martes, 14 de mayo de 2013

Notas histórico – artísticas en torno a la ermita de San Benito - 5


               Por Salvador Hernández González 
               Revista Guadalcanal año 2005
Un nuevo intento de revitalización de la ermita de San Benito se produjo a finales de la centuria por medio de la fundación, el 24 de marzo de 1886, de una cofradía con el título de la Divina Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, a la que se hallaba vinculada la imagen del Cristo de la Humildad (Señor sentado en la Peña), hoy venerada por la Hermandad del Costalero en la parroquia de Santa María de la Asunción. Igualmente esta ermita fue la primera sede canónica de la Hermandad del Santísimo Cristo de las Aguas, también conocida como la de las Tres Horas, fundada en 1867, desde donde hacía estación de penitencia el Domingo de Ramos para retornar a ella el Domingo de Resurrección . Esta revitalización devocional se mantendría hasta ya entrado el siglo XX. Como recuerda Gordón Bernabé, “hasta los años veinte se venía de romería a esta ermita. Se recogía el 21 de marzo al Señor sentado en la Peña y a la Virgen de los Dolores y se llevaban a la iglesia de Santa María, y regresaban el Domingo de Resurrección “  . Un inventario redactado en 1924 por el párroco Don Pedro Carballo recoge la existencia de cuatro altares  . En el mayor se veneraba las imágenes de la Asunción, Santa Eusebia y Santa Macrina. Los tres restantes eran los de San Pedro, Cristo de la Humildad y Paciencia y Virgen de los Dolores (acompañados por las efigies de Santa Águeda y Santa Lucía) y el de San Antonio Abad, en el que se veneraba también una pequeña imagen de la Virgen del Rosario. Saqueado su patrimonio en los sucesos de 1936, acabó siendo desacralizada y vendida el 11 de abril de 1977 a Antonio Fontán Pérez . Finalmente señalaremos que por resolución de 12 de diciembre de 1996 de la Dirección General de Bienes Culturales se inscribe el edificio de que tratamos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

3. El patrimonio artístico: valores arquitectónicos de la ermita de San Benito.

De resultas de este cúmulo de vicisitudes históricas, la ermita de San Benito nos ha llegado desprovista de su patrimonio mobiliario, por lo que sólo nos podemos referir aquí a sus valores arquitectónicos, como expresiva muestra de la combinación de elementos de diversos estilos y cronología. Ya nos hemos referido, al hilo de las noticias documentales de los siglos XV y XVI, a la tipología del edificio, que constituye un buen ejemplo de aquellas ermitas mudéjares medievales que todavía hoy se reparten por las sierras de Sevilla, Huelva y Córdoba, todas bajo el denominador común de pertenecer al modelo ya citado de iglesias de arcos transversales, que la historiografía artística considera como distintivo de Sierra Morena. En el caso de San Benito de Guadalcanal tal esquema ha quedado totalmente desvirtuado a consecuencia de las profundas intervenciones acometidas en época barroca. Tales transformaciones, hasta el momento sin documentar ni en su autoría ni en su cronología, aunque Hernández Díaz y Sancho Corbacho las relacionan, por su composición y elementos, con la ermita de Guaditoca, son las responsables de la actual impronta estética del edificio, en el que algunos de los elementos de la primitiva construcción medieval conviven en sugerente simbiosis con los añadidos barrocos.

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