Por Eleuterio Díaz López
El cabo Primero de la G. Civil José Rebollo
Montiel, testigo presentado por el fiscal, relata lo sucedido desde que supo el
descubrimiento del delito.
(Como ya ha quedado anteriormente narrado no lo
repetimos)
Sigue contestando las preguntas del fiscal y da
conocer algunos datos que desconocidos hasta ahora:
Al ir a la casa del inculpado a detenerlo, la
esposa le manifiesta la ruina que suponía el acto cometido por su esposo y le
confesó el dinero que le había entregado.
Los guardias impidieron que el pueblo de Cazalla,
que se amotinó, lo linchara.
Relata la entrada en la sala de armas del cuartel
hincado de rodillas pidiendo perdón por su culpa; refirió con todo lujo de
detalle los crímenes cometidos y el lugar del monte donde escondió la blusa
manchada de sangre, la cual fue encontrada por los guardias. Afirmó que en
ningún momento fue objeto de malos tratos como puede atestiguar el Alcalde de
Guadalcanal que presenció el interrogatorio y declaración.
Comparecen varios testigos sin aportar nada nuevo
digno de interés. Se pasó luego a la lectura de los documentos: atestado de la Guardia Civil,
autopsia, declaración del testigo que fumó un cigarro con él en la puerta de la
casilla el día del crimen, prueba pericial de los doctores del reconocimiento
de las ropas manchadas de sangre lavadas y que eran de sangre humana
A la sesión tercera le ofrece el rotativo dos
páginas: una dedicada exclusivamente a dar su visión personal de lo que estaba
ocurriendo en la sala: las reacciones de Antonio Martínez (a) el Rabazo la
actuación del Fiscal y del Abogado Defensor.
Otra relata objetivamente y con detalle todo el
acontecer de la Tercera
Sesión al más puro estilo notarial.
En la primera comienza el periodista diciendo:
Hoy hemos ido a la Audiencia a ver el
tristemente célebre criminal, acusado de tres asesinatos.
Empieza el fiscal, señor Quirós, que no necesita
mucho para acumular cargos.
El Rabazo está entre los guardias y no parece
enterarse. Está el procesado bastante mejor de salud que cuando le vimos en la
cárcel de Cazalla en los días que fuimos a dicho pueblo para hacer información
del crimen de Teyssieres, cuya vista comenzará la semana próxima.
El Rabazo estaba entonces muy enfermo. Lo vimos
atado con una cadena a una gruesa barra al pie de un camastro y recordamos
haber dicho entonces que el criminal no llegaría al día de la causa. Hoy está
bastante mejor. La vida sedentaria de la cárcel le ha prestado. Su tipo sigue
siendo tan repulsivo como entonces –y conste estas líneas se escriben para que
supere la piedad si llegara (a) dictarse el terrible fallo que pesa sobre el
delincuente. Tiene el tipo del ser degenerado; la cabeza pequeñísima; el pelo
ralo, pelo de rata, clarísimo; su figura esmirriada, enclenque, no predispone a
su favor. El desgraciado nada tiene que agradecer a la naturaleza.
Está escuchando al fiscal y no le presta
atención. Reconcentrado, ensimismado pensando a caso en lo que se le viene encima,
echa la vista al suelo y se nos antoja que el pelo se le va encrespando más.
Cuando el fiscal termina su aplastante discurso,
acumulando cargos y cargos contra el procesado, el público rumorea
comprendiendo el regalito que le queda a la defensa, el señor Rodríguez Jurado,
que merece toda clase de elogios por haberse encargado de la defensa de “el
Rabazo” sin pertenecerle.
El joven abogado en la primera parte de su
informe ha estado habilísimo, y todo su talento lo ha puesto al servicio de ese
hombre temible, odiado por todos. Punto por punto va rebatiendo los cargos del
fiscal con elocuencia arrebatadora unas veces y con mucha fortuna siempre.
El público subraya muchos párrafos con muestras
de aprobación. Nosotros felicitamos al simpático joven, que tan a maravilla
está cumpliendo su humanitaria misión. Si tuviéramos nosotros que fallar lo
haríamos con la defensa, que no sabe ya a que apelar ni de qué hablar para iniciar
al Jurado en misericordia.
Si no triunfara el señor Rodríguez Jurado y de la Hera, para nosotros ha
triunfado en toda línea, porque hemos presenciado el debate.
El Rabazo escucha a su defensor atentamente, y a
veces creemos ver su ojo arrasados de lágrimas, si este tipo es capaz de
llorar. Sus ojos pequeños y hundidos están fijos largo rato en la persona o el
objeto que miran. Le sostenemos la mirada largo rato -veremos muchas noches
entre sueños, la cara de ese hombre- y podemos más que él. Ni una vez ha sonreído
ni su rostro se contrae. Está anonadado. No logra reanimarse ni con las frases
que va escuchando de su defensor, que toca todos los resortes a la piedad. Sólo
cuando el señor Rodríguez Jurado y de la Hera demostraba que el Rabazo jamás pegó a su
madre, se le vio asomar una tenue sonrisa a su cara inexpresiva, fría, de
idiota.
La Presidencia suspendió el acto para
continuarlo por la tarde .Desfiló el público. Muchos jóvenes amigos felicitaron
al defensor.
La G.
Civil se hizo cargo del “Rabazo” a quien preguntamos al atravesar la
barra:
-¿Vas más tranquilo?
“Rabazo” nos mira atentamente y no nos contesta.
Hace un mohín que se nos antoja, más que sonrisa, desdén y sigue a sus
guardianes.
¡Dios quiera que el perdón nos evite un día de luto en Sevilla!
En la segunda deja constancia de lo que expone
cada parte: la acusadora y la defensora. Solamente vamos a consignar aquellos
argumentos y datos que no han quedado reflejados con anterioridad.
Al comienzo de la sesión el Abogado pide el
aplazamiento por la ausencia del testigo, el médico de Guadalcanal, don Antonio
Martínez, pero no se suspende El Fiscal elogia el atestado de la G. Civil, destaca la
labor del cabo de Alanís por haber encontrado, obtenido la confesión y a la
vez, salvando la vida del amotinamiento popular, al encausado. Hizo notar como
pruebas importantes el encuentro de la blusa en lo abrupto del monte, el
hallazgo de la petaca del Rabazo cerca del cadáver de Carolina, las manchas de
sangre del cuerpo. Sostienen que el Rabazo fue a la casilla a robarla y
asesinarla. A las niñas las mata para que no le delaten. Rebate la presunta
locura del Rabazo por los informes de los doctores Lupiáñez y Peñalosa. Refuta
que es robo y no hurto con argumentos convincentes. Solicita un veredicto de
acuerdo con sus conclusiones: pena de muerte.
La
Defensa intenta convencer al Jurado con palabras que le muevan a la misericordia.
Expresa su bisoñez en el campo de la abogacía, y cita al sumario como verdadero
documento y las verdaderas pruebas son las que se practican en el juicio. Cita
un caso, crimen del cortijo el Gallego. Se confiesa autor ante la Guardia Civil y
Juzgado, pero cuando llega el sumario a la Audiencia y en el juicio, se presenta una
denuncia de los verdaderos autores del delito. La confesión que el Rabazo hace
ante la G. Civil
es la de un loco. Niega que el Rabazo haya dicho donde se encuentra la blusa en
el monte. Y rebate que la sangre en la ropa interior sea sangre de las
víctimas, ya que el informe afirma que es sangre humana, sin determinar a quien
perteneciere. Por otro lado duda pudiera atravesar un pantalón de pana. Afirma
que la sangre era producto de una hemorragia nasal de cuando se quiso
arreglarse su hernia inguinal en el monte.
Pasa a analizar la prueba pericial afirmando que
el encausado es un epiléptico y a consecuencia de esta enfermedad padece
amnesia. Y que en el caso que se imputara el delito lo habría cometido en el
ataque de epilepsia.
El Doctor Bernáldez afirmó que en el procesado
estima una característica de la epilepsia cual es la falta de contracción de la
pupila en presencia de la luz, afirmación que no rebatió ninguno de los dos
técnicos. Y continúo insistiendo que es característica la ferocidad
característica en los actos realizados por los epilépticos, ferocidad que se
revela en todos los detalles que se le imputan al Rabazo, afirmación ésta que
tampoco ha sido rebatida por otros peritos.
Que el señor Lupiáñez ha sostenido, sin
demostrarlo, que es un loco simulado, que su anestesia moral es fingida. Y que
el mismo señor Lupiáñez en conversación sostenida con el Defensor anteriormente
y fuera del acto había reconocido que el Rabazo es un loco moral. Continúa con
lo mismo expresado en la
Sesión Primera.
Rabazo condenado a muerte, 2 de diciembre de 1922.
El presidente de la sección primera de la Audiencia, señor Otero
hace un resumen muy conciso y elocuente.
Analiza las pruebas documentales y testifícales.
Recomienda al Jurado al contestar a la preguntas del veredicto, se atenga a lo
que en el sumario se recoge y obren en justicia.
El veredicto consta de 17 preguntas que después
de deliberadas son contestadas una vez reanudada la vista, en sentido
afirmativo todas las preguntas de cargo y negativamente las que se refieren a
si hubo provocación por parte de la víctima.
El Tribunal de Derecho dictó sentencia de acuerdo
con la petición del Fiscal, señor Quirós: Pena de muerte y en caso de indulto
la inhabilitación perpetua y el pago de diez mil pesetas como indemnización.
El público oyó la sentencia en un profundo
silencio.
El Rabazo no parecía enterarse de nada. Miraba
absorto a las personas que se le acercaban con cara de estúpido, de idiota.
Actitud que no ha variado en todas las sesiones de la vista de su causa.
El periodista recoge la opinión de un
jurisconsulto sin decir su nombre:
-Ese hombre es un ser degenerado, un idiota que ni sintió lo que
hizo, ni ahora se preocupa de lo que puede sucederle. No me atrevo a decir un
irresponsable, pero no es un cínico.
Varias personas se le acercaron y le dijeron que
no perdiera las esperanzas porque Sevilla haría todo lo necesario para que
impedir que se llevara a cabo la sentencia. El reo en voz baja y sin darle
importancia dijo:
-¿En qué ha quedado todo esto?
Se le dio a conocer el terrible fallo y Rabazo
sin inmutarse, sin mover un músculo de su cara, sin mostrar una mínima preocupación,
replicó:
-Me quedo igual que antes
Y siguió a los guardias que le condujeron al
coche.
Todos los que contemplaron la escenas comentaban
parece que no se ha enterado de nada, que no ha llegado a comprender el fallo
del Jurado... Muchas personas le hablaron de la petición del indulto y no
muestra ni agradecimiento, ni contrariedad por el fallo. El abogado defensor si
mostró su descontento, disgusto y decepción por no haber podido conseguir algo
de lo que pedía.
La prensa, ese día, se comprometió a defender
desde sus columnas la petición del indulto ofreciéndose al abogado, señor
Rodríguez Jurado y de la Hera,
en lo que pudiera considerar oportuno, y creo que lo cumplió con creces, como
queda reflejado en todas las líneas de este trabajo.
Colofón
Como final de esta historia no puedo por menos
dejar constancia de mi gratitud a don José M. Álvarez Blanco que al pedirme que
realizara este trabajo de investigación, me ha permitido mostrar mi
agradecimiento al pueblo de Guadalcanal que me acogió como uno más de sus
hijos, abriéndome la puerta de su amistad y consideración .
A Plácido Cote Rivero por sus gestiones y
generosidad en facilitarme algunas fotografías
Joaquín Silvestre Prieto que con su escrito de
20.09.2006, me ayudó a encontrar el día de los asesinatos.
Comencé mis indagaciones en el mes de abril de
2006 y terminé de escribirla el 2 de abril del 2007
Documentos
consultados
Diario
“El Liberal” edición de Sevilla Propiedad de la Hemeroteca Municipal
de Sevilla, números:
7017,
7018, 7020, 7023. Ejemplares de los días: 30/11/1922, 01/12/1922, 02/12/1922, 03/12/1922, 23/11/1923,
23/01/1924, 24/01/1924, 25/01/1924, 26/01/1924, 31/01/1924, 02/02/1924,
03/01/1924, 04/02/1924,05/02/1924,
06/02/1924, 07/02/1924.
“Diario
La Unión” Propiedad de la Hemeroteca Municipal
de Sevilla, Ejemplares de los días:
02/02/1924, 03/01/1924, 04/02/1924,
05/02/1924, 06/02/1924, 07/02/1924.
“El
Correo de la Mañana”
de Badajoz. Biblioteca
Virtual de Prensa Histórica. Ministerio
de Cultura. Biblioteca Estatal en Badajoz. Ejemplares de los días: 06/02/1924. Pág. 4ª, 07/02/1924 Pág. 4ª, 08/02/1924 Pág. 1ª. 05/06/1920. Página 3ª
“El
Noticiario Gaditano”. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. Ministerio de Cultura. Biblioteca Estatal
en Cádiz. Ejemplares día: 07 /02/ 1924, Pág. 3ª, 05/12/1922. Pág. 3ª;
“La Prensa Astur” de Gijón. Biblioteca Municipal de Gijón.
Ejemplares días: 07/02/1924 página 5ª, 08/02/1924 página 5ª
“Diario
de Almería”. Biblioteca
Virtual de Prensa Histórica. Ministerio de Cultura. Biblioteca Estatal en Almería.
Ejemplares días: 08/02/1924, pág.2ª; 03/12/1922. Pág. 2ª, 05/06/1920. Pág. 2ª
“Crónica
Meridional”.
Biblioteca
Virtual de Prensa Histórica. Ministerio de Cultura. Biblioteca Estatal en
Almería. Ejemplares días: 08/02/1924;
.Pág. 6ª, 03/12/1922, Pág. 6ª; 05/06/1920, Pág. 6ª
“La Independencia”. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
Ministerio de Cultura. Biblioteca Estatal en Almería. Ejemplar día: 07/02/1924. Pág. 2, 08/02/1924.
Pág. 2
“El
Día de Palencia” Ejemplar día: 07/02/1924. Pág. 3ª