miércoles, 30 de enero de 2013

LA IGLESIA DE LA CONCEPCIÓN DE GUADALCANAL, LA CATEDRAL DE LA ALMUDENA DE MADRID Y EL DICTAMEN DE UN ARQUITECTO FAMOSO (2 de 2)


Por José Mª Álvarez Blanco

Al lector no versado en los entresijos del mundo de los académicos le parecerá en principio sorprendente que un dictamen como el anterior, aparezca en una publicación de una sociedad dedicada específicamente a la Historia y no a las Bellas Artes, que, como es sabido, tiene su propia institución denominada Academia de Bellas Artes de San Fernando. Sin embargo, es usual que las Academias no solamente reciban en su seno a los especialistas en su disciplina, sino también, aunque minoritariamente, a profesionales prestigiosos en otros campos relacionados.

Como me ha llamado la atención la circunstancia anterior, he podido comprobar que el arquitecto Fernando Chueca Goitia[1] (Madrid 1911-2004), ingresó primero en la Academia de la Historia, concretamente en 1966, y posteriormente, en 1973, en la de Bellas Artes de San Fernando.

En cuanto a los valores puramente arquitectónicos de la modesta iglesia de nuestra villa, el dictamen del Sr. Chueca no fue muy halagüeño que digamos y menos indulgente aún es el calificativo que aplicó a sus colegas del Colegio de Arquitectos de Andalucía Oriental y Badajoz que remitieron su dictamen a la Academia de la Historia. Como es sabido Don Fernando Chueca es autor, aunque solo en parte, de la Catedral de la Almudena de Madrid, cuya construcción ─desde su comienzo en 1883 con planos de Francisco de Cubas, interrupciones de sus obras en cuya dirección se sucedieron Miguel Olabarría, Enrique Mª Repullés y Juan Moya, y finalmente ganadores del concurso  convocado al efecto el citado Fernando Chueca y Carlos Sidro─ se prolongó durante 90 años, hasta su finalización e inauguración en 1993 por el papa Juan Pablo II en su cuarto viaje a España. El edificio enclavado frente al Palacio de Oriente presenta una mezcla de estilos tanto arquitectónicos como decorativos, y como sucede con la fiesta de los toros suscita una marcada división de opiniones, que van desde el elogio más encendido hasta términos tan descalificadores como pastiche o bodrio. Respecto a estos últimos constatamos pues, que aunque no responsable de la totalidad de la obra, el arquitecto Chueca, como todo aquel que expone su obra a la consideración del público recibió calificativos, en su cuota parte, tan poco halagadores como los que en 1986 dedicó al arquitecto sevillano que informó sobre la Iglesia de la Concepción de Guadalcanal.

No deja de llamarme la atención la mención que el citado informe hace de la pila bautismal y los azulejos del frontal del altar mayor. Respecto a la primera, si mal no recuerdo, protagonizado por un cura de infausto recuerdo, hubo un intento de venta a un anticuario, impedido –repito que si la memoria no me falla─ por entre otros Manuel López Blandez y Rafael Torrado Aguión que siempre fueron celosos defensores del patrimonio artístico de la villa. La pila bautismal –que era de la iglesia de San Sebastián- acabó en la ermita de San Benito y que los azulejos del altar mayor fueron desmontados y –creo- que vendidos. Como el paso del tiempo es inexorable, dentro de poco habrá que emprender una nueva acción reparadora para evitar su hundimiento, para la que soy pesimista debido a que el mecenas no sea una especie presente en nuestro ecosistema y que la escasez de recursos de las arcas públicas parece que va para largo.

José María Álvarez Blanco
Madrid, enero de 2013




[1] El lector interesado puede consultar la biografía de F. Chueca Goitia en Wikipedia y ver la entrevista que su amigo el filósofo Julián Marías le hizo en su casa sevillana del barrio de Santa Cruz en el 18 de enero de 1982, en http://www.rtve.es/alacarta/videos/personajes-en-el-archivo-de-rtve/julian-marias-entrevista-fernando-chueca-goitia-casa-sevilla/1112294/

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