viernes, 9 de septiembre de 2011

ADELARDO LÓPEZ DE AYALA - 37

«Gerónimo me dijo antes de salir que ya había encontrado casa, y me leyó parte de la carta que tú interrumpiste para recibir una visita y continuó la Enriqueta. Yo estaré en la fonda de Bossio hasta el 26.»

La XLVIII, declara que hace cuatro años que el amor los une. «Me llamas en tu carta egoísta y no sé cuántas cosas.»

En la XLIX, le dice que le acusa de perezoso, pero solamente es un poco lento y sosegado en la manifestación» de los afectos. Le dice de nuevo que ha estado constipado.

«Esto de tener un defecto es muy malo, primero porque se detiene, y después porque da una ocasión a todo el mundo para que sea injusto, y tomando por base el defecto evidente, lo agranda tanto que no quede el pobre defectuoso para sastre, ni zapatero. ¿soy perezoso? Pues a poco que las personas que bien me quieren se ocupen de mi pereza, quedaré calificado de perdido, de miserable, de insustancial y de inútil para todo el mundo.»

«Tomé nueve baños en Alicante que me sentaron muy bien, y la tos ha desaparecida de tal moda, que a pesar del fuerte catarro de que aún estoy convaleciente, apenas me ha molestado nada. Partes telegráficos de mi hermana Balta y de su familia me obligaron a ir a Valladolid a la inauguración del teatro nuevo, que es precioso y elegantísimo. Allí estuve unos días, y a mi vuelta me encontré muchas cartas de Extremadura, llamándome a toda prisa para emprender la campaña electoral».

«Ni las noticias prósperas me alegran, ni las desfavorables me entristecen. Me defiendo cuanto me es posible de ir allá a que me traigan y me lleven como santo en andas, y aunque es verdad que me agra daría mucho decir públicamente lo que yo opino de los señores Narváez y González Bravo, también es cierto que acaricio con mucho placer la idea de pasar un año tranquilo y entregado a mis versos. De tal suerte estoy temblando en esta cuestión, que desafío a todos las Gobiernos y distritos del mundo a que me den un mal rato. Ya sé que el pueblo catalán te hace justicia, y yo se lo agradezco mucho, a pesar de mi pereza. Supongo que estarás contenta, y hasta el tono de tu carta me denuncia cierta satisfacción y bienestar»

La L, habla de política y literatura.

«Los periódicos te habrán dicho que perdí la elección en Badajoz. Excuso decirte que el Gobierno hizo iniquidades a última hora, para que yo no entrase en el Congreso. Yo lo esperaba todo y nada me sor prendió; tanto me honra en mi concepto la adhesión de los ciento setenta amigos que me votaron, como la oposición de los ministros. El Comité de la Unión Liberal ha manifestado mucho sentimiento porque yo no haya triunfado, y como Cánovas y algún otro han salido por dos distritos, me han dicho que se trata de cederme uno; pero como ya entraría en el Congreso después de confluida la discusión del discurso de la Corona, que es la primera que tiene carácter político, y como estas Cortes han de durar muy poco, no tengo maldito empeño en que me cumplan lo ofrecido; antes me alegraría de que me dejasen un año en paz... »

«Estoy escribiendo una zarzuela para Emilio Arrieta, y en seguida me pondré a trabajar una comedia o drama; en fin, quiero aprovechar el agradable descenso, que, pasados los primeros instantes de despecho, me proporciona mi derrota. Ya sé que la empresa de Olona marcha bien; he leído en los periódicos que permanecerán en esa hasta después de Carnaval...» ...«Que trabajes poco y te aplaudan mucho.» La actriz debía estar en Barcelona.

En la LI, dice que padece un constipado fortísimo de cabeza; le habla de un hermano de la artista, y de Salas, marido de Bárbara.

En la LII también le habla de la enfermedad. En esta misma carta hay alusiones al carácter de la actriz: «eres un poquito impertinente, un mucho cavilosa y un muchísimo arrebatada y violenta».

En la LIII, se lamenta del retraso que ha de sufrir la vuelta de la artista a Madrid, por su actuación en Zaragoza. Le reprocha que se hospede en casa de don J. Muntadas. Le da noticia de algún negocio sucio de teatro; como es la subasta del solar de Vallecas, por Asquerino y la sociedad inglesa para la construcción de un teatro.

En la LIV se excusa por su tardanza en escribir; por estar concluyendo una comedia, y además dedicarse, por encargo de su madre, a reconciliar los partidos del pueblo (Guadalcanal). Al final: «Dime con qué motivo fue a visitarte doña Dorotea.»

La LV, refiere la vida de Ayala en Guadalcanal: «Todos los días vienen a verme seis u ocho personas, cada una pidiendo una cosa, y todas diciendo que yo lo puedo todo y que lo que solicitan es una pequeñez. La pequeñez suele reducirse a que yo, por autoridad propia, conceda gratis a fulano de tal, unas cuantas fanegas de los bienes del pueblo, a que revoque una sentencia de los tribunales o a frioleras por el estilo. Lo que no me han pedido todavía, pero lo espero, es que resucite a un muerto. Unas veces me río y otras me desespero. Mi madre ha tomado por fin la resolución de no consentir que nadie entre en mi sala mientras trabajo, y merced a su vigilancia he podido empezar a trazar bosquejos. Supongo que cuando recibas ésta, ya se habrá calmado el dolor de tu muela; tírala con mil diablos, aunque se pierda, que en el día del juicio la buscaremos juntos. Adiós; esta carta te sabrá a poco y a mí también, pero acaba de llegar mi hermano Ramón y naturalmente desea hablarme de muchas cosas. Viene de la Isla de San Fernando, de dejar en el Colegio de Artillería de Marina a mi hermano pequeño.»

En la LVI, sale al paso de los celos de Teodora, declarándole que no piensa casarse, aún con las presiones de toda su familia.

En las LVII y LVIII, habla del hermano de la actriz, que le manifestó su disgusto por verla a ella en compañía de don Adelardo en el momento de acudir a despedirla. Le recomienda prudencia y al final dice que se entretiene en desbaratar la sociedad de autores dramáticos.

En la LXII, refiere sucesos personales en Guadalcanal; se ha fracturado un brazo.

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