Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
(Se mantiene la ortografía de la época)
26 de octubre de 1558.
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Por cédula de S.M., fecha en Valladolid a veinte y seis de octubre de mil quinientos cincuenta y ocho, se mandó á don Francisco de Mendoza, administrador general de minas, librase en el tesorero de las de Guadalcanal la cantidad á que pudiese ascender el valor de la leña del monte del Encinal, propio de dicho pueblo, que se hubiese tomado para beneficiar aquellas minas desde seis de marzo del año anterior de mil quinientos cincuenta y siete, al precio de medio real cada carga.
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El estado de las minas y operarios que habia en ellas, la orden que se tenia en su administración, labor y beneficio, los edificios que se habian hecho hasta fin de este año de 1558, y las demas particularidades notables de ellas, constan en la siguiente relacion.
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Relacion de la orden que se tiene y hay en la labor de las fábricas destas minas de V.M., que estan en el término de Guadalcanal, en esta manera.
Papeles intitulados Diversos de Castilla, marzo núm. 46
31 de diciembre de 1558.
El domingo en la noche entran los plomeros y torneros en los pozos, los que han de trabajar en toda la semana hasta el sábado siguiente, y con ellos un capatas que anda de dia y otros de noche, para hacellos trabajar y ver como va girada la vena.
Trabajan tanto de dia como de noche, remudándolos desde que el sol se pone hasta otro que sale, no poniendo á trabajar de dia para de noche.
El sábado sacan todo el metal que en toda la semana han echado, que es limpiado, lo cual comienzan á derribar el viernes en la noche hasta el sábado a la mañana.
Cuando lo sacan los plomeros que estan dentro en el pozo, lo echan en una zaca de cuero, y se sube con el torno, y alli lo toman en la zaca dos torneros y lo llevan alli cerca del pozo se saca, á donde está una romana para pesarlo, y asi lo pesan todo, y se escribe cada peso por un guarda que está alli, y como se va pesando lo llevan en bestias con serones á la casa de los metales, donde tienen tres llaves tres depositarios que para ello hay; y á todo se halla presente el veedor con otro de los oficiales de V.M. y el alguacil y el guarda mayor.
De este metal ningun cargo se hace á los dichos depositarios, porque, como es piedra, pártese y apártase lo bueno lo que no es tal, por lo uno se beneficia en los hornos fundir, y lo otro en un horno para quemarlo que hay para ello, y no se podría dar descargo desto, y de alli lo llevan este metal á un ingenio de moler y lavar que hay para esto.
El lunes por la mañana entran en las casas de los metales hombres que saben partir y apartar el metal, y estos no hacen otra cosa en toda la semana y todo el dia hasta la noche, sino es á la hora que van á comer; estan cerrados en la dicha casa partiéndolo, a donde son visitados de dichos depositarios que tiene cargo de entrar á ver si trabaja, y yo el veedor con ellos; anda agora quince partidores.
Después que lo han partido, lo que es para beneficiar en los hornos de fundir lo echan en una cámara que hay para ello dentro de la dicha casa de metales.
Cuando se ha de llevar al horno de fundir, van los tres depositarios y el escribano de fundiciones, y visitador y veedor, y llevan cuatro cajoneros con dos cajones, y en ellos les echa por peso hasta treinta arrobas de metal, y lo llevan á los hornos de fundir á donde estan los fundidores estos cajoneros; y con un escoriero de dia y otro de noche, sirven todo el tiempo que duran las fundiciones.
Primero que resciban los fundidores estas treinta arrobas de metal, tienen hecho un lecho en el suelo de la escoria que ha salido de las fundiciones de antes, y sobre ello se echa el metal, y encima dello se echa catorce arrobas de greta y diez arrobas de cendrada, lo cual tienen los dichos depositarios en otra cámara con tres llaves, y alli está un hombre que sirve en el horno, que con un martillo quiebra la dicha greta y cendrada, que es la liga que se le da para que de dicho metal se saque la plata que tiene, y todas cincuenta y cuatro arrobas en una fundicion; acabada aquella, se les da otra, y alguna vez se les dan dos y tres juntas por razon que no paren de noche ni de dia, y dura esta fundicion desde el lunes al alba hasta el viernes media noche ó el sábado.
En el horno echa este metal con la liga dicha todo revuelto, y para echarlo tienen los fundidores una medida de madera, y cada vez echas dos medidas de aquellas, y para cada dos medidas de metal y liga se echa una espuerta de astilla y carbon junto, y tambien echa por sí escoria lo que les paresce ha menester el horno que de esta no hay cuenta: y esto echa de tiempo en tiempo hasta que ven que es menester sacar el plomo que está ya derretido, á donde viene envuelta la plata que el metal tiene.
Este plomo se derrite en una pileta que está dentro de él, y para sacarlo está un caño que se hace en una forma de madera, y por ello entra un espetón de hierro y destapan el caño hasta dar en la pileta donde ha caido el dicho plomo plata, y sale por alli, y va á caer en otro pileta que está junto al horno.
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Por cédula de S.M., fecha en Valladolid a veinte y seis de octubre de mil quinientos cincuenta y ocho, se mandó á don Francisco de Mendoza, administrador general de minas, librase en el tesorero de las de Guadalcanal la cantidad á que pudiese ascender el valor de la leña del monte del Encinal, propio de dicho pueblo, que se hubiese tomado para beneficiar aquellas minas desde seis de marzo del año anterior de mil quinientos cincuenta y siete, al precio de medio real cada carga.
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El estado de las minas y operarios que habia en ellas, la orden que se tenia en su administración, labor y beneficio, los edificios que se habian hecho hasta fin de este año de 1558, y las demas particularidades notables de ellas, constan en la siguiente relacion.
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Relacion de la orden que se tiene y hay en la labor de las fábricas destas minas de V.M., que estan en el término de Guadalcanal, en esta manera.
Papeles intitulados Diversos de Castilla, marzo núm. 46
31 de diciembre de 1558.
El domingo en la noche entran los plomeros y torneros en los pozos, los que han de trabajar en toda la semana hasta el sábado siguiente, y con ellos un capatas que anda de dia y otros de noche, para hacellos trabajar y ver como va girada la vena.
Trabajan tanto de dia como de noche, remudándolos desde que el sol se pone hasta otro que sale, no poniendo á trabajar de dia para de noche.
El sábado sacan todo el metal que en toda la semana han echado, que es limpiado, lo cual comienzan á derribar el viernes en la noche hasta el sábado a la mañana.
Cuando lo sacan los plomeros que estan dentro en el pozo, lo echan en una zaca de cuero, y se sube con el torno, y alli lo toman en la zaca dos torneros y lo llevan alli cerca del pozo se saca, á donde está una romana para pesarlo, y asi lo pesan todo, y se escribe cada peso por un guarda que está alli, y como se va pesando lo llevan en bestias con serones á la casa de los metales, donde tienen tres llaves tres depositarios que para ello hay; y á todo se halla presente el veedor con otro de los oficiales de V.M. y el alguacil y el guarda mayor.
De este metal ningun cargo se hace á los dichos depositarios, porque, como es piedra, pártese y apártase lo bueno lo que no es tal, por lo uno se beneficia en los hornos fundir, y lo otro en un horno para quemarlo que hay para ello, y no se podría dar descargo desto, y de alli lo llevan este metal á un ingenio de moler y lavar que hay para esto.
El lunes por la mañana entran en las casas de los metales hombres que saben partir y apartar el metal, y estos no hacen otra cosa en toda la semana y todo el dia hasta la noche, sino es á la hora que van á comer; estan cerrados en la dicha casa partiéndolo, a donde son visitados de dichos depositarios que tiene cargo de entrar á ver si trabaja, y yo el veedor con ellos; anda agora quince partidores.
Después que lo han partido, lo que es para beneficiar en los hornos de fundir lo echan en una cámara que hay para ello dentro de la dicha casa de metales.
Cuando se ha de llevar al horno de fundir, van los tres depositarios y el escribano de fundiciones, y visitador y veedor, y llevan cuatro cajoneros con dos cajones, y en ellos les echa por peso hasta treinta arrobas de metal, y lo llevan á los hornos de fundir á donde estan los fundidores estos cajoneros; y con un escoriero de dia y otro de noche, sirven todo el tiempo que duran las fundiciones.
Primero que resciban los fundidores estas treinta arrobas de metal, tienen hecho un lecho en el suelo de la escoria que ha salido de las fundiciones de antes, y sobre ello se echa el metal, y encima dello se echa catorce arrobas de greta y diez arrobas de cendrada, lo cual tienen los dichos depositarios en otra cámara con tres llaves, y alli está un hombre que sirve en el horno, que con un martillo quiebra la dicha greta y cendrada, que es la liga que se le da para que de dicho metal se saque la plata que tiene, y todas cincuenta y cuatro arrobas en una fundicion; acabada aquella, se les da otra, y alguna vez se les dan dos y tres juntas por razon que no paren de noche ni de dia, y dura esta fundicion desde el lunes al alba hasta el viernes media noche ó el sábado.
En el horno echa este metal con la liga dicha todo revuelto, y para echarlo tienen los fundidores una medida de madera, y cada vez echas dos medidas de aquellas, y para cada dos medidas de metal y liga se echa una espuerta de astilla y carbon junto, y tambien echa por sí escoria lo que les paresce ha menester el horno que de esta no hay cuenta: y esto echa de tiempo en tiempo hasta que ven que es menester sacar el plomo que está ya derretido, á donde viene envuelta la plata que el metal tiene.
Este plomo se derrite en una pileta que está dentro de él, y para sacarlo está un caño que se hace en una forma de madera, y por ello entra un espetón de hierro y destapan el caño hasta dar en la pileta donde ha caido el dicho plomo plata, y sale por alli, y va á caer en otro pileta que está junto al horno.
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