Quizás sea una de las últimas fotografías de estas monjas, que tantos recuerdos traen a muchas habitantes de Guadalcanal.
Sobre el 1521, Benito Garzón estaba construyendo un hospital, en lo que hoy conocemos como el convento del Espíritu Santo, precisamente auspiciado por este clérigo del hábito del Espíritu Santo.
Los visitadores de la Orden de Santiago, echaron por tierra este primer intento, porque al igual que ocurre ahora en muchos lugares, carecía de licencia para la construcción del edificio, cuyo monopolio estaba en poder de la Orden de Santiago.
No sería hasta 1612 gracias a la donación de 80.000 pesos, por el indiano natural de la villa, Alonso González de la Pava, que se fundara este convento, conservándose en altar mayor construido en aquellas fechas.
Las primeras religiosas entraron el 14 de junio de 1627, precisamente procedente del Convento de San José, de Guadalcanal y del de Santa Clara, de Alanís. En 1646 llegó a tener veintidós religiosas y dos donadas.
Como el resto de conventos de Guadalcanal, la desamortización de Juan de Dios Álvarez Mendizábal del 19 de febrero y 8 de marzo de 1836, acabó con él.
En 1901, las Hermanas Misioneras de la Doctrina Cristiana, decidieron instalarse en él, impartiendo la enseñanza durante muchos años hasta el año 1998, que lo abandonaron las últimas monjas.
La disminución de vocaciones y nuestra desidia, ha hecho posible que como otras muchas cosas, hayan desaparecido de Guadalcanal