martes, 12 de agosto de 2014

Una página negra de la historia de Guadalcanal (3 de 6)

Edificio donde estuvo situada la cárcel
El caso Rabazo

                                     Por Eleuterio Díaz López

El 5 del mismo mes de febrero llegan a la Presidencia del Directorio el Alcalde, señor Vázquez Armero y el exdiputado a Cortes, señor Rodríguez Jurado. Se entrevistaron con el Presidente, el general Primo de Rivera, para pedirle una vez más el indulto del reo y después conferenciaron con el miembro del Directorio, señor Vallespinosa, Subsecretario de Gracia Justicia, a quien le plantearon la cuestión en términos jurídicos. Le dieron cuenta de que el Abogado Defensor había entregado en la Audiencia un certificado de tres eminentes médicos sevillanos, entre ellos, el doctor Roquero, decano honorario de la facultad de medicina, en el que declara al Rabazo como un enfermo mental. Notificó también el Señor Rodríguez Jurado que la Sala Sentenciadora había admitido un escrito del Defensor del condenado, pidiendo la información que concede la Ley acerca de la comprobación del estado mental de los reos. En esta información se admiten las pruebas que aduzca la Defensa oída la Academia de Medicina. Esto hace que la ejecución se tenga que suspender hasta que esté terminada toda la tramitación legal
Después de esta entrevista los dos personajes sevillanos están optimistas y piensan que por lo menos se retrasaría la entrada del Rabazo en capilla y se ampliaría la prueba pericial.
Hay que destacar la incansable labor llevada a cabo por su abogado D. Adolfo Rodríguez Jurado de la Hera que hasta que no se cumple la pena, no ceja de batallar por implicar a las autoridades civiles, religiosas, académicas, de las letras, sindicatos y hasta varios presos para que soliciten la conmutación de la pena. Viaja varias veces a entrevistarse con El Rey, con el Ministro competente, Gracia y Justicia, para salvarle la vida.
Otros paladines de la causa del indulto fueron los diarios “El Liberal” y “La Unión” que alentaron y promovieron desde sus páginas la campaña contra la pena de muerte del reo. Lo entrevistaron en la cárcel y lo mostraron de forma positiva; publicaron los innumerables telegramas que se dirigieron al Rey y al Directorio; realizaron varias entrevistas a Don Adolfo Rodríguez Jurado. Desde el 23 de enero hasta el 7 de febrero divulgaron alguna noticia del asunto del Rabazo.
En fin, hicieron todo lo que pudieron para “librar a Sevilla de un día de luto”
Pero el día 6 el periódico “El Liberal” nos cuenta que el verdugo ya ha llegado a Sevilla, a pesar las negativas que obtiene del director de la cárcel señor Pozuelo. Afirma con rotundidad que el ejecutor de la justicia se encuentra en Sevilla y que el colega, diario “La Unión”, publica hasta la fotografía del mismo. Se aloja en el piso alto de la cárcel en la habitación dedicada a botiquín. Y es más, dan hasta el nombre. Se llama Don Casimiro Municio Agueda. Luego dedica una columna entera a especular sobre su vida, su familia, su hogar, para terminar abogando porque pronto deje el oficio
        Efectivamente, “La Unión” abre su página tercera del día 5, con las fotografías del reo y de su verdugo. Nos cuenta que a pesar de las reservas con que habían llevado los trámites, ellos sabían que el ejecutor llegaría la tarde del día 4 en el tren correo procedente de Madrid. Así fue, a la hora antes citada baja una pareja de la benemérita que acompañando a un hombre…, siendo conductor (portador) de una caja cuya visión interior nos llenó de tristeza. Comenta que el público al verlo entre la pareja de los guardias y abrazado a su nefasta caja intuyó de quién se trataba, formándose corrillos tanto en la estación como a la llegada a la puerta de la cárcel.
Este periódico dedica noticias, comentarios, reproduce cartas, artículos de opinión, relacionadas con nuestra historia, nada menos que en las páginas 3ª, 4ª y 5ª. Lo mismo en los días sucesivos hasta el 7 que se produce la ejecución.
El 7 de febrero “El Liberal” trae dos noticias contradictorias -se nota que las órdenes eran que no trascendiera nada de lo que se estaba preparando en la cárcel y parece que lo consiguieron- pues sale en la página 3 la opinión pesimista del señor Alcalde y del señor Rodríguez Jurado todavía en Madrid y en 4ª informa a los lectores que Rabazo entró en Capilla a las 2 de la tarde del día anterior, por lo que las gestiones que se estaban realizando en Madrid habían fracasado. Y lo que es peor dice: cuando este número llegue a poder de nuestros lectores, el reo habrá sido ejecutado.
Al parecer la censura no permitió que se diera la noticia antes, sino cuando ya la orden había sido cumplida y de forma muy escueta. Es más, en la página anterior había un lugar en blanco, que al parecer era la información que tenía preparada sobre la ejecución del reo Antonio Martínez Hernández (a) Rabazo, pero que le impidieron que saliera.
Sin embargo en otras provincias, si que la dan y de forma pormenorizada, como se verá continuación.

Repercusión del ajusticiamiento en el resto de España.
Hemos encontrado referencia sobre ejecución de Rabazo en muchas provincias españolas. Nos vamos a referir a las que lo tratan con más amplitud.
Como dijimos anteriormente, hay rotativos que burlan la censura y relatan el acontecimiento con todo lujo de detalles en algunos casos, pormenores morbosos y que vamos a prescindir para no herir la sensibilidad del lector.
“El Correo de la Mañana de Badajoz”, informa el día 6 de febrero (fechada el 5, pág.4ª) de todas las gestiones que se están haciendo para salvar la vida del reo Rabazo.
El día 7 (fechada el 7, pág. 4ª) también de forma exhaustiva da cuenta a sus lectores del proceso que antecedió a la entrada en capilla y ejecución:
Comienza por relatar el escrito del Abogado Defensor señor Rodríguez Jurado que había entregado al señor Fiscal solicitando el aplazamiento de la pena, ya que el condenado estaba loco como justificaba por la certificación de tres médicos especialistas en psiquiatría Doctores: Don José Romero, Don Juan Delgado Roig, Don Cristóbal Zaragoza. Después de un largo estudio por parte de la Sala Sentenciadora lo informa negativamente por lo que el proceso de cumplimiento de la pena de muerte no se puede aplazar y lo comunica a Madrid.
Sigue relatando los preparativos de la siguiente forma:
A las tres y media de la madrugada de ayer llegaron los hermanos de la Paz y Caridad para preparar la Capilla. Hoy entró en la Cárcel de guardia una sección del Regimiento de Granada número 34 al mando de un oficial.
Desde el mediodía de hoy (6) fuerzas de caballería de la Guardia Civil prestaran servicio de vigilancia en las inmediaciones de la cárcel.
Durante todo el día han estado circulando telegramas a Madrid pidiendo al Directorio el indulto de Rabazo.
El patíbulo será levantado en el llamado patio chico, donde en otras ocasiones fueron ejecutados otros reos.
El aparato lo trae el verdugo de Madrid, por lo que no se utilizarán los dos de la Audiencia de Sevilla.
Pocos minutos después de llegar el verdugo de Madrid don Casimiro Municio Agueda se recibió una orden del Presidente de la Audiencia disponiendo que quedase en la prisión hasta nueva orden.
El verdugo Municio fue el que realizó la última ejecución, que tuvo lugar en Lérida y después de Sevilla marchará a Jaén a realizar otra.
A la una de la tarde quedó constituida la Hermandad de la Caridad para realizar los preparativos pertinentes.
A las dos y media se reunieron nuevamente en el Hospital de la Caridad, desde donde salieron, como es costumbre a pedir limosna por el sufragio del que van a ajusticiar.
A las tres de la tarde se constituyó en la Audiencia el Tribunal Sentenciador integrado por el Presidente de la Sala de la Sección Primera señor Otero y los magistrados señores Suárez y Serrano.
Después se trasladaron a la sala de presos donde hicieron comparecer a Rabazo.
Este venía acompañado de dos empleados de la cárcel y dos alguaciles.
El Presidente leyó al reo la sentencia.
Rabazo quedó un poco parado con los ojos bajos y después exclamó:
- Lo sabía todo. Me lo figuraba, aunque no entiendo de estas cosas.
Se le preguntó que si quería copia y él contestó que sí y diciendo asimismo que no sabia firmar.
Se le entregó la copia, firmando como testigo los empleados de la Cárcel.
Rabazo pidió que le cambiaran los grilletes pues le apretaban y le molestaban.
Se accedió a su petición. Entonces se quitó la chaqueta que llevaba y pidió que se la devolviera a un compañero suyo de prisión llamado el Montañés, que se la había prestado.
Un empleado de la cárcel fue a cumplir el encargo, volviendo al poco rato otra vez con la chaqueta y diciendo a Rabazo que el Montañés había dicho que se la regalaba.
El Rabazo salió de la sala diciendo:
-Esto me tenía que suceder, pero me lo ocultaban porque me quieren.
Poco después entró Rabazo en capilla.
En el altar hay colocado un crucifijo y una Virgen de los Dolores.
Un hermano de la Caridad le puso un escapulario de la Virgen de los Dolores y Rabazo lo aceptó diciendo:
-Esta es la única Virgen que puede salvarme.
Hablando con un empleado de la Cárcel dijo Rabazo que ayer le sucedieron cosas muy extrañas que le hicieron presentir lo que hoy le iba suceder. Después como observara que le faltaba la gorra, dijo al mismo empleado
-Seguramente me la he dejado en el patio y algún compañero se la habrá guardado como recuerdo mío
El Rabazo pidió una taza de café que le fue dada. 

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