miércoles, 9 de abril de 2014

LA PROVINCIA FRANCISCANA DE LOS ANGELES Y SUS CONVENTOS DE LA SIERRA NORTE SEVILLANA (1 de 2)


Por Salvador HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
Del libro Cuatro siglos de presencia de los franciscanos en Estepa. Juan Aranda Doncel (dir.),  Actas del I Simposio,  Ayuntamiento de Estepa, Estepa. 2007, 992 pp. 
Páginas 393-394
FRAY JUAN DE LA PUEBLA Y LOS ORÍGENES DE LA PROVINCIA DE LOS ANGELES
A lo largo de la historia la comarca de la Sierra Norte sevillana ha sido lugar escogido por diferentes órdenes religiosas para el establecimiento de fundaciones conventuales, buscando una soledad y retiro al que indudablemente contribuía con creces el marco natural de la zona. En el caso de la Orden Franciscana, ésta se establece la Sierra Norte en fecha temprana, al compás del proceso de nacimiento y expansión de la denominada Provincia de los Ángeles, que nacida en las vecinas tierras cordobesa, contará con amplia implantación conventual en comarca que nos ocupa.
El nacimiento de esta provincia ocurre cuando, a finales del Siglo XV, Fray Juan de la Puebla desarrolla una reforma de los franciscanos, buscando una mayor austeridad y ascetismo en la vida conventual, tarea que será continuada por su sucesor fray Juan  de Guadalupe.  
Fray Juan de la Puebla nació el 28 de mayo de 1453 en Puebla de Alcocer fue hijo primogénito de los Condes de Belalcázar, Don Álvaro de Sotomayor y Doña Elvira Manrique de Zúñiga. Inicia su vida religiosa a los 18 años vistiendo el hábito jerónimo en Guadalupe, pero al no conseguir la paz y serenidad de espíritu, pensó mudarse a otro instituto religioso de vida más austera. Por ello en 1480 emprende viaje a Italia, persiguiendo el fervor que por entonces estaba desarrollando la observancia regular de la Orden franciscana. Recibido en Roma por Sixto IV en razón de su nobleza y porte religioso, toma pronto el hábito franciscano y pasa seis años retirado en las afueras de Asís hasta que en 1446, por asuntos familiares, vuelve a su tierra. Ya en Belalcázar dedicó su interés al problema de la Observancia regular en esta zona, concibiendo pronto la idea de crear una custodia franciscana, con el título de los Ángeles, siguiendo el modelo de los eremitorios italianos, en la que se observase la pureza de la Regla Con el fin de consolidar esta Custodia de los Ángeles, sujeta en todo a los Prelados Generales de la Observancia, Fray Juan consiguió la aprobación por parte de la Orden en el Capítulo General de La Rupella (Francia)[1].
La naciente Custodia comenzó a caminar con la fundación, el 14 de abril de 1490, del convento de Santa María de los Ángeles en Hornachuelos (Córdoba), cabeza de la Provincia y cenobio de rica historia[2], del que todavía perdura el inmueble destinado a usos muy distintos de su función originaria[3].
Para el régimen y gobierno intenso de la Custodia de los Ángeles fray Juan de la Puebla redactó unas ordenaciones, breves pero sustanciosas, en la línea de los espirituales franciscanos «cuyo ideal de pobreza evangélica aceptaron, así como las interpretaciones apocalípticas de la existencia humana»[4]. Así, como muestra de austeridad y rigor de vida se ordena «que se diga el Oficio Divino en tono bajo y mortificado; que se tengan dos horas de oración diaria y una de trabajo corporal (…) Para salvaguarda de la pobreza, todos los frailes descalzos (…) el vestido que traigan sea de sayal grosero, los hábitos largos hasta que toquen los pies, para los frailes sanos no se demanden huevos, carne, vino ni pescado; duerman en unos corchos o tablas  o sobre algún pellejuelo y  podrán tener una manta, pero desde noviembre  hasta todo el invierno podrán tener dos…»
El convento de San Luis del Monte, establecido en 1494 entre Puebla de los Infantes y Peñaflor, fue la última de las fundaciones de Fray Juan, quien moría en Belalcázar el 11 de mayo de 1495, dejando como sucesor de su obra a fray Juan de Guadalupe, quien continuó la expansión de la provincia, pero ahora por tierras extremeñas. Ya en 1517 esta Custodia alcanzará su mayoría de edad al ser elevada a Provincia, en la que se englobarán los  conventos franciscanos que con el tiempo se irán repartiendo por la Sierra Norte sevillana (Alanís, Cazalla., Constantina  y Guadalcanal). Sierra de Córdoba (Belalcázar, Chillón, Fuenteovejuna, Hinojosa del Duque, Pedroches), vega del Guadalquivir (La Algaba, La Campana, Cantillana, Loca del Río, Palma del Río, Peñaflor, Sevilla y Villaverde), Extremadura (Belvis, Herrera del Duque, Jaraíz de la Vera y Puebla de Alcocer) e incluso Castilla (Béjar), de todos los cuales aporta interesantes datos el cronista Fray Andrés de Guadalupe.
Dado que nosotros nos vamos a centrar en las fundaciones de la Sierra Norte y teniendo en cuenta que en algunas localidades la Provincia de los Ángeles contó también  con conventos de clarisas sujetas a la propia provincia, expondremos las fundaciones por orden alfabético de localidades, al objeto de clarificar el panorama conventual de la comarca y evitar repeticiones innecesarias.
(Páginas 410-412 de la obra citada)
Convento de Nuestra Señora de la Piedad (San Francisco).
La crónica de Fray Andrés de Guadalupe nos habla del establecimiento de los franciscanos el 1 de mayo de 1495 en la ermita de Nuestra Señora de la Piedad, fundación promovida Don. Enrique Enríquez, Comendador Mayor de la Provincia de León de la Orden de Santiago y su mujer Doña María de Luna[5]. Estos mismos datos, junto con el de que el primer guardián fue Fray Diego de Arvajas, natural de Hinojosa del Duque (Córdoba), se recogen en un interesante informe sobre los Conventos de Guadalcanal, fechado el 18 de octubre de 1646 y elaborado por fray Juan Benítez, Lector de Artes en el propio convento de la Piedad, respondiendo a la Orden dada en Madrid el anterior 20 de febrero por el Comisario General de la Orden fray Juan de Palma, y en el que se aportan datos tan variados como fechas de fundación, fundadores, religiosos y religiosas ilustres, composición de la comunidad, reliquias, archivos conventuales, etc[6].
Gracias a los informes de los visitadores de la Orden de Santiago -a la que perteneció Guadalcanal desde la Reconquista y hasta ya entrado el siglo XIX- sabemos que el templo conventual constaba de tres naves, cubiertas con bóvedas y separadas por dos danzas de ladrillo, situándose en el presbiterio un retablo pequeño con una custodia de talla de madera con unos ángeles[7].
A fines del siglo XVI, concretamente en 1591, la comunidad estaba integrada por veinticinco miembros[8]. En 1646 se compone de treinta y dos religiosos, siendo Guardián Miguel Moreno, natural de Añora (Córdoba). El Guardián es copatrono de una obra pía fundada por el Capitán Bastida, consistente en el repartimiento de trigo a los pobres, para lo cual da al Guardián seis fanegas de trigo. Otra de las obligaciones del Guardián es asistir a una misa cantada el día de la Concepción en la parroquia de San Sebastián, para lo cual «le clan de limosna treinta reales pura vestuario y una vela de media libra».
Junto a esta función asistencial, el convento desarrollaba cierta vida cultural, pues en él se habían impartido clases de Teología. En el momento de redactarse el informe « ha tenido  juntos dos cursos de Artes (Letras), a quienes leía un lector cuatro lecciones todos los días», asistiendo normalmente dieciocho estudiantes.






[1] GUADALUPE, Fray Andrés de: Historia de la Santa Provincia de los Ángeles. Madrid, 1662. Págs. 1-53. LEJARZA, Fidel de: «Orígenes de la Descalcez franciscana», en Archivo Iberoamericano, XXII, nº 85-86, en «Historia de la Baja Extremadura». Real Academia de Extremadura de Letras, Badajoz, 1986, Vol. II, págs. 340-351.
[2] GUADALUPE, Fray Andrés de: Op. cit. Págs. 54 -107; GUICHOT, Alejandro:  La Montaña de los Ángeles. Monografía histórico-crítica. Sevilla, 1986.
[3] VV.AA.: Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba, tomo IV. Diputación Provincial de Córdoba. Págs 256-251; Guía artística de la provincia de Córdoba. Universidad de Córdoba. Pág. 334.
[4] GUADALUPE, Fray Andrés de: Op. cit. Págs. 141-144.
[5] GUADALUPE, Fray Andrés de: Op. cit. Págs. 146-148; LEJARZA, Fidel de: Op. Cit. Págs. 29-30; FLORES GUERRERO, Pilar: El arte del Priorato de San Marcos de León de la Orden de Santiago en los siglos XV y XVI. Universidad Complutense de Madrid, 1987. Vol. II, págs. 770-773. 
[6] Archivo General del Arzobispado de Sevilla (A.G.A.S.), sección III (Justicia), legajo 195: «Memorial de cosas pertenecientes al Convento de Guadalcanal (1646)». 135FLORES GUERRERO, Pilar: «El arte del Priorato de San Marcos de  León de la Orden de Santiago en los siglos XV y XVI». Universidad complutense de Madrid. 1987. Vol. II. Pág, 704.

[7] FLORES GUERRERO, Pilar: «El arte del Priorato de San Marcos de  León de la Orden de Santiago en los siglos XV y XVI». Universidad complutense de Madrid. 1987. Vol. II. Pág, 704.
[8] RUIZ MARTIN, Felipe: «Demografía eclesiástica» en «Diccionario de Historia Eclesiástica Española», Madrid 1972. Vol. II. Pág. 701

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