Torre de la iglesia de Santa Marta, desde la calle San Claudio |
Aprovechando que estamos disfrutando de unos días de
descanso en Benazolve, pueblo donde nació mi esposa, queremos hacerles llegar
una muestra de las diferentes calles y paisajes, con que cuenta el mismo.
Arroyo del Prado |
Esta localidad pertenece al municipio de Ardón, en la
comarca de Tierra de León, provincia de León, en la comunidad autónoma de
Castilla y León.
Está situado sobre el arroyo del Prado, afluente del río
Esla por su margen derecha.
Antiguas y nuevas viviendas conviven en la actualidad |
Los terrenos de Benazolve limitan con los de Ardón,
Villavidel y Campo de Villavidel al noreste, Cabreros del Río al este,
Villalobar al sureste, Villacalbiel, San Esteban de Villacalbiel y Villibañe al
suroeste, Vallejo y Villagallegos al oeste y Valdevimbre y Farballes al
noroeste. Está situada a 785 metros de altitud y actualmente tiene sesenta y un
vecino.
Vivienda en la calle de la Escuela |
Quien mejor que el escritor y profesor leonés José Luis
Gavilanes Laso, para explicarles como es Benazolve:
Camino de la Fuente |
En Benazolve no hay tren, ni proyecto de tranvía (como
quieren en León los chicos de la alcaldía), ni pregón, ni filandón, ni tonto al
rayar el día, ni matrona cuando al niño la cigüeña lo traía, con hogaza bajo el
pico o con la bolsa vacía, ni trillos, ni segadores, bueyes ni caballería, ni
grano que almacenar en sobrado, cuando había, ni quintos que sortear cual bolas
de lotería, ni rueca de buen tejer, ni el figón, ni la herrería, ni tolva para
moler, ni nieva como solía...
Frontón de Benazolve |
Típica casa en la calle Valdevimbre |
Como plumas en las aves, mudan los tiempos, los
días, y también las voluntades, aunque, por desgracia, no, violencias y
fechorías entre los pobres mortales.
Casa restaurada en la calle San Claudio |
Allá, por el siglo X, en el tiempo de Almanzor, llegó aquí
la morería, destruyendo por doquier y haciendo enorme sangría, con fiereza,
intrepidez, alfanje y algarabía, dando a Benazolve nombre, que es mora
etimología. Su sentido corresponde a la dureza del hombre que en estos campos
vivía, en perfecta analogía con lo recio de la tierra: dura, escarpada, bravía,
plena de arcilla y de piedra.
Fachada restaurada de casa antigua |
Y dicen que hasta un harén en esta aldea existía,
aunque no se sabe bien, donde el sultán lo tenía, con moras a tutiplén, que
previa a su madurez el moro las digería con lujuriosa avidez, al compás de los
rabeles, dulzainas y chirimías y aporreos de tambor después de mil correrías
por la ribera de Ardón y otra villa, al mediodía, que por su mucho dolor,
llamaron Villaquejida.
Iglesia de Santa Marta |
Hubo judíos también, aunque muy pocas judías, porque
insaciables las hambres por las plagas y sequías, a falta de otros manjares las
gentes se las comían. Repuesta la clerecía, advino de sopetón una peste muy
extendida, que era cólera de Dios por pecado en demasía.
La Fuente |
A modo de exculpación,
como el hambre persistía, sin otra degustación, el pueblo santas comía:
Margaritas, Azucenas, Martas, Dulces, Rosalías y en especial Magdalenas cocidas
en la abadía, junto al Esla, por Ardón; y de tal forma engullían que ver era
bendición cómo se satisfacían. Según, pues, la tradición, las magdalenas,
judías y moras principalmente, por antaño y todavía, son el plato preferente,
tanto a las gentes de aquí como en aldeas vecinas.
Casa y escudo de los Isla |
Fuente de El Caño |
No hay grandes corriente, ni pantano de importancia, pero hay agua excelente que mana con abundancia, y desde Oriente, Occidente (y hasta dicen que de Francia) a recogerla aquí vienen sin importar la distancia.
Al fondo la torre de la iglesia de Santa Marta, en la calle Real |
Tampoco hay campo de golf, ocio de la burguesía, ni urbanismo alrededor,
negocio de plusvalía. Pero al saber que aquí había musulmana tradición, vino de
la morería un libanés de ambición, pues del Líbano venía, y, si nada construyó,
sí agrandó su economía, por comprar la tierra a dos lo que mucho más valía, ¡a
Yunes castigue Dios, o Alá por tal fechoría!
Calle del Caño y Villalobar |
Hay prados para pacer y cuevas con gran frescura para yantar
y beber cuando la calor apura, y muchos días de sol y también buena sombría, y
un arroyo retozón moderado en las crecidas, que nunca pierde el rumor de sus
aguas cristalinas, incluso por la Asunción en años de gran sequía.
Cueva donde se conserva el vino con cestos para traer la uva |
Mas, no ha
querido el Señor darle berros ni pamplinas, ni peces he visto yo, sólo ranas en
la arena, dándole coro al rumor con sus cantos de sirena, cuando invitan al
amor en noches de luna llena.
Cúpula de la cueva |
Hay templo para rezar y liberar el pecado, mayoritariamente
venial, y un sacerdote importado viniendo para ejercer oficio dominical u otro
sagrado quehacer para ser administrado con licencia episcopal. De descanso y de
reunión y ejerciendo como bar, tiene la aldea un local denominado El Peñón,
Bar de la Asociación El Peñón, a la derecha el consultorio médico |
que, si bien, no baña el mar, cual Gomera o Gibraltar, tiene juego y diversión
para solaz expansión después del duro bregar. Y si no hay satisfacción, se
parte a Villalobar, amada con devoción por ser villa fraternal. O a
Valdevimbre, mejor, pues en la cueva de un cura dan vino con comunión, buen
servicio sin usura, y si en la degustación sobrepasas en hartura y falleces de
atracón, es gratis la sepultura y gastos de inhumación.
No hay copioso vecindario, mas vense con lucidez algunos
nonagenarios e incluso de más de cien. Ni edificio de valía, pero sí gente de
bien, barrio de abajo y de arriba, pequeña ermita
Ermita de El Cristo |
también y un escudo de
hidalguía con flor de lis y lunel.
Casa y escudo de la familia Ordas |
Es el culto a Santa Marta, dulce hermana de
María, cuyos atributos son la escoba y el cucharón, sujetando con cadenas la
cabeza del dragón, la que a Benazolve da muy extendida nombradía, cuando a
finales de julio se festeja cuatro días, con escabeche, con queso, vino, baile
y alegría.
Y ya, como colofón, pues ya es hora de acabar, homenaje y
oración por un hombre quiero dar, con todo mi corazón, vecino de este lugar.
Siendo viudo y jornalero, con prole que alimentar, en Puente Castro mataron los
que en civil guerra juzgaron quién debía de vivir o había que fusilar.
Calle San Claudio, donde conviven las nuevas y viejas viviendas |
Dicen
que ofendió a la Iglesia o agravió a la autoridad, infracciones que hoy en día
son sólo de lamentar. Y si de cristianos vamos tan a menudo al altar, por amor
de Dios, hermanos, debemos de perdonar. Si a los delitos de sangre no se debe
muerte dar, menos son los de palabra la causa para matar. Han pasado ya los
tiempos de ver, oír y callar.
Antigua casa del Cura |
Quiera Dios se hayan perdido, quiera Dios no
vuelvan más. Sólo al final de los días, Él nos habrá de juzgar, con la gloria
para siempre o la nada, nada más. Que el infierno ya es la vida, si a ella has
venido a parar.