lunes, 15 de abril de 2013

El patrimonio monumental de Guadalcanal - 6


a través de la Historiografía artística: Aproximación bibliográfica
                              Salvador Hernández González
                               Revista de Guadalcanal año 2004
        En la misma línea de aportación documental y desde publicaciones de la vecina Extremadura nos llegan referencias sobre algunas piezas artísticas ejecutadas para Guadalcanal por los artífices activos en aquella región y todas ya inexistentes, como el retablo pintado para la capilla mayor de la iglesia de San Sebastián entre 1514 y 1515 por Antonio de Madrid; la imagen titular del mismo templo, esculpida por Juan de Valencia entre 1565 y 1566; o el retablo mayor de la parroquia de Santa Ana contratado en 1571 con el escultor Antonio Florentín .
            Volviendo a los años de comienzos del siglo XX, éstos contemplan un primer ensayo de guía artística provincial, por parte de Manuel Serrano Ortega, quien en su Guía de los monumentos históricos y artísticos de los pueblos de la provincia de Sevilla nos dejó una visión panorámica pero excesivamente superficial e incompleta de nuestros monumentos:
            “Posee tres templos parroquiales, Santa María de la Asunción, Santa Ana y San Sebastián, siendo el primero muy notable por su época. Venérase en el primero la antiquísima imagen de la Virgen con el título de Guaditoca, del lugar donde tuvo erigida ermita, que debió ser morabito arábigo. La imagen a causa de los toques y repintes que ha sufrido en distintas restauraciones ha perdido todo su carácter de época“.
            Ya en la década de los treinta, las repercusiones que la tragedia de la Guerra Civil tuvo en el patrimonio artístico de Guadalcanal fueron analizadas por Hernández Díaz y Sancho Corbacho, quienes al evaluar las pérdidas y daños de obras de arte sufridas por los templos, nos dejan en su texto la que podemos considerar como primera descripción científica de dichos edificios, donde se analiza su planta, alzados, soportes, cubiertas y elementos decorativos, al tiempo que se apunta su cronología y filiación estilística y se incluyen reproducciones fotográficas (procedentes del riquísimo fondo de la Fototeca del Laboratorio de Arte de la Universidad Hispalense, recientemente digitalizado para salvarlo de su segura pérdida y ya consultable a través de Internet) de algunas de las obras destruidas o destrozadas, como es el caso, en la iglesia de Santa María, del retablo mayor y el de San José, las imágenes de San Francisco y del Cristo atado a la Columna, y algunas piezas de orfebrería; el San José que se veneraba en la iglesia de San Vicente; el Crucifijo de marfil y una pintura en tabla de la iglesia de Santa Ana; y los retablos mayores de las iglesias de San Sebastián y del Espíritu Santo.
            Ya en la postguerra y por parte de los mismos autores – junto con Francisco Collantes de Terán – se acomete un gran proyecto historiográfico sobre el patrimonio provincial, que por desgracia quedó inconcluso sin haber llegado siquiera a su mitad. Nos referimos al monumental Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla, modélico por su aporte de obras, noticias documentales, juicios estilísticos y material gráfico. Al seguir una ordenación alfabética por localidades, el texto de Guadalcanal fue de los últimos en aparecer, concretamente en 1953, dejándonos en sus páginas, junto con una breve síntesis histórica de la localidad, el estudio de sus monumentos. Así, se reseñan la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción (de la que destacan su interés arquitectónico en virtud de la combinación de elementos de diferente época y estilo), iglesias de Santa Ana (subrayando el interés de su torre y la decoración de azulejería del interior del templo), San Sebastián (interesante modelo del tipo de iglesias mudéjares propias de la Sierra), Espíritu Santo (con retablo mayor de interés), Concepción, San Vicente, y los restos de los antiguos hospitales de la Caridad y del Milagro, los vestigios del convento de Santa Clara, prosiguiendo con la descripción de las ermitas de San Benito, Cristo de la Salud y Nuestra Señora de Guaditoca, para llegar a la reseña de los restos de diversas fortificaciones, como el arco de herradura – hoy puerta de la sacristía de la parroquia de Santa María – que formó parte del alcázar musulmán de Guadalcanal y otros castillos que hubo dispersos por el término municipal, como los del Castillejo, Valjondo, La Ventosilla, Portichuelo y La Atalaya. Tan exhaustivo balance del patrimonio finaliza con el análisis de una muestra de arquitectura civil medieval tan excepcional como es la Almona y con la cita de las obras de arte que entonces poseían los herederos de Adelardo López de Ayala, integradas fundamentalmente por esculturas en marfil y pinturas de los siglos XVI y XVII .
            Tan básica fue la aportación de este Catálogo que sus descripciones y análisis han sido recogidos y seguidos prácticamente al pie de la letra durante décadas, ante la falta de una obra que lo pusiese al día incorporando los avances de la investigación histórico – artística. En este sentido, en diversas publicaciones, como por ejemplo la Guía artística ilustrada de Sevilla y su provincia de Antonio Casado Sellas de 1950 o la obra de Jerónimo Pou Díaz, Sevilla a través de sus pueblos, publicada en 1971, se extracta lo dicho por Hernández Díaz, Sancho Corbacho y Collantes de Terán.
            Habrá que esperar a comienzos de la década de los ochenta para que la Guía artística de Sevilla y su provincia auspiciada por la Diputación Provincial actualice y complete el inconcluso Catálogo arqueológico y artístico a la luz de las últimas aportaciones de la historiografía. Las descripciones de la Guía, algo más concisas que las de su antecesor, ganan en agilidad de lectura y en precisión a la hora de inventariar las piezas lo que pierden en aparato crítico de notas, mapas, planos y reproducciones fotográficas, que le daban al Catálogo un tono algo retórico y solemne muy en consonancia con los planteamientos de los historiadores de la postguerra. En el texto dedicado a Guadalcanal se aborda el estudio de la parroquia de Santa María, iglesia de Santa Ana, iglesia del convento del Espíritu Santo, ermita de Nuestra Señora de Guaditoca, antigua iglesia de San Sebastián, iglesia de la Concepción, portada del antiguo Hospital del Milagro y antigua iglesia de San Vicente. El mismo texto de la Guía se reprodujo, con escasas variantes en el Inventario artístico de Sevilla y su provincia, publicado por el Ministerio de Cultura entre 1982 y 1985 y que gozó de mucha menor difusión que la obra de la Diputación Provincial.
            Al igual que le ocurrió al Catálogo arqueológico y artístico, el texto de la Guía será ampliamente seguido por la amplia y variopinta gama de guías tanto locales como turísticas y de viajes nacidas al calor del turismo rural de las últimas décadas y de los fastos de la Expo 92, que al proponer al visitante recorridos por la provincia de Sevilla incluyen obviamente el de nuestra Sierra Norte, recomendándose, para el caso de Guadalcanal, la visita a sus distintos templos.
            En la misma línea de difusión y puesta en valor del patrimonio local se incluyen nuestros propios trabajos recogidos en diversos números de la Revista de fiestas de Guadalcanal, en los que a la luz de la bibliografía que estamos comentando revisamos el estado de la cuestión y trazamos una visión panorámica del devenir de algunos de los templos desde sus orígenes hasta la actualidad, aportaciones a las que en su lugar nos referiremos.


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