que como son labor, son en parte forzosas y otras de opinion: cada uno gasta á su voluntad, y tambien se han visto de disparates muy buenos sucesos, con los cuales se atreven los hombrea á gastar sus haciendas con esperanzas. Con los gastos que he dicho demasiados, y hurtos, creo que S. M. vendrá á poner dineros de su casa, si se ha de pagar al que alcanzare.
El que labra una mina de que va sacando provecho, y pagando al Rey lo que le pertenece, sucede que por acabársele el metal, ó hundirse la mina, ó hacer agua, ó estar mal ademada, ó otros inconvenientes, la costa es mas que el provecho: esta costa, demasiada de lo que se saca, será S. M. obligado á pagarla, y podria venir en tanto crecimiento que volviese á dar por las costas todo lo que hubiese llevado de derecho, por muy rica que hubiese sido la mina.
Para el remedio destas costas se pondrán personas que tengan razon de los gastos y otros que tomen las cuentas.
Este remedio trae consigo muchos inconvenientes y dificultades, que con ser menester muchas personas que tengan cuenta con todos los gastos, sería de mucha costa y vejacion á los que labrasen las minas, porque, sobre decir que hacian muchas costas, les irían a la mano á los gastos que hiciesen, y á sus fantasías y motivos, y sobre ello habían de venir cada dia á la corte, y no gastando á su contento, paraban las haciendas.
El que tiene una mina con el cual se ha de tener cuenta de lo que se saca della para hasta llegar á los cien mil ducados, este tal, no teniendo caudal, vende partes de la misma mina á diferentes personas, y cada uno dellos hace sus pozos y beneficia su metal aparte: con cada uno destos se ha de tener cuenta al respeto de los cien mil ducados, que sería cuenta infinita.
La mina que no es rica, vendrá á tener la cuenta muy larga, porque en muchos años no llegará á los cien mil ducados de provecho, y habrase vendido muchas veces á diferentes dueños.
Las cuentas que se han de tomar, han de ser muy particulares y largas, y en ellas han de recebir las partes gran molestia, y por fuerza se les ha de ofrecer venir á la corte á negociar sobre ellas; y en este caso de dar cuentas, las pesadumbres, que se reciben, y el daño y el tiempo que se pierde, y cuando se acaban, es muy sabido.
Lo que he dicho es con presupuesto que se han de pagar todos los gastos en general que el dueño de las minas hubiere hecho de la mina que da plata; porque con esto tienen ánimo para descubrir otras minas, y labrar muchos pozos, y hacer todos los gastos sobredichos, que los mas dellos son forzosos, especial el labrar muchos pozos, y comprar otras minas, porque si se le acabase la mina rica, y no hubiese hallado metal en otra, quedaria perdido con los gastos hechos.
Si se presupone el horro de costas solamente de la mina que da plata, y que todas las costas en general que el señor de la mina y hacienda hace, las ha de pagar de su tercia parte, es muy mal partido para los dueños de las minas, y forzósamente cesará la labor de las minas, porque las que tuvieren plata, se, acabarán, y no se labrarán otras de nuevo.
El decir que si el partido de horro de costas es en favor de S. M., se puede alargar en favor de los mineros, está bien, mas si es en daño del Rey, no se podrá alargar, sino es deshaciéndolo el asiento que se hobiere tomado con ellos, que será de grande inconveniente.
Por lo que he dicho, me parece que el partido que S. M. da conforme á la consulta de horro de costas, no le está bien, y que tomando cuenta será alcanzado, y los particulares no recibirán provecho, puesto caso que hayan hurtado y puesto costas demasiadas, porque ninguno habrá tan justo, que no exceda por donde ó le prendan, ó quede debiendo, y en tal caso la hacienda y la labor pararán, y quedará la costa ordinaria de la gente y fábrica.
Pareciendo á S. M. que no le está bien el horro de costas, convendrá que se suspenda la consulta hasta que S. M. sea informado, y será de poco daño la dilacion de dos meses, pues en ellos, por ser invierno, no se puede trabajar en las minas nuevas, y en las que están hondas con trabajo.
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