Continuación del libro editado por Miguel del Burgos en el año 1831, NOTICIA HISTÓRICA DOCUMENTADA DE LAS CÉLEBRES MINAS DE GUADALCANAL. Tomo I
(Se mantiene la ortografía de la época)
Carta de Agustín de Zárate al señor Rey don Felipe Segundo, dándole cuenta del estado de las minas y otros negocios personales suyos.
Secretaría de Estado.- Correspondencia de Castilla, núm. 120.
27 de junio de 1556
S.C.R.M.- Los dias pasados escribí á V.M. haciéndole saber como en llegando á mi casa de la jornada de Inglaterra, los del consejo de la hacienda me mandaron venir á estas minas que entonces nuevamente se habia descubierto, para administrarlas y ponerlas en orden y labor. Yo lo acepté, viendo el servicio que á V.M. podria hacer en ello; y ansi vine, y aunque era en los recio del invierno, puse la diligencia y trabajo que fue necesaria para esta obra, abriendo los pozos y ademándolos para que con las aguas no se hundiesen, y edificando las obras que me parecieron necesarias, sin que se perdiese punto en el negocio principal del sacar de la plata, la cual ha Dios dado en tanta abundancia, que en menos de seis meses se han sacado y hecho moneda pasados de trescientos mil ducados, y habrá casi otros cincuenta mil en metal sacado de los pozos. Hase tenido por obra de grande admiración, atento que todo se ha tratado como de prestado, y sin tener tantos edificios ni instrumentos é materiales como se requieren en semejante labor, todo á costa de mi trabajo é diligencia, porque ninguna persona vee este asiento que no juzgue que habrán sido necesarios tres o cuatro años para poderse poner ta hacienda en la orden que está. La suma que digo se ha sacado principalmente de solos dos pozos que estan el uno del otro como cien pasos; ábrense agora algunos de los que estan en medio dellos, y si Dios es servido que acontezca, lo que se tiene por cierto, de que hagan metal como los otros, V.M. será muy servido, y su hacienda acrescentada. De la suma que digo que se ha sacado, se han cumplido muchas libranzas é debdas forzosas, que si Dios mistieriosamente no proveyera deste remedios, no se sabia de donde se podian proveer, como creo habrán avisado particularmente los del consejo. Los dos pozos que arriba digo, nos dan á la continua metal, aunque no siempre en un ser, porque unas veces menguan y se adelgaza la vena, y otras veces torna á ensanchar, y ansi no me atreveria á prometer cantidad precisa que de aquí se pudiese sacar, á lo menos hasta que se ahonden los otros pozos de suerte que hagan metal, en lo cual se pone toda diligencia posible, y es tanto el trabajo que aquí paso, que si no me acordase que se toma en servicio de V.M., u que podria succeder tanto daño con mi ausencia, no lo habria podido sufrir, y habria pedido licencia para irme á mi casa, la cual ni aun para un mes me han querido dar los del consejo. No lo digo para encarecer mi servicio, ni para pedir merced ni gratificación por él, porque hasta merced me hace Dios en ofrecerme ocasión como gastar mi hacienda y mi vida sierviendo tan importantemente á tan bienaventurado Principe como V.M. Espero en su misericordia que, en virtud de mi deseo, me ha de deparar como le pueda cumplir mas copiosamente, aunque lo de agora es tanto que pocas veces se habrá visto ni oido.
(Se mantiene la ortografía de la época)
Carta de Agustín de Zárate al señor Rey don Felipe Segundo, dándole cuenta del estado de las minas y otros negocios personales suyos.
Secretaría de Estado.- Correspondencia de Castilla, núm. 120.
27 de junio de 1556
S.C.R.M.- Los dias pasados escribí á V.M. haciéndole saber como en llegando á mi casa de la jornada de Inglaterra, los del consejo de la hacienda me mandaron venir á estas minas que entonces nuevamente se habia descubierto, para administrarlas y ponerlas en orden y labor. Yo lo acepté, viendo el servicio que á V.M. podria hacer en ello; y ansi vine, y aunque era en los recio del invierno, puse la diligencia y trabajo que fue necesaria para esta obra, abriendo los pozos y ademándolos para que con las aguas no se hundiesen, y edificando las obras que me parecieron necesarias, sin que se perdiese punto en el negocio principal del sacar de la plata, la cual ha Dios dado en tanta abundancia, que en menos de seis meses se han sacado y hecho moneda pasados de trescientos mil ducados, y habrá casi otros cincuenta mil en metal sacado de los pozos. Hase tenido por obra de grande admiración, atento que todo se ha tratado como de prestado, y sin tener tantos edificios ni instrumentos é materiales como se requieren en semejante labor, todo á costa de mi trabajo é diligencia, porque ninguna persona vee este asiento que no juzgue que habrán sido necesarios tres o cuatro años para poderse poner ta hacienda en la orden que está. La suma que digo se ha sacado principalmente de solos dos pozos que estan el uno del otro como cien pasos; ábrense agora algunos de los que estan en medio dellos, y si Dios es servido que acontezca, lo que se tiene por cierto, de que hagan metal como los otros, V.M. será muy servido, y su hacienda acrescentada. De la suma que digo que se ha sacado, se han cumplido muchas libranzas é debdas forzosas, que si Dios mistieriosamente no proveyera deste remedios, no se sabia de donde se podian proveer, como creo habrán avisado particularmente los del consejo. Los dos pozos que arriba digo, nos dan á la continua metal, aunque no siempre en un ser, porque unas veces menguan y se adelgaza la vena, y otras veces torna á ensanchar, y ansi no me atreveria á prometer cantidad precisa que de aquí se pudiese sacar, á lo menos hasta que se ahonden los otros pozos de suerte que hagan metal, en lo cual se pone toda diligencia posible, y es tanto el trabajo que aquí paso, que si no me acordase que se toma en servicio de V.M., u que podria succeder tanto daño con mi ausencia, no lo habria podido sufrir, y habria pedido licencia para irme á mi casa, la cual ni aun para un mes me han querido dar los del consejo. No lo digo para encarecer mi servicio, ni para pedir merced ni gratificación por él, porque hasta merced me hace Dios en ofrecerme ocasión como gastar mi hacienda y mi vida sierviendo tan importantemente á tan bienaventurado Principe como V.M. Espero en su misericordia que, en virtud de mi deseo, me ha de deparar como le pueda cumplir mas copiosamente, aunque lo de agora es tanto que pocas veces se habrá visto ni oido.
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