viernes, 5 de septiembre de 2014

Guadalcanal en los libros y guías de viajes (siglos XVI – XIX) (1 de 5)

                                                   Por Salvador Hernández González
                                                Revista de Guadalcanal año 2014

La situación geográfica de Guadalcanal en el extremo norte de la provincia de Sevilla y lindante con la vecina Extremadura, a la que perteneció como se sabe hasta su incorporación a Andalucía con los cambios administrativos del siglo XIX, la ha convertido en uno de los puntos de tránsito de los antiguos caminos que, como variantes o ramales secundarios de la Vía de la Plata, comunicaban Andalucía con las tierras extremeñas. Si bien, a diferencia de las poblaciones situadas justo al pie de la Vía de la Plata, no ha gozado del tránsito de viajeros con la misma intensidad que aquellas, cabe no olvidar que Guadalcanal, junto con Cazalla, Constantina y El Pedroso marcaban los hitos de ese otro camino, menos conocido, que a través de la Sierra Morena sevillana descendía al Valle del Guadalquivir. 
Como consecuencia, son pocas las citas que nos brindan los libros y guías de viajes sobre Guadalcanal, pero en todo caso hemos podido recoger una selección a modo de muestra de unos textos poco conocidos y en ocasiones de difícil acceso, lo que por otra parte acrecienta todavía más si cabe su interés. Para su localización nos han sido de gran utilidad algunos repertorios bibliográficos, como los de García – Romeral sobre viajeros españoles[1] y García Mercadal[2] sobre los viajeros extranjeros por España y Portugal, este último de especial interés por facilitarnos textos de los que no contamos con edición en lengua castellana. La consulta de estas obras de referencia se ha completado con el manejo de las ediciones de aquellos viajes que hemos tenido a nuestro alcance y con la búsqueda cibernética de otros textos en formato digital. Para la localización de estos últimos resultan muy operativas algunas webs especializadas, entre las que destaca por su riqueza de contenidos la Biblioteca Digital Hispánica[3].
Si para la Edad Media son escasos los testimonios literarios de esta naturaleza, a partir del Renacimiento y especialmente durante el Barroco se hacen más frecuentes los relatos de viajes, primando la modalidad de las Corografías y las Relaciones topográficas, que tienen el común denominador de facilitar la enumeración de las poblaciones junto con algunos datos escuetos sobre el número de vecinos, topografía del lugar o algunos rasgos del paisaje.
Precisamente en los inicios de la Edad Moderna, Guadalcanal asistió al paso de unos viajeros tan ilustres como los Reyes Católicos. A principios de 1502 Fernando de Aragón e Isabel de Castilla emprendieron el camino de Sevilla a Toledo, a través de una serie de etapas que discurrieron por Cazalla, Guadalcanal, Fuente del Arco, Llerena, Valencia de las Torres, Campillo, Zalamea, Quintana de la Serena, Campanario, Acedera, Caserío del Rincón, Guadalupe, Villar del Pedroso y Talavera de la Reina. Aunque este viaje regio no ha dejado un relato descriptivo, se conocen algunos detalles de los gastos de la comitiva a su paso por nuestra zona gracias a la documentación conservada en el Archivo General de Simancas[4]. Así en una nómina del 18 de mayo de 1502 se recogen los pagos a los peones que transportaron las andas en las que viajó la Reina Isabel, medio de transporte utilizado para garantizar a la soberana un mínimo de confort ante su delicado estado de salud. Uno de estos registros contables anota precisamente el abono de sus jornales a los porteadores a su paso por nuestra zona:
“…a quarenta peones que vinieron con las dichas andas desde Cazalla a Guada Alcana [Guadalcanal], a 40 maravedís cada uno, que son 1.600 maravedís.
…quatro peones…desde Guada Alcana a la Fuente del Arco, a medio real cada uno, 407 maravedís”.  
Uno de los más tempranos ejemplos de estos viajeros de la Edad Moderna lo constituye la figura de Hernando Colón (Córdoba, 1488 – Sevilla, 1539), el famoso humanista y bibliófilo hijo del descubridor del Nuevo Mundo, que consiguió reunir en su casa sevillana junto a la Puerta Real una nutrida biblioteca (núcleo fundacional de la que habría de ser la famosa Biblioteca Colombina) y diversas colecciones de piezas artísticas y objetos científicos. Hombre culto y estudioso inquieto, uno de sus más ambiciosos proyectos científicos fue la elaboración de la Descripción y cosmografía de España [5], con la que pretendió recoger “todas las particularidades y cosas memorables que hay en ella”, para lo cual “fue necesario enviar por todos los pueblos de España algunas personas que informasen en cada pueblo de los vezinos que había y de todo lo demás que en él hobiese dino [sic] de memoria y habida la información la truxiesen por fee de escribanos e de testigos fidedignos”. La primera fase consistió en el “trabajo de campo”, es decir, la recogida de informaciones y fue iniciada por Hernando Colón en agosto de 1517 aprovechando seguramente sus constantes desplazamientos por la Península. A este núcleo hay que añadir las contribuciones de sus colaboradores, quienes de acuerdo con las prescripciones del organizador y provistos de un permiso real concedido por el Consejo de Castilla, recorrieron casi todas las regiones españolas. Las descripciones de las localidades, tanto las recorridas por el propio Hernando Colón como las visitadas por sus colaboradores, atendían a la recogida de unos datos básicos: nombre del lugar, tipo de población, número de habitantes y mención de la ciudad, noble, arzobispado y orden religiosa de la que dependiera jurídica y administrativamente. Además se da cuenta pormenorizada de la distancia en leguas desde la población en cuestión a las de los alrededores, al tiempo que se detallan las características del terreno y la existencia de ríos y otros pormenores topográficos y geográficos[6]. La información obtenida se reunió en una serie de cuadernos manuscritos que vinieron a unirse sólo algunos decenios después de la muerte de Hernando Colón, dando como resultado el que la obra haya permanecido inédita hasta su edición a comienzos del siglo XX, la cual a su vez ha servido de base a la más reciente reedición facsímil, que es la que aquí utilizamos[7].



[1] GARCÍA – ROMERAL, Carlos: Diccionario biobibliográfico de viajeros por España y Portugal. Ollero Ramos, Madrid, 2010.
[2] GARCÍA MERCADAL, José: Viajes de extranjeros por España  y Portugal desde los tiempos más remotos hasta comienzos del siglo XX. (6 vols.). Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, Salamanca, 1999.  
[3] http://www.bne.es/es/Catalogos/BibliotecaDigitalHispanica/Inicio/index.html
[4] ALSINA DE LA TORRE, E.: “Viajes y transportes en tiempos de los Reyes Católicos”, Hispania nº 56 (1954), pág. 391.
[5] CRIADO DE VAL, Manuel: “La Cosmografía de Hernando Colón”, en Actas del I Congreso de Caminería Hispánica. Guadalajara, 1993. Vol. I, págs. 335 – 350.
[6] RODRÍGUEZ TORO, José Javier: “La Descripción y cosmografía de España (o itinerario) de Hernando Colón y sus aportaciones a los historiadores”, Historia, Instituciones, Documentos, nº 27 (2000), págs. 275 – 277; WAGNER, Klaus: “El itinerario de Hernando Colón según sus anotaciones: datos para la biografía de un bibliófilo sevillano”, Archivo Hispalense nº 203 (1983), págs. 81 – 100.
[7] COLÓN, Fernando: Descripción y cosmografía de España. Padilla Libros, Sevilla, 1988. (Edición facsímil de la publicada por la Sociedad Geográfica, Madrid, 1910). 

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